miércoles, 29 de enero de 2020

COLUMNA

De Frente.
Miguel Ángel Mata Mata
Ser niño de Sardonia en México
1.
Héctor de Mauleón, cronista sin nombramiento oficial de la Ciudad de México, lo dio a conocer: La dolorosa despedida del maestro Walter Rupprecht y de la pequeña Ana Lucía. Intentarán encontrar en Suiza lo que el gobierno de AMLO les negó aquí. La nena no rebasa los tres años de edad y padece leucemia.
Pese a que el cáncer es la mayor causa de mortalidad infantil en el país, no se le ha dado la prioridad que requiere. Más del 70 % de los casos son curables si se atienden a tiempo. Sin emba
rgo, los recientes recortes solo empeoran la situación, pues sin medicamentos las enfermedades siguen su curso.
El cáncer es la primera causa de muerte en la infancia. El fenómeno se agrava con la escasez de medicamentos, ocasionada por las políticas de López Obrador. Las protestas de niños con cáncer, acompañados de sus padres, han aparecido en Acapulco, Veracruz, Jalisco, la Ciudad de México y en todo el país.
La respuesta es la sonrisa sardónica de un iluminado que todos los días aparece en la televisión para lanzar mentiras, ofensas, rencores.
--¿Sonrisa sardónica?
2.
Tres mujeres y seis niños han muerto asesinados en un ataque de un grupo armado, en una carretera entre los Estados de Chihuahua y Sonora, en el norte de México. Entre los niños fallecidos hay uno de 11 años, una de ocho y dos gemelas de un año.
Adrián y Julián Lebarón encabezaron protestas en medios de comunicación de México. Lo mismo sucedió en Estados Unidos, donde los recibiría el presidente Donald Trump. Quien recibió a los protagonistas de ésta tragedia fue el presidente de México quien prometió justicia, justicia.
La familia Lebarón caminó de Cuernavaca a la Ciudad de México en exigencia de justicia a familiares de los más de cuarenta mil desparecidos y detener la ola de violencia que dejó, al año 2019, como el que registró más muertes violentas en la historia moderna de México.
De Sardonia llegó la respuesta a los inconformes. El subsecretario de Gobernación, Ricardo Peralta, les respondió: “A chillidos de marrano, oídos de chicharronero”.
La sardónica sonrisa mañanera le secundó: “No los recibiré porque no quiero hacer un show”.
4.
--“Por cada comunitario que nos maten, vamos por diez sicarios”, dice un niño embozado portando un rifle de bajo calibre.
¿Cómo diríamos Él en diminutivo? No lo sé. Tal vez al descubrir la inocencia de su mirada escondida tras un paliacate que le cubre el rostro.
Él, en diminutivo, es parte de una formación militar. Es una hilera de niños, de entre seis y once años de edad. Les dan instrucción “para que sepan cómo defender a su mamá, a su hermana, a su hermano, a su familia, pues, cuando lleguen ellos”, dice el comisario municipal de Rincón de Chautla, pequeño poblado de Chilapa.
¿Quiénes son ellos, nos hemos preguntado? Ellos son una célula de un grupo delictivo conocido como Los Ardillos quienes, la víspera del desfile miliar infantil, mataron y quemaron los cuerpos de diez músicos nativos de la región. Todos eran comunitarios.
Alguien del gobierno federal condenó, desde la comodidad de la ciudad de México:
--“Esos niños deberían estar en las escuelas”.
En Rincón de Chautla, y poblados contiguos, nomás existe una escuela con un salón de clases donde aprenden desde el primero al sexto grado. El 90% de la población no sabe leer ni escribir. Nomás saben defender a su familia porque el gobierno les ha fallado ¿Cuáles escuelas?
--¿Es aquí la capital de Sardonia?
5.
En la numeraria se descubren datos en un estudio que Unicef dio a conocer recientemente: más de 10 mil menores de edad fueron asesinados en México entre 2010 y 2017, un promedio de 3.6 al día.
 Con el cambio de gobierno no se modificaron mucho las cosas, pues, de acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia, en el primer trimestre de este año hubo 285 homicidios de niños, un promedio de 3.2 diarios.
De éstos datos escalofriantes no ha dicho algo quien, todas las mañanas, destila una sonrisa sardónica para ofender, dividir, calificar, linchar y destilar rencor.
--¿Acaso es el Guasón con esa sonrisa retorcida?
6.
Imaginario cartelón de bienvenida, en la frontera Sur de México dice: “Bienvenidos a Sardonia”.
Un Guardia Nacional, entrenado para combatir las muertes violentas y la inseguridad, echa su humanidad encima de un centroamericano. Los niños, asustados, corren y se esconden entre gritos de ayuda y llanto.
¿Por qué vienen esos niños a México? ¿Por qué vienen a Sardonia?
Allende la frontera Norte el presidente Donald Trump agradece a “su amigo López Obrador”.  Arranca furor entre sus seguidores cuando sostiene: “México ya está pagando el muro”. Y sonríe, con esa sonrisa retorcida, de quien se ha salido con la suya.
7.
•Sardónico es, según el diccionario de la RAE, sarcástico. Hay quienes tienen sonrisas sardónicas. Una acción sardónica es aquella que es “desdeñosa o escépticamente humorística” o “burlonamente burlona”. Un comentario sardónico puede ser una imitación o intimidación, para expresar engreimiento y audacia en eventos de adversidad y para disuadir de las locuras.
--¿Conoce usted a alguno así?
8.
--Bienvenidos a Sardonia, la República de la felicidad sardónica, donde todos son felices, felices, felices, cual Guasón que ha construido un muro humano en la frontera Sur del país. 
  QUE CONSTE EL CRECIMIENTO ECONÓMICO EN MÉXICO de todo 2019 fue negativo: -0.1, que contrasta con el 4 original y del 2 por ciento último y oficial, según cifras de INEGI.
PREGUNTAS QUE MATAN
¿Por qué le tienen pavor a Manuel Añorve Baños los militantes, fanáticos y zombies de MORENA en Guerrero? Tal vez porque en la elección tsunami, donde ganó AMLO, el chaparrito cabrón les sacó casi cuatrocientos mil votos, con la corriente en contra. Tranquilos. Aún no se decide a ser el candidato del PRI a gobernador.
¿Quién se dirige a sus empleados con lapidaria frase: tengan todo listo para cuando yo sea gobernador? Una pista: recién falleció su famoso abuelo.
¿QUÉ NECESIDAD tiene la presidente municipal de Acapulco, Adela Román Ocampo, en viajar a los Emiratos Árabes Unidos en pleno día de San Valentín?  ¡Pero qué necesidad! ¿O necedad?

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