viernes, 20 de marzo de 2015

ARTICULO

Rescatar las parotas
de la Costa Chica

César González Guerrero


A nombre de la Familia González Guerrero, y mío propio, expreso sentidas condolencias a la Familia del señor Miguel Damián Prudente, de Copala, en ocasión de su fallecimiento, rogando a Dios por su eterno descanso.

La Región Costa Chica del estado de Guerrero, como ya lo hemos comentado en otras ocasiones, es una de las áreas geográficas que destaca por su alto potencial en recursos naturales, ocupando uno de los primeros lugares en recursos forestales. Aquí encontramos maderas finas que se obtienen de las palmeras (vigas, barrotes, fajillas, etcétera); pinos, encino, caoba, roble, parota, amate, pochote, ceiba, palo de rosa, cacahuananche, cubato, bocote, drago, amazquite, coapìnole, cedro, entre otros que en este momento escapan a mi memoria. Todos, y otros muchos más, son recursos forestales que, se conservar, de lo contrario  muy pronto van a desaparecer.
En esta colaboración me permitiré comentar un problema que, considero,  es de urgente atención por parte de las autoridades de los tres niveles: me refiero al exterminio del árbol de Parota en la Costa Chica, en los últimos 5 años. No se sabe si es alguna plaga, o sencillamente la falta de atención de las autoridades; algunos dicen que, posiblemente, están siendo afectados por los cables de alta tensión que localizan en toda la carretera. La verdad no se sabe.
En la Costa Chica, y en gran parte del estado de Guerrero, se encuentran diseminadas una importante cantidad de árboles conocidos como Parota, también llamado guanacaxtle, termino de origen náhuatl que significa árbol-oreja, originario de nuestro Continente Americano, que se desarrolla en regiones tropicales y templadas cálidas. Este árbol, que tiene una gran diversidad de nombres, y uno de ellos es  “oreja de elefante”, se halla en diferentes países del Continente, como en Honduras y Costa Rica, en donde se le conoce como  árbol de Guanacaste, en Panamá llamado Corotu y Caracaro en Venezuela, solo por mencionar algunos ejemplos. 
El árbol de Parota, por la amplia y fresca sombra que la caracteriza, tiene  gran utilidad,  se utiliza para impartir clases en donde no hay aulas escolares, así como para celebrar reuniones de carácter político y social, como bailes; pero su riqueza fundamental es la calidad de sus finas maderas, muy bien pagada, y que se utiliza como materia prima para elaborar diferentes productos mobiliarios, desde la antigüedad, como las bateas especiales para lavar ropa, pilones para descascar arroz, canoas para pescar, así como, en los últimos años,  para fabricar puertas, ventanas, comedores, sillas, camas, roperos, alacenas, entre otros. Claro, son productos de muy alto nivel de competencia y significan un lujo para quienes tienen el privilegio de poseerlo.
Sin embargo, es muy lamentable observar cómo, cada día que pasa, en la Región Costa Chica, principalmente, se están terminando los frondosos árboles de Parota que engalanan gran parte del territorio costachiquense. Y lo que es peor aún,  no se observan acciones gubernamentales para evitarlo, al contrario, de la abundancia de Parotas ahora se está agotando lentamente, sin que nadie se entere y haga algo por rescatar este hermoso y útil árbol, que identifica con su nombre a varias comunidades.
Aunque cabe la duda, es probable que las autoridades forestales y de recursos naturales, como la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), Secretaria de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), etc, ya estén enterados de la grave situación que prevalece en la Región Costa Chica y,  tal vez,  en todo el estado de Guerrero, la paulatina desaparición de árboles de Parota y otros de no menor calidad, que sufren los estragos de la sequia, y también de los incendios de esta temporada. 
No se sabe a ciencia cierta la cantidad pero se estima, por parte de los amigos y paisanos de la Costa Chica,  que mínimamente hay 3000 Parotas “secas”, o “quemadas”, a lo largo de los más de 200 kilómetros de la carretera nacional Acapulco- Pinotepa, sin considerar las que no están a la vista. Las autoridades gubernamentales, de los tres niveles de gobierno, Federal, Estatal y Municipal, si tienen la obligación y deben saber el dato exacto. Y no solo eso, también deben saber la causa de este daño irreversible que ese esta ocasionado al medio ambiente de la región, con sus respectivas soluciones, de manera urgente.
En alguna otra colaboración, exprese la preocupación que existe en la Costa Chica de Guerrero, por la falta de atención al campo y a los campesinos y, ahora, también se está presentando este nuevo fenómeno que, tal parece, las autoridades del área Forestal, no lo están atendiendo. Al menos no se sabe de algún programa al respecto. Durante los últimos años, 2012-2015, una gran variedad de árboles, de todos tipo,  tamaño y antigüedad, están desapareciendo lentamente, debido a algún fenómeno desconocido para los campesinos o, posiblemente, por la existencia de  alguna plaga que, a la fecha,  los técnicos no pueden combatir.
Los costachiquenses, y aun más los campesinos, principalmente, están preocupados, y muy consternados, porque no se observa a ningún funcionario, de los tres niveles de gobierno, interesado en evitar este daño ecológico y ambiental que cada día se agudiza. Esperamos ver resultados a la brevedad posible. Ya veremos.

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