miércoles, 18 de noviembre de 2015

ARTICULO

Astudillo: lo Humano

Gustavo Martínez Castellanos

Aunque no me guste el contexto en el que la pronunció, debo admitir que me atrajo el hecho de que el gobernador haya usado la palabra “humano” en un discurso.

El mundo, rendido ante la tecnología y la inmediatez, ha ido perdiendo la idea de lo humano en el entorno tanto fisiológico como ético para alcanzar sus metas. Sus extensiones y ortopedias científicas y tecnológicas (incluida la economía) han vuelto el sentido de lo “humano”, en algo frío e insensible.
Guerrero, cuya historia no registra ninguna etapa de reflexión humanística debido  a su carencia de universidades, ha caído en ese paradigma “inhumano”.
Educación superior en Guerrero no la hubo sino hasta 1843, en Chilapa y, más tarde, en 1852, en Tixtla a través del Instituto Literario de Álvarez, institución que derivaría, hasta 1960, en la Universidad Autónoma de Guerrero.
Otros territorios, hoy entidades federativas de la república mexicana, que circundan a Guerrero, tuvieron universidades desde su inserción en occidente. Por citar solo algunos: el Colegio de San Nicolás (Michoacán, 1540), Santo Domingo (Oaxaca, 1663), la Benemérita Universidad de Puebla (1578), ciudad que representó durante el virreinato el contrapeso político del virrey a través de su arzobispado; la Real y Pontifica Universidad de México, que siglos adelante sería la Universidad Nacional Autónoma de México.
Nuestra educación superior, tan reciente, no ha propiciado ni ideas de universalidad y humanismo, ni grupos de pensadores que pudieran haber moldeado nuestro  espíritu.
Hoy, esa dolorosa ausencia parece seguir marcando el devenir y la visión del suriano pues resulta proverbial el espíritu bronco, violento e irrefrenable del guerrerense. 
Que Héctor Astudillo mencione como una aspiración el arribo del guerrerense a un estadio “humano” o “más humano” indica algunos afortunados referentes; entre ellos, el hecho de que ha buscado el origen de muchos de los problemas que han propiciado el clima de violencia en nuestra entidad, y que, parece haber encontrado en buena medida una solución generalizada: humanizarnos o “humanizarnos más”. Volver a lo humano.
Si Astudillo quiere que su gobierno realice cambios profundos y trascendentales en Guerrero tiene que regresar a mirar a los profundas y trascendentales carencias que lo aquejan y llamar a los más capacitados pensadores guerrerenses para que propongan, con base en su experiencia y su visión humanística, los cambios necesarios. 
A esto me he referido anteriormente: el uso de los recursos destinados a la Secretaría de Cultura (y en parte a la SEG) debe destinarse a este noble e ineludible objetivo, no a festejar al gobierno en turno con festivales y eventos insulsos que sólo benefician a los grupúsculos enquistados en los presupuestos y que nunca generarán rentabilidad social. 
Astudillo tiene ante sí una gran oportunidad. Esperamos que sepa aprovecharla. Guerrero, sangra, llora, pierde hijos, inversiones; necesita cambios verdaderos y, si es evidente que el humanismo puede ayudar a que nuestro estado mejore que Astudillo haga uso de todas las facultades a su alcance e inicie cuanto antes con esa impostergable tarea. 
Preclaros hijos, preparados fuera y dentro del estado, Guerrero tiene muchos. Y no sería difícil difundir sus ideas y los cambios a lograr: la tecnología hace eso en cuestión de segundos.
Nos leemos en la crónica gustavomcastellanos@gmail.com

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