martes, 22 de septiembre de 2015

ARTICULO

¡¡¡No más feminicidios!!

Wendy Alanis.-La humanidad y su historia está plagada de feminicidios, es decir de crímenes de castigo y odio en contra de las mujeres que de manera dolosa han continuado hasta los tiempos modernos.
Y muestra de la supremacía exagerada que ha tenido la figura masculina queda reflejada en un texto bíblico que se encuentra en el libro de jueces (capítulo 19; versículo 22) y reza así; “pero cuando estaban gozosos, he aquí que los hombre de aquella ciudad, hombres perversos rodearon la casa, golpearon la puerta y hablaron al anciano, dueño de la casa diciendo: Saca al hombre que ha entrado en tu casa para que lo conozcamos. 

Y salió a ellos el dueño de la casa y les dijo: No hermanos míos, os ruego que no cometaís este mal; ya que este hombre ha entrado en mi casa, no hagaís esta maldad. He aquí mi hija virgen y la concubina de él; yo os las sacaré ahora, humilladlas y haced con ellas como os parezca y no hagaís a este hombre cosa tan infame. 
Más aquellos hombres no le quisieron oír; por lo que tomando aquel hombre a su concubina, la sacó y entraron a ella y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana y la dejaron cuando apuntaba el alba. Y cuando ya amanecía vino la mujer y cayó delante de  la puerta de la casa de aquel hombre donde su señor estaba, hasta que fue de día. 
Y se levantó por la mañana su señor y abrió las puertas de la casa y salió para seguir su camino y he aquí, la mujer; su concubina estaba tendida, delante de la puerta de la casa, con las manos sobre el umbral, él le dijo : Levántate y vámonos; pero ella no respondió. Entonces la levantó el varón y echándola sobre su asno, se levantó y se fue a su lugar. 
La cultura patriarcal o misógina es uno de los factores que influyen en la “actitud pasiva” que conserva la sociedad y que impide acceder a un cambio o a una vida libre de violencia hacia las  mujeres, teniendo este tipo de cultura subfactores como la complacencia y la indolencia hasta de el mismo género femenino que durante siglos ha sido quien más violencia ha recibido.
Es claro que dejarnos guiar por el machismo sólo ha dejado una estela de dolor en la historia de la humanidad y un aire con un ligero olor a muerte.
Sin embargo; aunque el día de hoy se reconoce ya la existencia de la violencia de género y se lucha por su erradicación, se avanza a pasos lentos porque aún nos encontramos con la falta de sensibilidad y razonamiento por parte de la sociedad en general, incluyendo a aquellas mujeres que aún se niegan a creer que debe permear un cambio en la manera de concebir el concepto de haber nacido mujer, contribuyendo con esto a que el peor enemigo de la mujer sea otra mujer.
Además del factor cultural se encuentra también el religioso; lamentablemente este factor ha obligado a la mujer a vivir al lado de un hombre que sólo la ve como un objeto sexual, como una incubadora, como un ser destinado a ser marginado, humillado y hasta asesinado si así lo determina el machismo, esta ceguera ante lo que verdaderamente significa la religión, ha confinado al olvido el hecho de que Jesucristo fue el primer hombre en incluir a los evangelios a una mujer (que se consideraba impura por padecer flujo durante tantos años) este acto de misericordia, nos muestra la verdadera importancia que la mujer tiene como ser humano. Además de esto Jesucristo; como hombre, nunca se pronunció por violentar a una mujer; por el contrario, con un golpe certero de sabiduría y misericordia, contribuyó a evitar que se le diera muerte mediante lapidación a una mujer acusada de adulterio, cosa que no hemos aprendido pues tristemente la única que lleva el adjetivo de cualquiera es una mujer y al hombre se le privilegia concediéndole el derecho de tener a más de una mujer, mostrando con ello una cara más de la violencia de género.
Pero por encima de todas estas latitudes mencionadas, en esto tiempos modernos de reconocimiento de la violencia de género, tenemos una clase política indolente, corrupta y preocupada sólo por su bienestar y enriquecimiento, tenemos una clase política insensible e inservible en la lucha contra la violencia de género, preocupándose sólo por su bienestar y enriquecimiento, una clase política que lejos está de favorecer con su trabajo una ley que dignifique dentro de la sociedad el orgullo de haber nacido mujer, ( como por ejemplo desterrar la venta de mujeres  y niñas, hablando en el caso específico de México).
Y continuando con los tiempos modernos, hoy tenemos una Secretaría de la Mujer que sólo ha servido para aumentar la burocracia, dejando de lado convertirse en el verdadero organismo defensor de la mujer por la indolencia e incapacidad de quienes ahí trabajan, demostrando una vez más con ello que el verdadero enemigo de una mujer, es otra mujer.

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