Articulo

El Insurgente/ PDR-EPR

Nuevamente las figurillas representativas de la democracia burguesa hacen de la verborrea la forma peculiar en cómo expresar la demagogia para encadenar a la voluntad  popular en las formas burguesas de hacer política, han desplegado la campaña electoral para reforzar los grilletes de opresión sobre el pueblo, ¿En qué benefician las elecciones electorales al pueblo cuando existe una férrea dictadura burguesa reflejada en un estado de derecho oligárquico, un Estado policiaco-militar, y, un gobierno antipopular, represivo y proimperialista? En nada, sólo oxigenan y fortalecen a la democracia burguesa con ello al régimen y la dictadura del capital. No importa el partido político oficial o figura personal quien detente la junta administrativa, pues se sigue sirviendo al capital, y el Estado sigue fungiendo como instrumento político de dominación de la burguesía sobre el pueblo mexicano. Hagamos un análisis Histórico concreto al respecto: Con el arribo del PAN a la administración federal, primero con Vicente Fox y luego con Felipe Calderón, el país registró un intenso proceso de anulación de libertades políticas y constitucionales, un proceso encaminado a pulverizar las conquistas laborales y derechos constitucionales. Las conquistas laborales y los derechos constitucionales que se habían logrado a golpe de movilización popular fueron objeto de su desmantelamiento, todo el aparato del Estado, el aparato represivo se avocó a esta pretensión. Política y económicamente el PAN impulsó frenéticamente la profundización y continuidad de las políticas neoliberales que el PRI inició, el PAN asumía el papel consciente de limpiar el camino al PRI, de allanar el curso del desarrollo para imponer un régimen neoliberal, un estado de derecho oligárquico, un Estado policíaco militar y consolidar un gobierno antipopular, todo con las medidas neoliberales que se promovieron. 

   El insurgente 

¡Con la guerra popular! ¡El EPR triunfará!                                                                  Año 19 Nº   162  Mayo de 2015  Pág. 26 

En el terreno de los derechos humanos y las libertades constitucionales gradualmente fueron aniquiladas bajo el argumento de “elevar el techo jurídico” para justificar la represión contra el pueblo, en estos dos sexenios fue donde se han cometido los más grandes crímenes de lesa humanidad en nuestra historia. El PAN lleva en su responsabilidad de gobierno el asesinato extrajudicial de más de 100 mil ciudadanos, de más de 300 mil detenidos desaparecidos por motivos políticos o sociales, los más de 100 mil detenidos los cuales la gran mayoría son inocentes y más de un millón de desplazados-despojados, todo bajo el ardid de la lucha contra el narcotráfico. Por cuanto significaron los gobiernos panistas, un genocidio sistemático contra el pueblo, nunca ha existido transición a la democracia, hoy estamos ante la imposición de un Estado policíaco-militar. Eso de que México vivía un estado de transición a la democracia, que se vivía una democracia infantil fue un disparate de la derecha y los defensores del sistema, sobre todo de los más conservadores, desde luego apoyados en sus análisis de la intelectualidad “útil” que no sólo dio su voto sino también su respaldo con grandes análisis, pero la verdad histórica se ha mostrado tal cual es. Gente como Castañeda se rasgaron las vestiduras para defender y vender la idea de una transición a la democracia, pero no hay que olvidar que este tipo de intelectuales son producto del sistema, han sido formados con los métodos y la ideología en las instituciones burguesas, no se puede esperar otra cosa de ellos. Lo que vivimos con los gobiernos panistas fue un proceso de fascistización en todos los aspectos de la vida política del país expresado en las medidas policíaco-jurídicas para imponer la violencia del Estado, para militarizar el país, para desangrar al pueblo, para el control de la población apoyándose en el puntal de los cuerpos represivos, porque ningún gobierno antipopular puede gobernar sin el fortalecimiento de éstos. La actual junta administrativa en turno, el PRI, fue impuesta por la fuerza de la violencia burguesa, allanado el terreno por el PAN ha consumado con la imposición de las reformas burguesas de carácter neoliberal al régimen neoliberal, al estado de derecho oligárquico y a un Estado policiaco-militar. La política como Estado y como régimen es la misma, ante las demandas populares el terrorismo de Estado, la demagogia, la represión y el hostigamiento. La política terrorista y antipopular que ejerce la actual junta administrativa como parte fundamental del actual Estado burgués mantiene como rasgo principal los crímenes de lesa humidad y actos de terrorismo de Estado, específicamente las detenciones- desapariciones y los asesinatos extrajudiciales. La política terrorista desangra al pueblo, con especial énfasis a la juventud proletaria, eso indica que tiene como objeto intensificar las acciones típicas de contrainsurgencia como medidas de sometimiento al pueblo organizado. En este contexto de terrorismo de estado y fortalecimiento del régimen es necesaria la resistencia popular combativa, una de las expresiones en la que se puede materializar ésta es con el abstencionismo político y el repudio al régimen junto a sus corifeos. Es evidente que la respuesta a la voluntad popular, a la aspiración del pueblo de emanciparse del yugo del capital no se encuentra en las garras y tenebras del monstruo que oprime al pueblo ni los falsos amigos del pueblo que se hacen pasar por demócratas o luchadores sociales pero en los hechos reproducen la política burguesa con el oportunismo y reformismo. ¡A abrazar la causa de la revolución socialista!  Combativamente: Cipriano.