viernes, 6 de noviembre de 2015

ARTICULO

Día de todos los santos

César González Guerrero
Con mi especial saludo a los sacerdotes que hacen de estas fechas el espacio de reflexión propicio para acercarse a Dios y a nuestros muertos.

Con mucha satisfacción, una vez más, hemos celebrado una de las fiestas de mayor tradición en México y que, considero, debemos fomentar con nuestras familias, buscando la unidad de nuestros pueblos y el respeto a la cultura heredada de nuestros antepasados.
Para la iglesia católica, en la mayoría de todos los países del mundo, el día 1ro de noviembre es el Día de Todos los Santos pero, coincidentemente, y de acuerdo con la tradición mexicana, muy respetuosamente, celebramos el día de nuestros fieles difuntos, llamado día de muertos, extendiendo los eventos hasta el día 2.
Como celebración cristiana, este día se considera una fiesta que, con alegría, evocamos a todos aquellos difuntos que, habiendo superado el purgatorio, se han santificado totalmente y gozan ya de la vida eterna, en la presencia de Dios. Son religiosos o laicos que han logrado llegar a Dios.
Fue el Papa número 90 Gregorio III (731-741), de la iglesia católica, originario de Siria quien, por su caridad, tuvo el sobrenombre de amigo de los pobres, consagró una capilla en la Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, a todos los santos y estableció como aniversario el día 1ro de noviembre; años después fue el Papa 101 de la iglesia católica, Gregorio IV (827-844) originario de Italia, quien introdujo en el calendario romano y extendió esta celebración a toda la iglesia, a mediados del siglo XIX.
Tal vez por eso es que, en las misas celebradas este día 1 de noviembre, los sacerdotes distribuyen un folleto relacionado con la fecha de referencia, haciendo extensiva la invitación a todos los feligreses a buscar ser santificados, haciendo todo lo que la norma cristiana solicita a quienes se dicen católicos, con el don de la fe, siguiendo el ejemplo de Jesús, hacer el bien y amar como él.
Es a partir de la vida infantil, la etapa más adecuada para iniciar este proceso, participando en el catecismo, y cumpliendo con todo los sacramentos, como son el bautizo, la primera comunión, la confesión, comulgar, orar, evitar los pecados, etc. Quienes, gracias a nuestros padres, vivimos esa agradable experiencia, al menos en Copala, lo recordamos con gusto y satisfacción. Fueron varias las tardes que disfrutamos de la “doctrina” en la iglesia de San Juan Bautista.
Cuando estábamos estudiando la secundaria en Acapulco y después la vocacional y superior en el DF, nos decían que las fechas de “Todosantos”, deberíamos estar con nuestras familias esperando la llegada de nuestros muertos, preparando todo el ritual que esto implica. De tal manera que, como estudiantes, nos decían “colegiantes”, esperábamos con “ansias” la llegada de Todosantos, principalmente por los “nejos”, el “pipián” y el “arroz de leche”. Algunos viajábamos con nuestro cartón repleto de ropa y otras cosas; con mayores posibilidades económicas, otros portaban su “veliz”, utilizando los legendarios autobuses “flecha roja”, “flecha verde” y las “gacelas”. Claro ya no existen.
Desconocíamos el motivo de la celebración pero si sabíamos que eran momentos muy emotivos, muy propicios, para reencontrarnos con quienes ya habían partido al más allá. Claro no existían los conceptos extranjerizantes actuales de “noche de brujas”, “Haloowen”, “calaveritas”, que van en contra de nuestra cultura popular mexicana y que no debemos fomentar.
Ahora, con un poco mas de información, estamos enterados del gran mensaje del Día de Todos los Santos, y que no obstante los pecados, y todos los obstáculos que nos depara la vida, debemos mantener muy alta la fe que nos inculcaron nuestros padres. Y si nosotros no logramos llegar a ser santos al menos a nuestros hijos y nietos si debemos mostrarles el camino del bien, esperando logren este objetivo. Por supuesto que también nosotros estamos tratando de llegar a ser santos, por tradición y convicción espiritual, promoviendo el Amor y la Paz. Es un buen propósito.

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