jueves, 10 de abril de 2014

ARTICULO

La modernización 
democrática PRI

Efraín Flores Maldonado.*

“El Partido Nacional Revolucionario es un partido de Estado”. E. Portes Gil.

Los partidos políticos modernos surgen a partir de 1850; Antes fueron clubes de clientelas políticas, facciones y fracciones parlamentarias. En ese tránsito histórico, en México surge el Partido Nacional Revolucionario un 4 de marzo de 1929. Su anunciador y creador fue el Presidente Plutarco Elías Calles, quien en su informe de gobierno de fecha 1º. de Septiembre de 1928 anuncia que ante la muerte inesperada del Gral. Álvaro Obregón, Presidente electo asesinado, nuestro país debía transitar de nación de hombres “a
nación de instituciones”, pues mientras aquellos son transitorios, las instituciones son permanentes. Así, el PNR surge a la vida política del País, aglutinando a unos 850 partidos políticos estatales, regionales y municipales. Eran los Generales e ideólogos triunfantes en el movimiento armado 1910, quienes conformaron la nueva y sorprendente institución política. Se trataba de que la búsqueda y transición del poder ya no se hiciera por la vía armada, sino mediante procesos electorales regidos por la ley. El PNR surge así con una primigenia “legitimidad revolucionaria”. Sus documentos básicos, declaración de principios, programa de acción y estatutos, dibujaban una visión del país y sus problemas fundamentales, las actividades básicas para conservar y transformar lo que hubiera de valioso y la normatividad jurídica a la que debían someterse sus militantes y dirigentes. En una breve declaración de principios el nuevo partido anunciaba su voluntad de dedicar parte fundamental de su activismo a la reconstrucción integral del país;  A buscar que los gastos del gobierno correspondieran a los ingresos que recabara y a que fuera el partido la fuente de donde surgieran los hombres y mujeres que integraran la administración pública. El nacimiento del partido y sus postulados fueron sin duda, lo que en ciencia política se denomina “modernización”, que en constantes nuevos actos, fueran encaminando a la nación a un estado evidente de “modernidad”.  En esos años el partido, su militancia y sus dirigencias estaban relacionados con la violencia revolucionaria, de tal suerte que un paso más modernizante, lo sería sin duda el introducir en todas las estructuras políticas y sociales al elemento civil, al ciudadano desarmado, a los profesionistas, jóvenes, obreros y mujeres. En 1934 el general Lázaro Cárdenas del Río es electo Presidente de la República y en 1938, después de la expropiación petrolera, transforma al PNR en Partido de la Revolución Mexicana, PNR y entonces el partido además de su genética revolucionaria adquiere también con su transformación, la legitimidad popular, pues se suman al partido renovado grandes masas de la clase media, los campesinos, burócratas, intelectuales e importantes hombres de izquierda que militaban en el entonces Partido Comunista Mexicano. El PRN se transforma en 1946 en el actual Partido Revolucionario Institucional; Esa renovación se hizo en reversa, por la presencia del Presidente capitalista Miguel Alemán Valdez. De entonces a estos años, el PRI ha tenido diferentes facetas entre las que se notan intermitentes luces y sombras. El reto es que el triunfo presidencial de EPN, combata el obscurantismo en el PRI y privilegie la generación de nuevas luces que lo consoliden en la modernidad democrática y política. Hay retos importantes por asumir; Uno de ellos podría ser la postulación de candidatos comunes con el PRD en todo el país. En Guerrero podría empezar el tricolor postulando con el sol azteca algunas candidaturas comunes en Chilpancingo, Tlapa, Zihuatanejo y Chilapa. En Chilpancingo el PRI no tiene propiamente un candidato prestigiado y carismático que pudiera representarlo dignamente; En el PRD está el diputado Jorge Salgado Parra, joven, inteligentes, carismáticos, con presencia en la sociedad civil y en la voluntad de la militancia tricolor. Jorge Salgado Parra sería el candidato ideal de una coalición PRI-PRD. A nivel estatal sería más difícil una alianza para postular a un común candidato a gobernador; Aquí la terna natural está formada por Héctor Antonio Astudillo Flores, Cuauhtémoc Salgado Romero y Mario Moreno Arcos. Desde luego, nada está escrito y en algún momento podría, como dicen los cientistas políticos, presentarse una variable exterior interviniente y a la vez determinante, que por el efecto de negociaciones cupulares en el centro del país forzara a postular un candidato a gobernador PRI- PRD que en este caso sería el senador Armando Ríos Piter, quien desde los primeros ensayos y escaramuzas encuestadoras, se está ubicando como un personaje atractivo para la sociedad civil en general. Mi modesta mirada hacia el horizonte político en ese sentido, más que una propuesta pretende convertirse en profecía. Es todo. * Doctorante en Ciencia Política.

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