martes, 3 de noviembre de 2015

ARTICULO

En referencia al 
gobierno de Astudillo

Gustavo Martínez Castellanos
En el arranque de la nueva gestión gubernamental del estado de Guerrero diversos analistas han opinado -palabras más, palabras menos- que este gobierno está destinado si no al fracaso a la ingobernabilidad debido a que el gabinete con que trabajará Héctor Astudillo está formado por imposiciones desde las cúpulas, tanto locales como del D. F., de su partido.

En el caso de las supuestas imposiciones que devienen del “centro”, estos analistas parecen haber pasado por alto que una de las prioridades de este gobierno es la seguridad y que la aprobación de los funcionarios que se encargarán de ella tiene que pasar por diversos filtros acordes a los estándares establecidos para la federación toda.
En lo que se refiere a las supuestas imposiciones que devienen de las cúpulas  locales (en algunos textos se les denomina “caciques”) se olvida que el PRI está formado por diversas expresiones y corrientes, y que esa diversidad habla de su pluralidad.
Esta pluralidad se conforma también por las fuerzas locales que participaron de manera activa y decidida para acceder al triunfo del PRI en las elecciones pasadas y por los sectores en que se encuentra dividido ese instituto político. 
Esta pluralidad, por otra parte, deja entrever que el PRI no solo no se encuentra en plena efervescencia sino que en la diversidad es capaz de trabajar como una entidad estructurada eficazmente tanto en el ámbito electoral como en el ámbito político.
Diversidad, pluralidad, concordancia, dinamismo, son elementos que echan por tierra la acusación directa de que con los “caciques” que han impuesto a su gente en el gabinete de Astudillo Flores arriba de regreso el antiguo PRI, pues por todos es sabido que aquel PRI era monolítico y unidireccional.
Es de esperarse que la oposición tanto partidaria como política se asuste ante un gobierno así; sobre todo si durante los periodos en que ejerció el poder no fue capaz de formar nuevos cuadros ni de dinamizarse internamente para enfrentar una maquinaria cuya erección hoy atestigua y a la que tendrá que enfrentarse en los próximos comicios.
Dicha maquinaria, en efecto, hoy suma la experiencia de viejos políticos y viejos funcionarios leales al partido y el dinamismo y pujanza de miembros de nuevo cuño. Todos, a diferencia de otros gobiernos, guerrerenses natos.
Esta inédita conjunción, sin embargo, no tendría la eficiente consistencia sin la postura de inclusión, tolerancia y armonía que Héctor Antonio Astudillo Flores le ha imbuido en todo momento al arranque de su gobierno.
Visto así, resulta un desatino pensar que este gobierno camine hacia el fracaso o la ingobernabilidad.
Sobre todo, si aparte de tomarse en cuenta que no solo el PRI ha operado significativos cambios en lo que es, puede observarse que la ciudadanía también es más participativa, crítica y expresiva, y que a través de las redes sociales y otros elementos de comunicación de actualidad ejerce presión sobre sus autoridades y actores políticos de manera expedita.
Esta participación se expresa en diversos niveles, uno de ellos, tal vez el más importante, es que Guerrero cuenta hoy día con más profesionistas egresados de sus universidades y de otras universidades, de cuyo, muchos, cuentan con posgrados.
Uno de esos ciudadanos fue recientemente propuesto por el gobernador Héctor Antonio Astudillo Flores al cargo de magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estado; se trata del Maestro en Derecho y doctorante en Ciencias Políticas, Robespierre Robles Hurtado.
Notable acapulqueño que el próximo mes de febrero cumplirá 23 años de ser notario, en el final de gobierno de José Francisco Ruiz Massieu fue el fedatario más joven de la entidad gracias a que mientras estudiaba la carrera de Derecho (UNAM) trabajó en la notaría del licenciado José Iginio Núñez y, posteriormente, fungió como defensor de oficio en el Tribunal del D. F. en donde obtuvo parte de su sobrada experiencia en el ejercicio de Leyes.
Robespierre Robles Hurtado, como propuesta del ejecutivo estatal, enriquece y profundiza la visión de Héctor Antonio Astudillo Flores y da un giro a la imagen y estructura de su gabinete. Es otro desatino soslayarlo.
Quienes conocemos la trayectoria de Robespierre y lo valoramos también como persona, esperamos que esta soberanía le otorgue la oportunidad de servir a los guerrerenses en uno de los nichos más sensibles y paradigmáticos de la vida suriana hoy día: la impartición de justicia.

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