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La decisión más difícil 

Esteban Mendoza Ramos

 En el proceso electoral del 2010, cuando se perfilaban como contendientes Ángel Heladio Aguirre Rivero, por el PRI, y Armando Ríos Píter, por el PRD, mi opinión personal era que ganaría el abanderado tricolor, porque estaba en su momento de plenitud política y por el desencanto social provocado por el gobierno de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, pero además, consideraba que al “Jaguar” le hacía falta un poco más de trayectoria, a pesar de haber sido el único diputado federal perredista, que logró un triunfo por mayoría relativa, en el distrito 03 de la Costa Grande.

Todos conocemos la historia y su triste final. Ahora, el requisito, que desde mi punto de vista, le faltaba cumplir a Armando Ríos Píter ha sido cubierto con creces. Se encuentra en su circunstancia histórica y en su momento político, como decía José Ortega Y Gasset. 

Permitir que las fuerzas corruptas del PRD le impidan gobernar al estado, sería un error imperdonable de todos los guerrerenses, porque cualquier otro individuo que llegue a ese importante cargo, del partido que sea, significaría continuar con la inercia destructiva, que nos mantiene al borde del precipicio.

Un pacto que incluya la impunidad de Ángel Heladio Aguirre Rivero sería una traición a la patria, no sólo por sus omisiones en el caso Iguala, si no por toda la larga cadena de agravios a los guerrerenses, desde el primer día de su fallido mandato, pues la camarilla de familiares y cómplices que arribaron a la administración estatal se dedicaron a depredar el presupuesto público en beneficio personal, forjando una  camada de nuevos ricos ostentosos, ignorantes e ineficientes.

Eso es lo que debemos evitar a toda costa los ciudadanos. Cerrarle el paso a la corrupción, al vandalismo, al tráfico de poder, a la explotación política de la miseria, comprando votos con dádivas. Eso sólo sería posible si Armando Ríos Píter es Gobernador del estado, por el partido que sea, incluido el recién registrado Partido Humanista, siguiendo los pasos de Carlos Zaferino Torreblanca Galindo para la alcaldía de Acapulco. 

Postularse por esa organización política sería lo más cercano a una candidatura ciudadana, porque carece de una burocracia partidista ambiciosa, como la del resto de los partidos, y eso le permitiría al “Jaguar” seleccionar a los mejores hombres y a las mejores mujeres para sacar al estado de la terrible crisis que padece.

El propio gobierno federal debe dejar de lado su origen partidista, para colocar como prioridad la reconstrucción política, social y económica de Guerrero, pues la grave desestabilización que se vive en esta tierra suriana, pone en riesgo al propio sistema político mexicano, con todo y sus reformas estructurales, que se han evaporado en las gigantescas llamaradas de los incendios causados por las hordas primitivas de la CETEG y sus aliados, que nada, pero nada, tienen que ver con la exigencia de justicia por la desaparición forzada de los estudiantes de Ayotzinapa.  

La restauración del estado de derecho, evitando los destrozos en instalaciones públicas, robo de vehículos y de combustible, apropiación ilegal y violenta del dinero del peaje de la autopista del sol, bloqueos a carreteras y avenidas, es una tarea urgente, donde el gobierno federal debe brindar un apoyo firme al gobierno del estado, porque no deben olvidar que cualquier cosa negativa que suceda en Guerrero, se convierte en noticia mundial, porque la opinión pública internacional tiene bien puestos los ojos en nuestra entidad, desde el 26 de septiembre.

Armando Ríos Píter debe aparecer en la boleta electoral como aspirante a la gubernatura el siete de junio próximo y que el pueblo decida. El resto de líderes perredistas en Guerrero deben pedir perdón a los ciudadanos e irse a su casa, antes de que la ley los alcance, por su enriquecimiento ilícito y la artera traición que han cometido a la confianza que los guerrerenses han depositado en ellos y que sólo la utilizaron para saciar sus complejos de pobreza, de fealdad y de indefinición sexual. ¿Verdad? David Jiménez Rumbo, Sebastián de la Rosa Peláez, Beatriz Mojica Morga, Víctor Aguirre Alcaide, ahora sí que si no ayudan, no  estorben.