martes, 3 de octubre de 2017

COLUMNA

COSMOS
Héctor Contreras Organista
LEOPOLDO CONTRERAS MORALES
-Operador de Maquinaria Pesada-

Don Leopoldo Contreras Morales, nació en la ciudad de Chilpancingo, Guerrero, el 15 de noviembre de 1923, en el Barrio de San Mateo.
Sus padres fueron doña Ramona Morales Piélago y don Cruz Contreras Valadez, capitán revolucionario quien luchó a las órdenes del general Julián Blanco, en el centro del estado y en las costas de Guerrero.
Al igual que sus hermanos Arturo, Genaro, Sara, María, Lucía, Elena y Roberto, desde la infancia y dada la pobreza de la familia, se dedicaron a trabajar en lo que se pudo. Fue alumno, como todos sus hermanos, de la Escuela Primaria “Lauro Aguirre”, de Chilpancingo, del barrio de San Mateo.
En esa época estaban haciéndose caminos por casi todo el estado y fue así que quien comenzó a trabajar en esas tareas fue don Cruz Contreras Valadez. Al terminar el
conflicto armado, ingresó a las primeras compañías constructoras de carreteras como “poblador”, es decir, como especialista en colocar cartuchos de pólvora para dinamitar los cerros y abrir así las vías para que pasara la carretera.
Fue su trabajo de muy alto riesgo, por ello don Cruz Contreras Valadez fue un hombre muy conocido y reconocido, y se dice que cuando con los amigos y compañeros de trabajo llegaba a alguna cantina, le cabía decir con orgullo: “Ya llegó el tejón”, apodo que heredaron los hijos, y particularmente don Leopoldo,  quien así le llamaron por años sus compañeros camineros hasta que en 1966, estando trabajando en la autopista México-Querétaro, sus amigos abreviaron el apodo y solamente le decían “El tejas”, apócope, en este caso, de Tejón.
Al igual que su hermano Roberto, don Leopoldo, muy temprano, abandonó la casa paterna y se fue a trabajar a la construcción de caminos que comenzaron a hacerse desde varios puntos del centro del estado de Guerrero hacia la región de la sierra.
Fue en esas primeras incursiones donde observó desde su quehacer que ejecutaba a pico y pala, que pesadas máquinas traídas del extranjero hacían los cortes de caminos más rápidos, y la destreza de los primeros operadores le llamó la atención.
Por su carácter de hombre responsable, lleno de vitalidad y de amabilidad y en ocasiones de ocurrencias y de bromas, se hizo amigo de los operadores quienes le mostraron cómo manejar y trabajar esos potentes motores.
La habilidad para manejar esos novedosos y potentes “Buldoser”, hizo que pronto los ingenieros responsables de las obras se fijaran en el joven Leopoldo, y fue así que inició su peregrinar por diversos puntos de la república mexicana, abriendo caminos, construyendo puentes, abriendo brechas, aeropuertos, edificando hoteles o dragando ríos y pantanos.
Esa actividad lo alejó casi de forma total de su tierra Chilpancingo, a la que regresaba con cierta periodicidad, solamente para estar con su señora madre por unas horas, saludar al resto de la familia y amigos y regresar a sus centros de trabajo, en algún punto de la república, para continuar su fatigosa tarea.
Alguna ocasión en una charla familiar se oyó decir que era padre de unos muchachos que nacieron en el estado de Sinaloa, sin corroborar el dato. Hace poco, con su amabilidad característica, su querida hija Luci informó que, en efecto, tuvo don Leopoldo hijos, al parecer en Sonora, porque la mamá, de esa entidad fue originaria, y sus hijos son Ramona, Leopoldo y Arturo.
Años después, hacia la década de los años 60, don Leopoldo junto con otros paisanos y también operadores de maquinaria pesada, como don Lucio Vega o don Gregorio Adame, trabajaron en la construcción de la autopista ciudad de México a Querétaro, en el tramo que va de Tepeji del Río, Hidalgo, a San Juan del Río Querétaro.
En Tepeji conoció a la señora Elia (Eleazar Licea Yáñez) con quien finalmente unieron sus vidas. Más, el trabajo que continuaba en la construcción del aeropuerto internacional en Guadalajara, lo hizo trasladarse con su pareja a la capital del estado de Jalisco, para radicar allá.
Posteriormente se trasladaron a vivir a la ciudad de San Martín Texmelucan, en el estado de Puebla, que fue el lugar que eligió como el mejor para que fuera sede de la familia. Procrearon a sus hijos José Luis María Elena y Lucina, todos profesionistas prestigiados.
Desde este lugar se trasladaba con frecuencia a diferentes estados de la república para desempeñar su encargo de dirigente del Sindicato Nacional de Terraceros, apoyando a sus compañeros trabajadores tanto en el ramo de operadores como obreros de la construcción de caminos en general, actividad que le valió mayor afecto, admiración y respeto de sus compañeros.
Llegó el momento de decir adiós a sus actividades y logró permanecer al lado de su querida familia en los últimos años de su vida.
Cuando a sus 87 años sintió que el final de su existencia estaba por concluir, y como buen chilpancingueño, pidió a sus hijos le prepararan un pozole verde y otro blanco, para recordar a su tierra Chilpancingo, de la que, aunque casi siempre vivió lejos, le recordó agradecido y enamorado de sus tradiciones y de sus hondas raíces familiares, porque orgullosamente él, como toda la familia Contreras Morales lo expresan: “Nacimos en el Barrio de San Mateo”.
Don Leopoldo Contreras Morales, falleció en San Martín Texmelucan, Puebla, el 8 de junio de 2010, a las tres de la tarde. El cáncer acabó con su existencia, y como dice su querida hija Lucila: “Él murió en paz y contento. Quince días antes de su fallecimiento, por la casa pasó un desfile de familiares. Sinceramente tuvimos un papá hermoso y maravilloso”.
Quiso mucho y trató con cariño a todos sus sobrinos: Héctor y Marco Aurelio , y los hijos de su sobrina Chuy, a Rebe, Norma y Silvia. Y sus sobrinas Elvia, Ruth, Susana y Elvia.
Descanse en paz un gran constructor de caminos como lo fue don Leopoldo Contreras Morales, perteneciente a una generación de operadores de maquinaria pesada quienes nacieron en Chilpancingo y dieron prestigio y fama a nuestra ciudad.
Su trabajo especializado fue reconocido en otras latitudes y tal vez en ello, de parte de esos buenos hombres trabajadores, hubo un reconocimiento grande para Guerrero.
PIE DE LA FOTOGRAFIA
1.-HERMANOS CONTRERAS MORALES:
De Izquierda a Derecha: Elena Contreras Morales a los 9 años de edad; Arturo, hermano mayor de ellos; Roberto, a los 5 años de edad y Leopoldo, a los 7 años. Fotógrafo: Lito Herrera. Fue tomada el 15 de marzo de 1930 en el Jardín de San Mateo de Chilpancingo, Guerrero.
2.-Doña Ramona Morales Piélago
3.-Don Cruz Contreras Valadez
4.-Tíos Leopoldo y María
5.-Roberto, María y Leopoldo
6.-Leopoldo, Roberto y María
7.-Héctory tío Leopoldo
8.-Tío Leopoldo

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