miércoles, 21 de marzo de 2018

COLUMNA

COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
BENITO JUÁREZ GARCÍA
El día 21 de marzo es uno de los días más bonitos del año porque termina el Invierno y entra La Primavera, que es cuando las V se ven más bonitas y las flores más bellas.
El sentimiento poético florece y nacen canciones para cantarle a la vida y poesía para profundizar en el amor. Casi siempre es un día esplendoroso y en sí toda la estación muy linda.
Y hoy se cumplen 212 años que en Guelatao, Guajaca nació don Benito Pablo Juárez García, uno de los más grandes patricios mexicanos, de raza zapoteca y quien heredó a la humanidad su frase inmortal: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Siendo escueleros, hace un titipuchal de años, los maestros en el aula nos platicaban la historia del niño Benito quien cuidaba borreguitos en la campiña de Guelatao. Ya en otros niveles fuimos conociendo que la realidad del
gran hombre superaba a la fantasía por sus ideales, por sus acciones y porque no sólo llegó a ser presidente de México sino que trascendió fronteras al grado que el Congreso de la República de Colombia, con el apoyo del Congreso de Venezuela lo declararon “Benemérito de las Américas”.
“El Carruaje”, fue una telenovela producida por televisa y tal vez sea una de las pocas aportaciones culturales que salvan a ese medio de tanta estupidización en contra del pueblo de México debido a sus bodrios convertidos en novelas.
Benito Juárez hizo lo que alguna vez dijo Cristo cuando le preguntaron su opinión sobre el César: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
Juárez, en México hizo lo propio: Separó a la iglesia del Estado. La iglesia católica administraba nacimientos, defunciones, panteones, y todo lo relativo a la actividad civil de los mexicanos, amén de conservar extensos territorio propiedad de la iglesia.
En Chilpancingo, por ejemplo, a un lado del templo de la Asunción hubo un terreno al que los sacerdotes bautizaron como “Los Terrenos de la Virgen” (ahí donde ahora están los puestos de periódicos).  De ese lugar, la propiedad llegaba hasta los parajes de “La Imagen”, ya cerca de “Agua de Obispo”, rumbo al Ocotito, y la gente se preguntaba: ¿Y la virgencita para que quiere terrenos, si su hijo Jesús dijo que “Mi Reino no es de este mundo”?
Pero de todos modos los agricultores de aquellos lejanos entonces tenían que entrarle con el diezmo. Cada cosecha eran cientos y cientos de cargas de maíz y frijol que iban a parar a las santas bodegas de la iglesia.
Aparecen las Leyes de Reforma y pa’bajo con los latrocinios. Juárez le quita los privilegios a la Santa Madre iglesia de Roma y el clero lo convierte a Don Benito en su enemigo número uno porque afectó sus sagrados intereses.
Y, como si fuera poco, el indio de Guelatao, el cuidador de borreguitos y de chivos ingresó a la Gran Logia Masónica y eleva su rango intelectual a otros niveles, sin apartarse jamás de que la Ley Suprema radica en El Gran Arquitecto del Universo.
Así como fue objeto de grandes honores, y lo sigue siendo, Don Benito Juárez ha sido blanco de todo tipo de injurias y le han inventado historias y se han escrito volúmenes intentando su descrédito en la historia del país.
Hasta le hicieron el danzón guasón aquél de “Si Juárez no hubiera muerto, todavía viviría”.
En Chilpancingo, sin ser ese el propósito del gobernador Raymundo Abarca Alarcón, se levanta un gran monumento en su honor (“El Monumento a las Banderas”) que el mandatario nacido en Chilpancingo, Abarca Alarcón, hizo para conmemorar a los “Mártires del 2 de mayo”, pero “de allá arriba” no se lo autorizaron porque de alguna manera es testimonio de que el general Emiliano Zapata, jamás fue bien visto en la capital guerrerense por el ataque esa fecha de 1918 en contra de Chilpancingo.
-Que sea para otra cosa, le ordenaron a RAA, y él entonces decidió que fuera en Honor de Don Benito Juárez donde cada día 21 de marzo se realiza un programa cívico desangelado por la parte oficial pero que levantan con sendos discursos lo oradores de la Masonería, recordando las hazañas juaristas y lo mismo sucede en Cuilapan, Guajaca, cuando cada 14 de febrero se conmemora el asesinato del General Vicente Guerrero y son los oradores masones de aquel estado quien dan realce al evento y allá como aquí se habla con la verdad de nuestros muy ilustres patricios: Guerrero y Juárez.
Solamente les deseo que disfruten la Primavera y si tienen tiempo, hay que leer la vida de Don Benito Juárez. Particularmente quienes están obligados a ello son los gobernantes.
Con que aplicaran en sus administraciones el apotegma de “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, la forma de gobernar este país no sería tan rampante y México sería otro, el que necesitamos para salir del hoyo.

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