domingo, 4 de septiembre de 2022

Cumplió su misión soldado López, lo abandonó Sedena



CIUDAD DE MEXICO.--El soldado Julio César López Patolzin cumplió su deber. Estaba comisionado por la Secretaría de la Defensa Nacional para infiltrarse en la Normal Rural de Ayotzinapa, conocer y enviar todos los datos sobre las movilizaciones de los jóvenes estudiantes.

La mañana del 26 de septiembre de 2014 todavía alcanzó a realizar su último envió para el aparato de inteligencia de las Fuerzas Armadas.

Sin embargo, a lo largo de ese fatídico día, fue víctima junto a los estudiantes de un ‘crimen de Estado’, en el que incurrieron grupos de la delincuencia organizada y elementos de agencias de los tres niveles de gobierno, afirmó el subsecretario de Gobernación, Alejandrjo Encinas Rodríguez.

Pese a haber desaparecido en la comisión de un trabajo oficial, las Fuerzas Armadas no activaron el protocolo de búsqueda de militares, dijo el funcionario.

Se confirma que los mandos militares de la región no realizaron acciones para la protección y búsqueda del soldado Julio César López Patolzin, lo cual era su obligación.

Julio César López Patolzin estaba bajo el mando del teniente Marcos Macías Barbosa, por lo que ya se indaga su responsabilidad en los hechos, pero no se descarta seguir investigando la cadena de mando.

En conferencia de prensa, se cuestionó a Encinas si la actuación rápida del Ejército pudo haber cambiado la historia para salvar a los jóvenes. Esto respondió:

Esa es la responsabilidad del teniente Barbosa que tendrá que rendir cuentas de su omisión en garantizar la integridad y la búsqueda del soldado, que coincido plenamente, hubiera sido muy útil la aplicación del protocolo para evitar la desaparición de los muchachos.

DE SOLDADO A ESTUDIANTE*

Como muchos, Julio César López Patolzin quería tener una profesión para ayudarle a su familia. También, como muchos, jóvenes de Guerrero, Julio tenía pocas opciones.

Intentó una y otra vez formar parte de la normal de Ayotzinapa. Una y tres veces fue rechazado, no por falta de aptitudes sino por falta de espacio y de oportunidades. Entre cada intento aprendió diferentes oficios: fue ayudante de un herrero, chofer de un camión de volteo, campesino de tiempo completo y sí, también fue parte del Ejército Mexicano durante dos años.

Realizó labores de rescate en 2013, cuando los huracanes Manuel e Ingrid arrasaron con su pueblo natal, Tixtla. Pero su vocación no estaba en la milicia y desertó unos meses antes de ingresar a la normal.

A Julio, El Tribi, como le decía su familia por lo flaquito que era de niño, le gustaba el futbol y el básquetbol, la música de banda, tocar la corneta y ayudar a su padre, Rafael, en la siembra de sus tierras en los alrededores de la normal.

Pocas horas antes de su desaparición, aquel 26 de septiembre, sus hermanos Dulce María y Gustavo intercambiaron mensajes con el estudiante. “Bien carnal”, fueron esas últimas palabras que hoy su familia lee una y otra vez, buscando invocarlo, pidiendo desde lejos que regrese, que se lo devuelvan.

Hoy siguen gritando, no se cansan de hacerlo: vivo se lo llevaron y vivo lo queremos.

*Marchando con letras, Por Marlén Castro. Centro Phodh. Ilustración de Portada: Fernanda Galván Pheerg..

#QuédateEnCasa🏡💙

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