viernes, 20 de noviembre de 2015

COLUMNA

Sin Concesiones
Armando Patrón

 Tixtla: Elección pactada 
La elección de Tixtla está pactada entre el PRI y PRD con la finalidad de favorecer al abanderado del tricolor, sobrino del gobernador Héctor Astudillo Flores, Saúl Nava Astudillo, donde también se busca detener el avance de Morena y debilitar al Movimiento Progresista de Guerrero.

A pesar de toda la serie de irregularidades cometidas por los partidos políticos, el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, que dirige Marisela Reyes Reyes, se muestra omisa y solapador; lo que les interesa más es que el Congreso les apruebe un presupuesto millonario para continuarse beneficiando aún más.
La escandalosa campaña en medios masivos de comunicación, la entrega de despensas, la utilización de recursos públicos por parte del gobierno del estado, principalmente en la televisión tiene como finalidad  coaccionar y presionar el ejercicio del sufragio, por lo que en el contexto de estas características, consideraron que no es posible tener certeza respecto de si el resultado de la elección representa verdaderamente la voluntad ciudadana en el citado municipio.
Al gobierno del estado y principalmente a Héctor Astudillo Flores, le interesa sobremanera ganar la elección en Tixtla, para con ello “demostrar” a la sociedad guerrerense, que en ese municipio se está optando por la “paz”, y para ello se están destinando millones de pesos para la compra del voto. Si en las elecciones pasadas se estuvo comprando el voto en 500 pesos para que Astudillo fuera el gobernador, en Tixtla se ofrecen hasta mil pesos por la credencial de elector para votar.
También a Astudillo le interesa golpear al movimiento estudiantil de Ayotzinapa y para ello necesita confrontarlo con los pobladores de Tixtla; por eso la desproporcionada campaña en televisión, cuyos recursos provienen de las arcas del gobierno.
Al PRD no le interesa ganar la elección en Tixtla, no le interesa estar en conflicto con los estudiantes de Ayotzinapa, ni mucho menos con el Movimiento Progresista de Guerrero, porque además ya no es un partido de oposición, sino una institución que obedece ciegamente las órdenes de Peña Nieto y de Héctor Astudillo Flores.

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