viernes, 29 de abril de 2016

ARTICULO

No´más acuerdate 
de Acapulco

Apolinar Castrejón Marino
Otro problema que nos daña gravemente a los mexicanos es el burocratismo. Usted ya sabe que se trata de los empleados y funcionarios que se ciñen puntualmente a ciertas actividades rutinarias, y se rodean de una parafernalia que parece impuesta por Dios Padre, la cual los mantiene en una zona de confort, de la cual nadie los puede mover.

Todo inicia con esos empleados “de gobierno” encargados de una ventanilla de pago o de trámites, o ya de perdida, de un “mostrador”. Esa es la trinchera en que se libra la más feroz de las batallas, entre el ciudadano y el Estado. 
Vale decir que el ciudadano se presenta solitario, indefenso y desarmado, mientras que el burócrata está respaldado por todo un sistema, por la autoridad. Entonces, usted ya sabe quién gana siempre. Que el burócrata se regodea y sublima exigiendo al ciudadano los documentos más insólitos.
En este rubro se incluye al personal “de seguridad” (policías privados) quienes se dan gusto de “catear” (manosear) a las personas que acuden a tal oficina que es a su cargo. Y se refocilan cuando se apersona algún efectivo militar, policiaco o guarura, porque (dicen) que los obligan a despojarse de su “arma de cargo”, muy a su pesar de sus protestas y alegatos.
Pero como los mexicanos sabemos, todo se puede arreglar” (menos la muerte), y ocasionalmente, el burócrata de la ventanilla cambia su actitud y su semblante como por arte de magia; la magia de un billete que el ciudadano desliza discretamente entre tantos papeles. Los chismosos empleados “de seguridad” salen más baratos, pues se conforman con que les den para su torta o su refresco, o ya siquiera “para sus chicles”
Y entrando por la puerta grande del burocratismo, llegan los funcionarios de gobierno, encabezados por el mismísimo gobernador, a quien a veces “no le informan” de la realización de un ataque de los criminales, con resultado de varios muertos y heridos (caso Taxco). Y 3 días después tiene que salir con su cara de palo a declarar que sí hubo tal hecho de violencia.
O como en el caso más reciente de Acapulco del que declaró: “…no puedo negar que sucedieron tales hechos, pero un fueron tan graves como quisieron hacerlo aparecer en las “redes sociales”. Porque ahí publicaron fotografías de muertos de otros hechos y otras fechas”.
Y dijo todo esto en tono de reproche, como si la contabilidad que el lleva fuera la única que valiera, y los muertos que no reconoce, no existieran. Exactamente lo mismo declaró el Secretario de (in)Seguridad Pública, y se pusieron tan bien de acuerdo que en los mismos términos, descalifican a la gente que habla mal de Guerrero en las redes sociales, y “no toman en cuenta que Acapulco es el destino de playa que prefieren “los turistas de todo el mundo”.
Pero el gobernador hizo otra declaración espectacular, que podría cimbras desde sus cimientos al sistema político mexicano: dijo que hay gente a la que no le cae bien en gobernador Héctor Astudillo (Nótese el tono reciclado de hablar en tercera persona) y entonces, aprovechan cualquier ocasión para hacerlo quedar mal.

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