viernes, 27 de febrero de 2015

ARTICULO

Rogelio Ortega y la
 Gobernanza política


“En la gobernanza política la acción oficial esta concertada y desarrollada con las organizaciones de la sociedad civil”. Luis F. Aguilar

Efraín Flores Maldonado* 
En estos momentos, el estado de guerrero se encuentra en el ojo del Huracán. Pareciera que el conflicto que nos ocupa lejos de solucionarse se complica todos los días. Estamos viviendo un proceso en el que parece esfumarse la estabilidad política. En la mente de la sociedad civil de México pareciera palpitar la idea de que vamos caminando a prisa rumbo al vacío, avanzando de
picada hacia el caos. Pero creo sinceramente que es posible que construyamos gradualmente un espacio de paz para el estado de guerrero. Para ello es necesario y urgente que todos los actores políticos inmiscuidos en el conflicto hagan un alto en el camino para privilegiar lo que nos une, lo que urge, lo que es vital para recuperar la gobernabilidad. En la ciencia política este concepto implica un estado natural de mutuo respeto entre la sociedad civil y los actores políticos que nos gobiernan. Pero Ayotzinapa fue el piquete de aguja en la burbuja de colores en que se venía desarrollando la vida política del estado; un caso aberrante, criminal, sangriento, indignante, de reto estúpido a la lógica política. ¿Quién va a justificar el crimen y desaparición de los normalistas? ¿Quién puede perdonar y olvidar este caso inaudito?. Todos estamos justamente indignados y condenamos el hecho y su impunidad. Lo grave es que tal acontecimiento pareciera justificar las actividades violentas y extremas que han estado realizando maestros, estudiantes y padres de familia de las víctimas. Sin embargo es el momento de recapacitar que tal actitud finalmente puede enfrentarnos a todos, llevando la violencia en algún momento entre organizaciones y ciudadanos apoyadores y detractores de las víctimas. Lo más razonable es sumar esfuerzos para que juntos impulsemos estrategias de búsqueda de los desaparecidos y la aplicación de una sanción en extremo de la ley a los actores de este crimen por acción y omisión. En este sentido me parece significativa la actitud y paciencia del gobernador Salvador Rogelio Ortega Martínez para no caer en expresiones y acciones desesperadas, ubicándose legítimamente en su papel de gobernante, para encontrar la reconciliación entre el gobierno federal y los dolientes. Veo políticamente inteligente su expresión y actitud persistente de no escuchar los cantos de sirena que pretenden convencerlo de aplicar la represión contra los buscadores de los jóvenes desaparecidos. Se dibuja y refleja ROM como un ser humano leal a sus ideas democráticas. De tolerancia infinita y de convicción permanente de que solo el dialogo puede ser el camino para construir la paz civil y política que guerrero necesita. Para el caso Ayotzinapa es urgente la firma de un pacto para que en el marco de la ley busquemos y encontremos con vida a los normalistas; un pacto entre gobierno y las organizaciones de la sociedad civil interesadas; un pacto que nos lleve de la inestabilidad política a la gobernabilidad eficiente. Es urgente que todos tomemos nuestros pinceles para dibujar, en el marco de la ley, el nuevo rostro de Gobernanza política que necesitamos. Es todo. *Doctorante en ciencia política.

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