Descubriendo...
Bersabeth Azabay Ortíz
LOS PASTORES
“A tus plantas oh público indulgente,
hoy nos tienen unidos esperando.
Que te sirvas ser dignos dispensando,
los recuerdos que vais a hacer.”
Así comenzaban a cantar LOS PASTORES para acostar al Niño Dios en los años 1600 por los hermanos agustinos que invitaban a la devoción hacia el Dios hecho
niño en Chilpancingo y en varios poblados de nuestro estado de Guerrero.“A tus plantas oh público indulgente,
hoy nos tienen unidos esperando.
Que te sirvas ser dignos dispensando,
los recuerdos que vais a hacer.”
Así comenzaban a cantar LOS PASTORES para acostar al Niño Dios en los años 1600 por los hermanos agustinos que invitaban a la devoción hacia el Dios hecho
Id, pues, pastores a adorad
al que Simón ver deseaba,
al que Adonais se llamaba
y ahora se llama Jesús.
¿Cuán grande sería el fervor de las pastorelas?, que el literato Ignacio Manuel Altamirano dejó plasmados algunos cánticos en su novela Navidad en las Montañas.
Sacerdotes y fieles conservarían la tradición de los pastores hasta los años 1960, ensayando a niños y niñas felices y ansiosas de participar en dicha pastorela, vestiditas de blanco sonando un báculo con cascabeles, ah y quien se aprendiera el dialogo y el cántico primero ganaba el derecho de ser el personaje que elegían, la Gila, la Gitana, el Ángel, la Virgen…
Los niños no se quedaban atrás vestiditos con una camisa azul y un pantalón corto, más parecido a un calzón blanco con resorte en la cintura y en las rodillas que hacia resaltar más su participación en los diversos personajes como el Bartolo, el Viejo, el Ermitaño, el Bato, etcétera.
Señoras fervorosas como las hermanas Carmen, Irene y Amalia Organista, llenas de entusiasmo vigilaban hasta el mínimo detalle preparando a LOS PASTORES para adorar al niño en la Iglesia de San Mateo y en la Iglesia de la Asunción de María y que al ser de mucho agrado escuchar los pastorcitos los llamaban para todos lados, casas e iglesias.
La salud de las hermanas mermó la tradición, nadie se ocupó y han quedado en el olvido las adoraciones y los cánticos al niño Dios que cada 24 de Diciembre se hacían y el murmullo de aquel festejo paseara cual fantasma. Ya no se canta, ya no hay ternura, dulzura que inspiraran los pastorcitos a la unión familiar, encendidos de fe y amor provenidos del Dios humanado.
“Aromas se quemen”… nuevamente, “a la rorro niño”, que se escuchen cantar, que vuelvan a oírse voces infantiles que la pastorela esperando está…
Pastores venid, venid,
Veréis lo que no habéis visto
En el Portal de Belén
El nacimiento de Cristo.
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