lunes, 29 de octubre de 2012

COLUMNA


La Jaula de Dios

Jesús Pintor Alegre

 Con aquello del Teletón de Televisa, el Juguetón de Tvazeca, y el Cumplidora-non de Ángel Aguirre, el PRI vive su propio Desastrón, o su apocalipsis interno. Eso nadie lo puede negar, una situación ganada por su propia inercia y sus aires de suficiencia, pero que ahonda en su necedad de no querer salir de las costumbres añejas y caciquiles, donde el poder gira en derredor de un solo hombre.

A Cuauhtémoc Salgado Romero lo sostiene el poder fáctico de Rubén Figueroa Alcocer, aunque si hay que decirlo de alguna manera, es un poder agonizante o menguado, trenzado a la vieja usanza política, del poder central, la caravana, la pleitesía y el besamanos, el poder sultánico y la redomada forma de aplicar los caprichos personales, ser el centro del mando, al que nadie le critica nada, y del que todo se le acepta. Incluso la hora es la que quiera el señor.
El PRI en Guerrero sufre un extraño fenómeno, una especia de mutación, pues si bien el propietario del PRD es un viejo priista, con un gabinete estatal mayoritariamente tricolor, del lado contrario, del tricolor huitzuquense, se tiene una estructura que no es del agrado del que se presume ganó las elecciones presidenciales el 1 de julio, Enrique Peña Nieto. A Figueroa no se le quiere por el fierro Aguas Blancas, y más que eso, porque quiere seguir siendo el que reparte el queso en el estado.
Un encuentro que se siente porque del lado contrario, o el que busca abarcar el poder total, es precisamente el propietario del PRD, quien ya hizo senador a su mister Bean de la Montaña, y quiere lanzar a su cachorro, a la alcaldía de Acapulco, con la idea de encimársele a su par y colega como juniores que son, Rubén Figueroa Smutny, eso también para abrir la posibilidad de acabar de apoderarse del poder estatal en 2018.
El PRI en Guerrero está jugando con fuego, pues no sólo se enfrenta al dueño omnipotente y omnipresente del PRD, sino que cuando menos Figueroa y su guiñol Cuauhtémoc Salgado Romero, no son muy del agrado del hombre Simplemente Soriana, e inclusive ya han empezado a mandar recaderos paredistas, y así como no queriendo, que exigen la destitución del ex diputado federal en dos ocasiones y cuasi ex líder calentano.
En Tierra Caliente, Cuauhtémoc Salgado Romero simplemente perdió todo: el termómetro que resultó el 1 de julio, le despertó de su letargo, para descubrir que su poder se mide menguando, allí con una Silvia Rivera que ni cosquillas le hizo a Catalino Duarte; o un Nabor Bailón que sigue teniendo como coco, a Elí Camacho Goicochea, con quien sigue perdiendo todo.
O un Nelson Flores Peñaloza, que no supo qué hacer ante Nicanor Adame Serrano. En Pungarabato, su alfil, o su hombre de confianza, Enrique Robles, está siendo desplazado de los lugares de privilegio. A nivel estado, Rubén Figueroa Smutny ya deshizo a Manuel Añorve Baños, y luego a Héctor Astudillo Flores, dos cartuchos quemados que fueron exhibidos por un tipo que tiene trauma de adolescente.
No hay que rascarle mucho: el PRI ya no es el mismo, y la verdad de las cosas, es que si tomamos como ejemplo a Tierra Caliente, bastión priista por antonomasia, simplemente vemos a un PRI agonizante, del que leen como epitafio: o cambian o se entierran solitos, no tienen muchas posibilidades, en realidad son escasas, casi nulas. La mutación que parece empezar a sufrir, será a la postre lo que más daño acabará haciéndole.
El PRI vive su Desastrón, a entrarle todos con su cuerno si quieren salvarlo, la meta por alcanzar, falta por ponerla en el tablero, pero también parece que hay fuerzas amarillas, que al menos en Guerrero, le ponen todas las trabas posibles, y que se aprovechan de la inutilidad de los líderes que en espera de algún premio de consolación, se han colocado en la postura de ya no querer queso sino salir de la ratonera, para dejar ese barco que amenaza con hundirse.

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