miércoles, 22 de julio de 2015

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista

EL RADIO EN CHILPANCINGO
*Con mucho gusto damos respuesta a la amable petición de nuestro compañero radiodifusor Paco Olaya, quien hace años hizo reconocido trabajo en Chilpancingo, actualmente radicado en Puerto México. (Coatzacoalcos, Veracruz).
Antes que Chilpancingo tuviera una estación de radio comercial, cosa que ocurrió el viernes 26 de mayo de 1961, ya había locutores. Eran los Maestros de Ceremonias en las veladas literarias que se hacían en el viejo Palacio de Gobierno. También los había para los programas oficiales celebrando acontecimientos históricos, para honrar a los héroes o bien en las ceremonias “públicas y solemnes” que realizaba el Congreso del Estado no sólo en Chilpancingo sino en varios puntos de nuestra entidad: Tixtla, Técpan, Iguala, Ixcateopan.

Se dice que el gran poeta de Chichihualco –hay quienes comentan que nació en Tepozonalco, municipio de “Leonardo Bravo”- don Lamberto Alarcón, tenía un vozarrón de aquellos, y era una delicia disfrutar su elocuencia cuando en algunos festejos daba a conocer sus bellas obras. Una de ellas su poema “Al Laurel del Templo de de Chilpancingo”. Otra: “Quisiera amar a todas las mujeres”.
Algunos locutores que se recuerdan anunciando ceremonias oficiales fueron, entre otros don Amadeo García Pastor, cuando fue director de Actividades Cívicas del gobierno del estado lo mismo que Juan Sánchez Andraca, en la breve época gubernamental de Caritino Maldonado Pérez; don Hermilo Castorena Noriega, Héctor Astudillo Bello y Hugo Cesáreo, su hermano, locutores oficiales en el gobierno del tristemente célebre Raúl Caballero Aburto. Recordamos a don Humberto Martínez Herrera, a Pepe González, don Josafat Acevedo y, claro, años después, en los espectáculos a don Sabás Telumbre que “locutoreaba” recorriendo Chilpancingo a bordo de un jeep, anunciando las funciones del “céntrico y cómodo cine Guerrero”.
Decíamos que fue en mayo de 1961 cuando “salió al aire” la primera estación de radio comercial en Chilpancingo, la XELI, a la que don Hermilo Castorena Noriega, el gerente bautizó como “La Estación de las Gran Familia Guerrerense” y también como “La Cheli”, o “La Avispita Cheli”. Esa emisora que oficialmente fue reconocida como “Voz del Sur S.A. de C.V.” no contrató locutores profesionales, como debió haberlo hecho. La empresa voceó que se daría la bienvenida como locutores a jóvenes que quisieran abrazar la carrera. Fue así como llegaron muchos, pero se seleccionó, mediante prueba de voz, a quienes habrían de formar la “Primera Planta de Locutores de la XELI”.
Estos son sus nombres: Hermilo Castorena Noriega, gerente; Odontóloga Fabiola Acevedo Tena, comentarista de sociales, quien heredó de su señor padre, don Josafat Acevedo la habilidad para el micrófono. Capitán Piloto Aviador Bernardo Camarillo Montes; don Jesús Romero Salas, técnico de la emisora; Sergio Partearroyo Baranda, profesor; Miguel Ángel Zapata Vázquez; Francisco Meneses Téliz; Antonio Bustos Yoteco; Profesor Teodoro Calixto Díaz; Sergio Álvarez Calleja y Héctor Contreras Organista.
Trabajaba como velador y discotecario don Félix López, el segundo apellido no lo recordamos. La XELI “salía al aire” a las 7 de la mañana con el programa “Despertar Suriano” y terminaba sus transmisiones a las 11 de la noche, con “Canciones en la Noche”. El programa favorito de la muchachada fue “Festival de la Música Moderna” que se transmitía a las siete de la noche, con duración de una hora y después de Sergio Partearroyo Baranda, quien lo fundó, me tocó en suerte conducirlo por algunos años, de 1961 a 1965.
Llegaron después –segunda generación- otros aspirantes a locutores entre quienes recordamos a Abimelec Salgado Alarcón, Bernardo Álvarez Calleja, Enrique Berruecos Leyva, Leopoldo Ayala Guevara, Baldomero Vázquez Arizmendi, Alejandro Rodríguez Espinosa, las hermanas Célis; Esther Vázquez, Esperanza Córdoba, la “Bibiis” y, a la discoteca, después del compañero Isidro Castañeda, arribó don Mario Parra Guerrero. Y en el Departamento de Continuidad se quedaron los Antonios: Gutiérrez Rodríguez y Gutiérrez Alanis. También ingresó como técnico don Amadito Rodríguez, de muy grata memoria, radicando ahora en el norte. Así funcionó la emisora por espacio de diez años. Después llegaron otros compañeros como Miguel Ángel Alfonso Castorena, Eduardo Nájera García, Francisco Salgado Alarcón, Eduardo Leyva Martínez, Raúl Salgado Castañón, Naty y María Esther Castorena y el inolvidable amigo y gran compañero Javier Maciel Meza, destacando Maciel por su admirable habilidad y la gran voz de la querida y admirada locutora Natividad Juliana Castorena Tenorio, Naty Castorena, entre otros.
Entre 1965 y 1966 se produjo una huelga para exigir a la empresa, misma que encabezaba el ingeniero Ricardo Carrión, padre de Lalo, Ricardo y Héctor, fundadores del grupo musical “Los Hermanos Carrión”, la firma del Contrato Colectivo de Trabajo con el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radio y la Televisión (STIRT) que en esa época regenteaba el célebre “Negro” Rafael Camacho Guzmán, famoso como “Camacho Negro Azabache” que dejó el sindicato en manos de Netzahualcóyotl de la Vega (calentano guerrerense) porque el dedo tricolor lo impuso como gobernador de Querétaro (1979-1985).
El delegado del STIRT en Guerrero, con sede en Acapulco, Ángel Luis Espejel nombró como delegado sindical a don Mario Parra Guerrero, quien después de 49 años de aquella huelga, sigue fungiendo como representante sindical en la región centro del estado, sindicato que por cierto, a casi medio siglo de fundada la primera emisora, ya tiene edificio propio para no seguir pagando -con las cuotas de los trabajadores, obviamente- diez mil pesos mensuales de renta de un departamento localizado en un edificio de la avenida Álvarez, según nota informativa del cordialísimo amigo periodista don Daniel Genchi Palma. 
El máximo logro que los trabajadores obtuvieron hace casi medio siglo fue que el salario se incrementara, por hora, de tres pesos a cuatro pesos con cincuenta centavos. Eso pagaba la empresa a los locutores. A la fecha, y esto bien que lo saben los locutores, pero mucho más lo duelen y lo sufren sus familiares, en casi en nada han mejorado los sueldos de hambre.
El número de estaciones de radio se ha incrementado en Chilpancingo, y con ello es obvio que “La Familia Radiofónica” es más numerosa. Pero, en este rubro, como en muchos, no se trata de cantidad, sino de calidad. A las empresas de radio no les conviene contar con locutores o periodistas “inquietos” en la cabina. A quienes alquilan para que conduzcan “noticieros” los domestican. Si alguno hace uso o intenta hacer uso de la Libertad de Expresión, se va a la calle.
El control que ejercen las empresas en su programación y sobre todo en sus “noticieros”, no permite que se expongan libremente las opiniones de la ciudadanía. Hay una “libertad de expresión” ficticia y chayotera. Por ello, la mediocridad de los microfonistas nadie la celebra, ni los propios explotadores (empresa-sindicato) de toda esa “familia radiofónica” sometida y agachona.
Por eso se han multiplicado los famosos “ninis” del radio y la televisión en Chilpancingo: Ni voz, ni lectura, ni dicción, ni modulación, ni iniciativa, ni improvisación, ni cultura, ni nada. Eso es exactamente lo que “conviene” a las empresas. Contar con puro “coco seco” en sus micrófonos.
Hubo una época en México, cuando Álvaro Gálvez y Fuentes (“El Bachiller”) fue titular de la Dirección de Audiovisual de la Secretaría de Educación Pública y el director de Radiodifusión de la SEP era Ricardo López Méndez, “El Vate”: (‘¡México, creo en ti como en el vértice de un juramento!’) -¡Señorones de la cultura, a más no poder!- en que, para quienes aspirábamos a conseguir Licencia de Locutor teníamos que presentar examen en la ciudad de México –avenida Circunvalación y Tabiqueros-, primero el esrito, y quien lo aprobaba presentaba el segundo ante sinodales, como se hace para cualesquiera otra profesión.
Quien en esa época de los años sesenta aprobó, podía calificarse como Locutor Profesional, porque había que ir muy bien preparado para demostrar que, ahí sí, se “dominaba” el micrófono. Y no sólo eso. Había que conocer puntos, comas y hasta las íes de la Ley Federal de Radio y Televisión. 
¿Qué pasó con todo lo que ellos –“Bachiller” y “Vate”- edificaron con tanto esfuerzo? Los compromisos corruptos de los malos funcionarios de don gobierno con los concesionarios de radio y televisión pudieron más. Se pudrió el avance y por eso hoy sufrimos la mediocridad de “un atajo de voces de pito” y de mediocres “locutores” que provocan náusea. Se acabó el interés por el radio. Hoy, cualquier idiota es locutor.
Como trebejo de utilería se desechó y así se tiene y mantiene a la Ley Federal de Radio y TV. A los locutores profesionales se les desplazó y se dio paso a “artistas” para que hicieran comerciales, y de hecho, los empresarios, en contubernio con los sindicatos y en maridaje cínico con aquel tipo de “servidores públicos” que sepultaron la Ley Federal de Radio y Televisión forzaron para implantar la automatización, con lo que la profesión de Locutor en México, dejó de existir. Así se fácil.
Tal vez la única reminiscencia del radio de “La Época de Oro” que ande por ahí sea la Asociación Nacional de Locutores de México (ANLM) que siempre se utilizó para “empanizar personalidades del micrófono” pero que nunca jamás sirvieron al gremio, al igual que otras muchas agrupaciones de “gente del radio” que mal usan unos cuantos politicastros del micrófono, esos que tienen el espinazo de plástico para doblarse con increíble flexibilidad de marioneta ante los patrones y los políticos, y a todo decir: “¡Sí, señor!”, “¡Lo que usted diga, señor!”.
En Guerrero, la única radiodifusora que contra viento y marea sigue salvando obstáculos y luchando día con día para mantener en alto y con mucha dignidad el ejercicio profesional del locutor, es XEUAG, Radio Universidad Autónoma de Guerrero. En materia de televisión, es indiscutible la admiración y respetos al fantástico y valioso equipo de Ceprovysa, de Isabelita Ortega Morales y Martín Martínez Olvera. En la XELI, el gran Fili García no tiene par.
En una próxima entrega, haremos remembranzas de uno de los locutores que anunciaban cuando no había estación de radio, y nosotros le ayudamos, voceando por las calles.

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