COLUMNA

GOTITAS DE HISTORIA
Arturo Ríos Ruiz


El libro de Calderón de la Barca, se 
publicó en E.U., y Londres
 MÉXICO, D.F., a 14 de enero.- En territorio mexicano y luego de corta estancia en Veracruz, Frances y su esposo viajaron a la Ciudad de México, sobre el paisaje y los habitantes que veían al pasar, escribió: “un bonito pueblo de indios..., un mundo pintoresco y sorprendente”. 
Como todos los visitantes al país en el siglo antepasado, Calderón de la Barca se valió de los comentarios e investigaciones de Alexander Von Humboldt, quien estuvo en México en 1804 y es una de las principales fuentes de conocimiento de México. 
Así pues, podemos conocer cantidad de referencias a las costumbres alimentarias de la época; aunque cabe señalar que la mayoría corresponden a la clase alta. 
Un ejemplo, es el pasaje donde Madame Calderón relata la abundancia de alimentos y la elegancia en el servicio en la casa de Antonio López de Santa Anna, quien le

s dio la bienvenida como presidente de México:

Fueron invitados a un almuerzo, “La señora de Santa Anna me introdujo al comedor. Colocaron a mi esposo a la cabecera, a mí, a su derecha; Santa Anna frente a mi marido y la señora a mi derecha. 
El almuerzo estuvo magnífico y consistió en una variedad de platos españoles, carne y verduras, pescados y aves, frutas y dulces, todo servido en una porcelana francesa de blanco y oro, con café y vinos.
Después del almuerzo, la señora ordenó a un oficial que trajera su cigarrera, es de oro, con el picaporte formado por un diamante; me ofreció uno que no acepté, y encendió el suyo y los caballeros siguieron tan buen ejemplo”.
Francis hace referencia a los gritos callejeros de los “pregoneros” vendedores que hasta hoy forman parte de nuestra vida cotidiana y dice: “Hay en México multitud de gritos callejeros que comienzan al amanecer y no concluyen hasta la noche…” 
Sobre la fiesta de navidad, invitada a la novena y última posada de 1840, a casa de su amiga la Marquesa de Vivanco y escribió: “la celebración de las posadas es una curiosa mezcla de devoción y esparcimiento, pero forman un cuadro muy tierno...”. 
Justo Sierra O’Reilly (padre del educador Justo Sierra Méndez), que conoció en Washington a la marquesa de Calderón, unos años después de su regreso de México, se expresaba así: “habla con soltura los principales idiomas modernos; es de una instrucción exquisita, y era el alma de la brillante sociedad que en su casa se reunía.
A su regreso a Boston fue convencida, quizá por el escritor William H. Prescott, de publicar un libro de sus copiosas cartas. Escogió 54, “Life in México fue publicado en Boston en 1843 y, con diferencia de meses, en Londres,”. De éste se ha dicho que se trata del “mejor libro que jamás haya escrito sobre México un extranjero. 
Su esposo murió en San Sebastián, España en 1861, Frances el 3 de febrero de 1882 en el Palacio Real de Madrid, el título de marquesa se le había concedido en 1876 por el rey Alfonso XII por sus servicios a la casa real española. Fuente:http://www.estudioshistoricos.inah.gob.mx

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