martes, 27 de noviembre de 2018

COLUMNA

DH-1-07-18
Tino Gatica
La doble cara de quienes tienen el poder, en este caso el presidente Donald Trump
Quizá el hombre más poderoso de Estados Unidos, es decir su presidente Donald Trump es el mejor emblema de cómo se utilizan las promesas de campaña para poder hacer y deshacer, cuando se piensa en cumplir a grupos conservadores, estadunidenses de clase media e incluso de quienes aspiran a ser considerados “gringos” y que por esa aspiración reniegan de sus raíces. Ciertamente que este presidente, surgido de un grupo de élite en el aspecto económico, rompió muchos esquemas basados en una campaña muy agresiva, verbalizada sobre todo y mediante imágenes que denotaban esa misma actitud de un tipo mega ególatra. Y le funcionó porque sus contrincantes, en diversos episodi
os de esa campaña que le permitió llegar al poder, no pudieron superar esa imagen de un candidato agresivo, “todo un perro”, aunque hizo propuestas en un mundo globalizado en donde siempre se estuvo aspirando y se mantiene ese ideal, de no agresión, de no violencia. En este caso, para él sí pudo convencer, sobre todo a esa clase media estadunidense, que teniendo raíces mezcladas desde la colonización de ese país, se consideró un grupo especial con características muy propias, con esa idea del racismo en su fase superior de una raza pura. Insisto, Estados Unidos en sus diversos episodios de cómo se ha ido conformando, se nutre e integra de seres humanos de otros troncos raciales que van a ese país a trabajar, a conseguir el amor de su vida, que llegan porque desean continuar sus estudios, por  motivos de conocer su cultura, en fin, por diversos motivos, teniendo a estas alturas ciudades cosmopolitas, como otras en el mundo. No en vano, cuando una persona en una charla se refiere a Nueva York, de inmediato quien escucha y no está en ese circuito, siente “familiar” esa ciudad, aunque en verdad nunca en su vida vaya a tener las condiciones para visitarla, estar ahí, gozarla y presumir de ese privilegio. Luego entonces, ahora Donaldo Trump, como presidente tiene ese enorme ego que ha sido parte de su identidad, de acuerdo a muuuuuchos datos que sobre él se han filtrado cuando se codeaba en desfiles de modas, gracias a sus relaciones diversas con otro de grupo de poderosos como él. Él sabía, conocía y se codeaba en el mundo social de lujo, en donde todos los excesos habidos, por haber e inimaginables pueden ocurrir. Se pueden hacer realidad porque el dinero es el motor que mueve el mundo, por encima de las más puras y sacrosantas religiones, es decir la materialización de los deseos llegan por la vía del dinero, del poder económico. Es por eso que se sabe que su esposa, una guapa “Conejita” que sacó de su mundo fascinante del modelaje y de las revistas para “caballeros”, ahora posee otro “estatus”, pero infiero que gracias a ese poder Don dinero pudo conocer a otras chicas, antes que a la que ahora es su esposa. De ahí esa doble moral, en donde él odia todo lo diferente, asociado con quienes no tienen dinero, no tienen clase, no tienen cultura, y son una amenaza para su nación, con una visión demasiado clasista además de no considerarlos dentro de su raza superior. Por esos y otros argumentos es que ahora busca frenar a los “invasores” a los que él y toda una considerable parte de esa sociedad estadunidense los consideran como criminales, en esta doble cara que un distintivo de nuestra naturaleza humana, así seamos blancos, amarillos, prietos, rojos. Y para el caso de esta guapa mujer, ex modelo de la revista de las “Conejitas” o sea el “Playboy” les paso estos datos sobre ella, aclarando que existen más detalles en todo Internet: La nueva inquilina de la Casa Blanca no es como las demás. No está claro que tenga estudios universitarios, pero sí un pasado como modelo de lencería y la sospecha de que fue inmigrante ilegal en su llegada a Norteamérica. La mujer de Donald Trump, debe hacer que los americanos olviden a una de sus mejores primeras damas, Michelle Obama. Aunque de momento solo ha dicho que pretende tener un “papel tradicional” dentro de la Casa Blanca, lo que sí es cierto es que la biografía de Melania da para hacer una película, y de las buenas. La primera dama nació bajo el nombre de Melanija Knavs en Sevnica, una pequeña ciudad de la antigua Yugoslavia (ahora Eslovenia). Hija de Viktor, un comunista que trabajaba como agricultor, y Amalija, que se encargaba de cultivar cebollas en el huerto familiar, tenía una hermana mayor, Inés, con la que tenía una estupenda relación. Melania ya destacaba en sus primeros años escolares por tener muy claro cuál era su sueño. “Quería salir de la ciudad y ver mundo. No quería conformarse. Se notaba que no era como los demás niños de su edad”, recuerda Mirjana Jelancic, compañera de clase en el colegio Sava Kladinka. Chequen pues, de cómo el presidente de Estados Unidos, tiene odio por migrantes, pero enfoca su objetivo contra los que no forman parte de su entorno, de su clase, es decir de su nivel. Y esta columna, como siempre, sigue generando puntos de vista coincidentes con personas que nos leen, también por medio de las redes digitales, de lo que me siento afortunado de tener aportes para engrandecer los temas de nuestra sociedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.