miércoles, 19 de agosto de 2015

COLUMNA

Amado Nervo, el poeta 

Apolinar Castrejón Marino
Todos reconocemos los versos que dicen:
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida, 
porque nunca me diste ni esperanza fallida, 
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; 
porque veo al final de mi rudo camino 
que yo fui el arquitecto de mi propio destino.
Son del poema “En Paz”, del maestro, diplomático, y poeta mexicano Amado Nervo. Es quizá el más conocido, pero hizo otros muchos de igual
calidad, del estilo modernista.

Por ejemplo, en el poema “A Leonor” sublima sus sentimientos para expresarlos a la mujer amada, en forma de gradual intensidad.
Tu cabellera es negra, como el ala del misterio; 
tan negra como un lóbrego jamás, 
como un adiós, como un ¡quién sabe!
Pero hay algo más negro: ¡tus ojos! 
  Tus ojos son dos magos pensativos, 
dos esfinges que duermen en la sombra, 
dos enigmas muy bellos... 
Pero hay algo, más bello aún: tu boca. 
  ¡Oh sí!; tu boca, hecha divinamente 
para la cálida comunión del amor.
tu boca joven. Pero hay algo mejor aún: ¡tu alma! 
 Tu alma recogida, silenciosa, 
de piedades tan hondas como el piélago, 
de ternuras tan hondas... 
Pero hay algo más hondo aún: ¡Tu ensueño!
Amado Nervo, nació en Tepic, Nayarit (México), el 27 de agosto de 1870. Su nombre real fue Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo. Realizó sus estudios elementales en Tepic, pero a los 24 años se trasladó a la Ciudad de México para cursar estudios medios y superiores.
Estudió Ciencias, Filosofía y Teología, pero pronto se ligó al mundo de la literatura y de los poetas, en donde destacó casi de inmediato: fundó una revista de renovación artística, llamada “Revista azul”, junto a Manuel Gutiérrez Nájera.
En 1896, publicó su primera obra, “El bachiller”, y en 1898, apareció su “Revista moderna”, que realizó en colaboración con Jesús Valenzuela. Este mismo año  publicó sus libros de poemas: “Perlas negras” y “Místicas”. 
Entró en relación con Rubén Darío y Leopoldo Lugones, con quienes realiza un viaje a París, a la Exposición Universal, como corresponsal del diario “El Mundo”.
En 1902 conoció a la mujer que sería su inspiración, Ana Cecilia Luisa Daillez, se puso a escribir frenéticamente, y publicó su libro “El éxodo y las flores del camino”. En 1922 falleció su musa francesa, y le compuso el poema “La amada inmóvil”. Volvió a México muy desconsolado, y trabajó como docente de lengua castellana en la Escuela Nacional Preparatoria.
De por sí, su vida había estado marcada por la tragedia. Su padre murió cuando solo tenía 9 años, a raíz de lo cual se suicidó su hermano Luis, y también su gran amor, Ana Cecilia desapareció misteriosamente, en 1912. 
Sus obras de neto tinte religioso son: “Los jardines interiores”, “En voz baja”, “Serenidad”, “Elevación” y “Plenitud”. También Publicó ensayos, como “Juana de Asbaje”, en homenaje a Sor Juana Inés de la Cruz, y “Mil filosofías”.
Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo, conocido como Amado Nervo 24 de agosto de 1919, en Montevideo, Uruguay. Su cadáver fue conducido a México por la corbeta Uruguay, escoltada por barcos argentinos, cubanos, venezolanos y brasileños. En México se le tributó un gran homenaje, y fue sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres.

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