viernes, 17 de julio de 2015

ARTICULO

El orgullo de ser cucheño

César González Guerrero
 Con todo nuestro respeto a nuestro inolvidable tío Mauro Guerrero Morales (QEPD).
 Nadie se imaginó que, en esta época contemporánea, el calificativo de Cucheño pasara a la historia de Copala, tal vez de Guerrero y de México, como el más popular. Y lo más interesante es que, como parte de la política globalizadora y tecnológica, ahora es un término internacional. Aunque es necesario reconocer que también hubo, hace muchos años, otros de igual trascendencia aunque circunscrito solamente a nivel regional. Desde luego, aun no existían los medios de comunicación que hoy hacen que todo se conozca en el mundo.

El origen Cucheño, me platicaba mi padre Santa Cruz González Cortés, y así lo escribió en su libro “Mi Historia, Experiencia, Obras y Acciones”, surge aproximadamente en el año 1975, cuando se incorporaba a la vida política de Copala como Presidente del Comité Municipal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y el señor Frumencio Silva Suástegui (QEPD), asumía la Presidencia Municipal de Copala. Prácticamente, me contaba  mi padre, a partir de ese entonces, mi tío Mauro Guerrero Morales (Tío Mauro o Pa Mauro), empezó a llamar a mi padre Cucho, porque a los varones que llevan el nombre de Santa Cruz así se le podía identificar y, desde ese tiempo, me decía mi padre, tío Mauro en ocasiones así le llamaba. Hasta ahí no había mayor trascendencia, era un simple sobrenombre.
Es muy importante destacar que, en un principio, a mi madre Cohinta Guerrero Aparicio (QEPD), no le parecía correcto ese alias, pero con el tiempo, también a ella le gustó y se acostumbró tanto que, frecuentemente, expresaba su satisfacción y orgullo. Mi madre, de igual manera, tuvo una actitud Cucheña digna  en todas las acciones y movimientos que mi padre y, desde luego, nosotros sus hijos, realizamos. Su solidaridad y apoyo siempre estuvieron presentes, en las buenas y en las malas. En ocasiones con alegría y en otras con tristeza.
Fue años más tarde, cuando mi padre fue postulado candidato a la Presidencia Municipal de Copala en el año 1977, y a sus seguidores, mi tío Mauro Guerrero ya los ubicaba como Cucheño o Cucheños, claro sus adversarios políticos de la época estaban felices por el no muy agradable apodo, según ellos. Todo sucedió al revés, mi padre a partir de ahí, se sintió orgulloso de tener ese apodo. Obviamente, a sus familiares cercanos y amigos de confianza, también se les consideró así. En algunos hubo molestia, en otros hubo comprensión. Yo en lo personal, también me sentía orgulloso de ser Cucheño. Por fin, en la vida política de Copala surgía el Partido Cucheño y que a la fecha aún existe. Ya no eran los “priistas” los adversarios políticos, ahora eran los “Cucheños”.
Claro que, en su momento y quizá hasta la fecha, las críticas fueron muy fuertes de parte de los seguidores del partido contrario conocido como los “parmistas”, por ser los que promovían al candidato del entonces Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM). Sin duda fue una contienda política muy difícil y muy cerrada, en donde mi padre logró el triunfo por una diferencia mínima de 300 votos. Es así como ocupa la Presidencia Municipal de Copala en el trienio 1978-1980. Los ataques contra los Cucheños arreciaron pero los soportamos. Gracias a Dios, a la fecha, somos más amigos que adversarios políticos. Creo todo ha quedado atrás.
Años más tarde, en mis campañas políticas, de igual manera, ya no se referían a los “priistas” sino a los “Cucheños”. Y lo mismo sucedió, en años posteriores, cuando la campaña política de mi hermano Luis Javier, el apoyo fue para los “Cucheños”. Y, con todo el respeto a la gente que no nos apoyaba, a partir de este periodo, los “Cucheños” fuimos acusados de todo. Es más, los adversarios se dieron el lujo de adjudicar este sobrenombre hasta a quienes, años después, llegaron a ocupar la Presidencia Municipal de Copala. Obviamente ellos no tenían la culpa, el simple hecho de ser nuestros amigos los hicieron acreedores a este alias. A ellos, y a nuestros amigos y familiares,  nuestro respeto y reconocimiento por brindarnos su amistad y confianza y, desde luego, nuestra disculpa por la acusación infundada de ser Cucheño. A mí, y tal vez a muchos más,  si me honra ser Cucheño.
Ahora, en pleno siglo XXI, los Cucheños estamos más fuertes que nunca, principalmente porque nuestro Decálogo es muestra de unidad familiar, de respeto y apoyo a la gente. Esta es la herencia y el compromiso que nos dejó el Cucheño Mayor.
Aunque en otra oportunidad vamos a retomar este tema, a continuación anotamos parte del Decálogo de los Cucheños, mismo que podrá ser aumentado y/o ajustado:
-Honrar la memoria de nuestro Padre.
-Ser leales y solidarios con los amigos y familiares.
-Ser dignos,  sinceros y generosos.
-Respetar a todos nuestros familiares y amigos.
-Apoyar las luchas de los más necesitados.
-Fomentar la Unidad Familiar, la Educación y Superación Personal.
-Mantener el espíritu lleno de alegría y felicidad.
- Honrar y estar orgullosos de ser Cucheños.
-Impulsar la cultura, el deporte y la recreación.
-Apoyar y respetar a las autoridades que impulsen el desarrollo del pueblo.
-Venerar a nuestros fieles difuntos.
-Mantener la Fe y la Esperanza por un futuro mejor.
-Promover, fortalecer y defender la cultura del Respeto y la Honradez.
-Evitar el odio y las ofensas a quienes nos ofenden.
-Trabajar siempre por beneficiar al pueblo.
-Ser solidario y fomentar las tradiciones y costumbres de nuestro pueblo.
-A las criticas responder con trabajo y más trabajo.
-Portar siempre, con orgullo, el Banderín y la Camiseta Cucheña.
-Entender, respetar y comprender a quienes no comulgan con el Decálogo Cucheño.
¡SOMOS CUCHEÑOS DE CORAZON¡

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