lunes, 14 de diciembre de 2015

COLUMNA

¿Pensiones  y jubilaciones? 


Apolinar Castrejón Marino
Bueno, si le parece bien, hoy hablaremos de la transformación del Pensionissste, organismo que ampara las jubilaciones y pensiones de 1 millón y medio de trabajadores.
En promedio, los trabajadores al servicio del estado, tienen que trabajar durante 30 años, y que aceptar que les descuenten una parte de su salario, para que cuando cumpla su tiempo de trabajo o la edad de 60 años, pueda dejar de trabajar, y seguir cobrando su salario.
El ISSSTE fue fundado en 1959 por el presidente, Adolfo López Mateos, junto con el IMSS forman parte del sistema de salud de México, basado en los beneficios del socialismo: manejar en conjunto, las cuentas de muchos trabajadores, permitía cierto margen de acción para solventar algunos requerimientos de los trabajadores y sus familiares.

Desde sus inicios, el ISSSTE amparaba a 129 mil 512 trabajadores, 11 mil 912 pensionistas y 346 mil 318 familiares, con las 14 prestaciones que marcaba la Ley. Los “Servicios Sociales” apoyaban al asegurado y su familia, a través de la atención a niños en guarderías, renta y venta de departamentos en desarrollos multifamiliares, prestación de servicios funerarios, y apoyo en general a la economía familiar.
Lo que cotizaban los trabajadores, se administraba para devolverles apoyos de todo tipo a los trabajadores. Cada año se incrementaban servicios y atención a sus necesidades. Usted no lo va a creer, pero en las colonias más apartadas de la ciudad de México y su zona conurbada, era común ver unos pequeños automóviles alemanes, habilitados como minúsculas clínicas rodantes para atender a la población y aún a quienes no fuesen derechohabientes.  
En las clínicas del sector, los médicos eran titulados, y con buen prestigio, y a pesar de que los pacientes querían mostrarles su agradecimiento por la atención recibida, se resistían a recibir regalos y sobornos. 
Cuando el presidente Carlos Salinas asumió la presidencia, se enfrentó a los infinitos compromisos económicos contraídos durante su ascenso al poder. Tuvo necesidad de enormes cantidades de dinero e inició la venta, renta e hipoteca del país. Vendió empresas y bancos, otorgó concesiones, y pidió préstamos al extranjero.
Como todo eso no le alcanzaba les robó a través de interpósitas personas, su dinero a los ahorradores de los bancos. Cambió muchas leyes, como la ley agraria, para que los ciudadanos que tenían una pequeña parcela para sobrevivir, las pudieran vender ¿Quiénes eran los únicos que podían comprar? pues los terratenientes y los caciques regionales. Y a los campesinos, solo les quedaron la tierra de sus uñas.
Y el presidente más orejón que ha tenido México, siguió cavilando, de dónde podía sacar más dinero, y se dio cuenta que en el ISSSTE había mucho dinero, pero era el  que aportaban los trabajadores para sus servicios de atención médica, y para sus jubilaciones.
Pero como para todo hay modo, encontró varios cómplices que le allegaran los cuantiosos recursos de los trabajadores. Y nadie dijo nada a los trabajadores. Salinas confiaba que podría reponer alguna parte de lo que se estaba hurtando, o que su sucesor Ernesto Zedillo, aceptaría pagar lo robado.
Pero fíjese que ninguno de los brillantes economistas del gabinete de Salinas ni de Zedillo, pudieron ver las complicaciones que se vendrían con el paso de los años. Ellos argumentaron que se aumentaron los derechohabientes y que ya no alcanzaba el presupuesto para atenderlos.
Eso es completamente falso, porque también aumentaba el caudal de cotizaciones. La complicación era el gran número de trabajadores innecesarios, que se incorporaban a la nómina; el sobreprecio a que se adquirían medicamentos y materiales de curación; y los gastos faraónicos que ocasionaban los directores de las clínicas y su séquito de lambiscones.
Luego vino la manipulación del organigrama en beneficio de familiares y amistades del director general del Issste, y se incrementaron subdirecciones y oficinas parásitas, que solo aumentaron la burocracia. Dígame usted ¿Qué necesidad de Pensionissste, si es una oficina que se debe encargar de las pensiones y jubilaciones de los afiliados al Issste?
Y lo peor, que ahora quieren que se maneje de manera independiente a la organización del Issste, como si fuera otro organismo. Y ahí tiene usted la complicidad de esquiroles, como la diputara Beatriz Vélez Núñez de Chilpancingo, Gro. Quien “aclara” a la sociedad que “rotundamente, no se trata de que se vaya a privatizar el Issste”.
Pero esa no es la pregunta. La cuestión es que ahora, el dinero que cotizan los trabajadores, será invertido en varios negocios. Y que alguien nos diga ¿Cuando han sabido hacer negocios los burócratas del gobierno? Anticipamos en trance los trabajadores jubilados y pensionados cuando les digan que no hay dinero para su jubilación, porque sus cotizaciones fueron invertidas el algún negocio, pero que se perdieron.

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