viernes, 19 de junio de 2015

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista

¿ES “UN BUEN TIPO” TU VIEJO?
En un par de días más, el domingo 21 de junio de 2015 se “celebrará” y celebrará por enésima ocasión en la república mexicana el día del padre,  tema complejo y escabroso por naturaleza.
No con la euforia del 10 de mayo, día de la madre, pero de cualquier forma los comerciantes no dejan títere con cabeza: exprimen el sentimentalismo y encajan el diente vendiendo de todo.

Las y los hijos compran “para festejar a papá”. La mejor manera de felicitarlo es regalándoles algo… ¡Algo!... un pomo para que pase “feliz” su día o un mecate para que se ahorque. Según.
“El agosto” del día del padre o de la madre, también lo disfrutan los medios de comunicación y los que venden muebles, autos, relojes, barcos, tamales, enchiladas, atoles y… ¡flores! 
Una cadena de cempasúchil que regularmente se adquiere cualquier otro día por diez pesos, en fechas especiales como el domingo que viene se consigue hasta en treinta o cuarenta pesos.
Sin restarle “méritos” a papá, en la procreación, quien merece todas las consideraciones es quien da la vida. Pero “mientras una madre es para doce hijos, doce hijos no son para una madre”.
Y bajo esas especiales circunstancias de falta de amor para mamá y una absoluta desatención  para ella de parte de los hijos, ¿qué puede esperar papá, aunque sea excelente y ejemplar?
Esa es “la naturaleza” de algunos seres a los que se les llama humanos. Por ahí deben andar uno o dos “hijos” quienes juzguen la conducta de sus padres y les guarden resentimiento y hasta  odio.
Motivos, “sobran”: La separación de los padres, la irresponsabilidad del padre que convirtió a la esposa en “padre y madre” para educar a los hijos, falta de apoyos a sus vástagos, y algo peor:
El alcoholismo, su vida intrascendente porque nació perezoso e irresponsable. Porque “papá no es un ejemplo a seguir debido a su pobreza, a su ignorancia, a que es un bueno para nada”.
Pero de todos modos es el día “del padre”. Seguramente que existen millones de seres humanos en este planeta quienes merezcan el honor de recibir el altísimo título de Padre o de Papá ¡Claro!
Pero, por otro lado, ¿cuántas madres  resentidas habrá que pretendan hacer entender a los hijos que su matrimonio no pudo ser porque su papá fue o es un desobligado? 
¿Y cuántos hijos, a pesar de ello, y a pesar de los pesares, aman a su padre aunque estos no les hayan regalado ni los buenos días y en muchos casos ni los conozcan porque mamá no quiere?
Los humanos no somos perfectos. Es en la juventud cuando se cometen fallas, errores o se va por el camino equivocado, porque en esa edad hay poca reflexión, inexperiencia y todo se complica.
Se complica porque tampoco se tuvo la orientación de los padres que estaban separados y no se tuvo la figura paterna en casa, y habiendo conflicto, se creció como se pudo, y con más defectos.
A pesar de ello, muchos, muchísimos hijos se abrieron paso en la vida como pudieron, como consideraron que era lo correcto y cuando formaron una familia son y han sido diferentes.
La madurez indica que un hombre se une a una mujer con hijos y los ama, los respeta.  Y también va a la inversa: Una mujer se une a un hombre con hijos, pero ¡si hay amor!, no hay problema.
Por otro lado, la premisa es bíblica: “No juzgues para que no seas juzgado”, porque “con la vara que mides, serás medido”. ¿Es necesario juzgar a los padres? ¿Para qué? ¿A quién le sirve eso?
Poco o nada en realidad tenemos o podemos hacer los hijos en el asunto que los unió o desunió. Solamente ellos saben cómo se conocieron y por qué se separaron y tuvimos que pagar “el pato”.
¿Quién me autoriza para juzgar la conducta de mis padres? Debo dar gracias a Dios y a ellos porque tengo vida, porque soy algo, lo que sea, y estoy vivo y puedo formar mi propia familia.
Han habido ocasiones que algunos padres queremos educar a los hijos cuando son ya mayores…Y, claro que no da resultado, porque en el hogar y en la vida se guía con el ejemplo. ¡Con el ejemplo!
Un padre alcohólico, broncudo, lépero, majadero, grosero, que llega a casa a cualquier hora insultando a la esposa y violento y agresivo con los hijos, ¿será un buen padre? ¡Jamás!
Un tipo que no trabaja, que no lleva el pan nuestro al hogar, que se la pasa en las cantinas, en el billar o con los amigotes y no cumple las obligaciones de padre y de esposo, ¿será buen ejemplo?
¡Ah!, pero el “día del padre” espera regalos, como si los mereciera. Bueno sería que se preguntara, ¿cuántas veces a la semana o al mes dialoga con los hijos y los visita en sus escuelas?
¿Cuántas veces al mes ha dialogado con el maestro o la profesora de sus hijos y ha ido a preguntar por su conducta o sus calificaciones y cuántas tardes se acomide a hacer la tarea con los hijos?
¿Cuántas veces al mes lleva a los hijos a los parques, a los juegos infantiles, a las canchas deportivas a jugar con ellos o de día de campo y si cuando cobra les compra ropa y calzado?
¿Los acompaña a la iglesia, al templo, a la congregación y les enseña La Palabra, o si es ateo o cuáquero, agnóstico o no creyente les indica cuáles son los principios morales a seguir?
Y en las vacaciones, ¿lleva a sus hijos a conocer museos, bibliotecas, centros de diversión o por lo menos visita otras poblaciones o ciudades y los lleva a teatros, al cine y se la pasa con la familia?
Entonces, un Padre que cumple con por lo menos el diez por ciento de lo antes anotado, tiene derecho a ser festejado y lo va a disfrutar, igual que los hijos, pero, los demás, ¿Cómo?
De todos modos, muchas felicidades…Y esto, en muchos de nosotros, no pasa de ser simple y sencillamente una desiderata… Eso, para que nadie se muerda los labios: ¡Felicidades!

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