jueves, 17 de diciembre de 2015

ARTICULO

Fiscalía en crisis

*Efraín Flores Maldonado
Dentro de la crisis económica, política y moral que vive Guerrero, palpita otra crisis más aguda y peligrosa y es la de nuestra violencia cotidiana. Están en riesgo los ciudadanos y novedosamente, también los servidores públicos. En el fondo, la delincuencia desorganizada… y la organizada solo
pueden operar por la ineficacia de los gobernantes y los mandos policiacos y en el peor de los casos, funcionan y se desarrollan por la complicidad de quienes integran y dirigen las fuerzas del orden público. Están en crisis, las instituciones públicas, las cúpulas policiacas y específicamente, está en crisis la fiscalía del Estado. No es una crisis que venga con Javier Olea. Él hereda esta crisis y su reto será poner orden… y paz. Orden administrativo, financiero. Capacitar a mandos y policías… y… sobre todo… alejarlos de la corrupción, la drogadicción y las ligas con los grupos que dirigen y administran tráfico de drogas, secuestros y cobros por derecho de piso. Guerrero nace como Estado, el 2 de octubre de 1849; el 16 de noviembre de ese año, los diputados constituyentes Cid del Prado y Quiñones, presentaron un primer proyecto de constitución que en su Artículo 67 decía que una de las facultades del Gobernador era “arrestar a cualquier persona cuando así lo exija la tranquilidad pública y asegurar al delincuente infraganti”… poniéndolo a disposición del Juez competente; el Artículo 68 de ese proyecto de constitución, pone como “obligación” del Gobernador, fracción IV, “proveer a la seguridad de los caminos y conservar el orden en las poblaciones”. En el segundo proyecto de constitución, presentado el 25 de noviembre de 1850, por los diputados Ignacio Castañón y José María Añorve de Salas, su Artículo 56 pone como “atribución” del Gobernador; fracción VII “cuidar que la justicia se administre pronta y cumplidamente en todos los tribunales del Estado”. En el primer proyecto de la constitución se decía en su Artículo 98 que habría en la capital de Estado, un Tribunal Superior de Justicia, dirigido por “Un Fiscal y tres ministros” y además, un abogado de pobres”, (Art. 104) que es figura primigenia de lo que hoy son los “defensores de oficio”. La Constitución Política de 1851, recoge de los 2 proyectos de constitución las obligaciones y facultades del Ejecutivo Estatal en cuanto a justicia y seguridad pública y establece la existencia de un “Procurador General del Estado” en su Artículo 74. En el Artículo 75 se decía, que del Gobierno recibirá “por escrito, las instrucciones y facultades” relacionadas con el desempeño de sus comisiones. El Art. 77 decía que las obligaciones principales del Procurador serian, entre otras, visitar los Distritos del Estado, tomar nota de las infracciones de los funcionarios, atender los adelantos de la instrucción pública, agricultura, minería, población… y otras que hagan la prosperidad del Estado. En la constitución de 1862, el articulo 64 señalaba que el Congreso del Estado nombrará al Procurador General de una terna propuesta por el Ejecutivo y en el artículo 65 dice que el Procurador tendrá cinco obligaciones; una de ellas sería formar expedientes en los cuales haga observaciones, entre otras, “sobre administración de justicia” y “sobre la necesidad de alguna Ley”. Es en la Constitución de 1917 cuando se dice en su Artículo 77 que el Tribunal Superior de Justicia se compone de tres Magistrados y “un Procurador de Justicia”, con un defensor de oficio que sustituye al anterior abogado de pobres. En la Constitución de 1950 ya aparece el Procurador General de Justicia como dependiente del Poder Ejecutivo que según el Artículo 77, también es ”Consejero Jurídico del Estado”. La Procuraduría de Justicia en este año de 2015 se transformó en Fiscalía; tiene las mismas facultades… y los mismos vicios. Yo digo que está en crisis y que será Javier Olea el responsable de dibujarle un nuevo rostro de honestidad y eficacia. Conozco desde hace varios años al nuevo Fiscal. Me consta su excelente formación profesional y su notoria eficacia como abogado postulante. Más allá de fobias partidistas, tengo la certeza de que hará un buen papel al frente de la Fiscalía del Estado. Le deseo suerte, para bien de Guerrero, Es todo. Maestro en Derecho por la UNAM*

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