lunes, 11 de mayo de 2015

COLUMNA

Hércules vs. Anteo 
Apolinar Castrejón Marino

Nadie lo igualaba en fuerza, y en valor. También era inteligente…aunque cayó víctima de los engaños de Dalila, a quien le confió que su fuerza residía en su cabellera, la cual no había sido cortada desde que era muy joven.


Pero muchos años antes, Hércules encontró a su rival más poderoso, que habitaba en la isla de Irasa, situada frente al estrecho de Gibraltar. Se llamaba Anteo, y era un coloso que mataba a todo aquél que atravesara la ciudad de Tingis, la cual era su dominio, y le había puesto el nombre de su mujer.
Desafiaba a cualquier viajero que se acercara a sus dominios, y como tenía demasiada fuerza, los vencía, y con sus cráneos se propuso construir un templo a Poseidón, Dios de los mares.
Igual que Hércules, Anteo también tenía un secreto acerca del origen de su fuerza. Resulta, que era hijo de la tierra, que se llamaba Gea, y era quien lo protegía. Cuando en alguna de sus peleas, era superado por su enemigo, y lo derrotaba tirándolo por tierra, cuando caía, era fortalecido por la tierra, su madre.
En su vagabundear para la realización de los 12 trabajos que el oráculo le había impuesto para lavar su conciencia, Hércules cruzó los dominios de Anteo, quien al enterarse, lo atajó y lo retó a muerte. Inició la pelea, y al poco tiempo se notó la superioridad de Hércules.
Derribó a Anteo 3 veces, pero cada que caía por tierra se levantaba con más fuerza y vigor. Hércules no veía como ganarle, pero a la tercera vez observó que la tierra lo acogía y lo fortalecía, y de inmediato urdió una estrategia.
Se abalanzó sobre Anteo y lo golpeó fuertemente en la cabeza, dejándolo aturdido. Cuando estaba a punto de caer, lo tomó por la cintura y lo elevó del suelo. Así como lo tenía sujeto empezó a apretarlo con todas sus fuerzas, hasta que le reventó los intestinos, sin que su madre la tierra pudiera ayudarlo.
Mencionamos este lance épico, como un contexto para entender la omnipresencia del Partido Revolucionario Institucional, que se ha anquilosado en el poder, y que nunca va a perder el control político. Para ello, será necesario hacer un poco de historia.
Durante la campaña por la presidencia de México en que contenderían Andrés Manuel López Obrador, Felipe Calderón y Roberto Madrazo, los mexicanos denotaban mucho hartazgo y desconfianza. 
“El Peje” era el candidato que reunía mayor simpatía, Felipe Calderón había hecho varias maniobras escandalosas al interior de su partido para conseguir la candidatura, y habían conseguido cierta popularidad. El candidato del PRI, Roberto Madrazo, definitivamente estaba acabado, por su desprestigio personal y el de su partido, y hasta Patricia Mercado tenía un mejor discurso.
Los sondeos indicaban que los votantes no acudirían a las urnas, poniendo en evidencia la necesidad de cambios profundos en la “democracia mexicana”: nuevos partidos, nuevos candidatos. 
Entonces, los ideólogos y estrategas, en complicidad con los publicistas de radio, televisión y prensa escrita, urdieron una campaña contra los políticos, y “en favor de los ciudadanos”.
Por medio de gran cantidad de promocionales, recomendaban a los mexicanos, sobre todo a quienes viven en zonas pobres y marginadas: “Agarren lo que les den, y a la hora de votar, háganlo por el candidato de su preferencia”. Otra recomendación muy repetida era: “Si no crees en los partidos ni sus candidatos, acude a la casilla que te corresponde, y tacha toda la boleta para anular tu voto”.
Y muchos atarantados mexicanos, creyéndose bien politizados, y pensando que la televisión los había puesto en el camino de la verdad, se fueron a sumar a las largas filas ese 2 de julio de 2006, para demostrar su repudio al proceso electoral. Algunos hasta llevaban a su familia, “para darles lecciones de civilidad”. Estúpidos incautos.
El derecho penal norteamericano, funciona en base a la premisa de que basta tener la percepción de que pueden demostrar la inocencia o la culpabilidad de un acusado. Algo así como el juego de las barajas. Un jugador puede atemorizar a sus contrarios, haciéndoles creer que tiene un gran juego, haciendo una apuesta desmesurada.
En el juego electoral mexicano, usted sabe perfectamente que nunca han sido contados voto por voto, ni casilla por casilla. A los partidos políticos, les basta crear la percepción de que las votaciones fueron copiosas, y que tienen muchos simpatizantes. Tal cosa se demuestra con las grandes concentraciones de partidarios y simpatizantes. Las multitudes que se juntan en torno a cualquier candidato, son indicativo que va a ganar.
Del mismo modo, una gran cantidad de menesterosos recibiendo despensas y regalos por parte de un partido o un candidato, crea la impresión de que tiene el triunfo asegurado, o ¿Por qué cree usted que en las campañas hay gran cantidad de fotógrafos? O ellos son muy listos, o nosotros somos muy tontos. ¿Usted, qué prefiere? 

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