lunes, 27 de junio de 2016

COLUMNA

Entre la verdad y la ficción


Jorge Luis Falcón Arévalo

DE LAS LUCHAS SOCIALES, LOS VIVALES Y LAS TRANSFORMACIONES.
“Cuando la lucha de hombres comienza dentro de sí, ese hombre vale algo”. -Robert Browning, poeta y dramaturgo inglés-
La fuente y la solución de los problemas de nuestras libertades civiles están en la cotidianeidad: donde vivimos, donde concurrimos a la escuela, donde laboramos, donde transcurren la mayoría de las horas. Nuestra libertad real no está determinada por la Constitución o por juzgados, o por la Suprema Corte, sino por el poder que el policía, agentes encubiertos, lideres o dirigentes que sirvan al sistema de gobierno en ese momento; hasta luchadores (lucradores) sociales encubiertos (hombres y mujeres) como agentes que usa sobre nosotros en las calles o por el juez local que está tras él; por la autoridad de nuestros empleadores por el poder de los maestros, directores, rectores de la universidad y los consejos de administración y sindicales si somos estudiantes; por la mega burocracia del bienestar social si somos  desempleados, contratados o pobres; por los celadores de las prisiones si estamos en la cárcel; por los propietarios si somos inquilinos; por la profesión médica o la administración hospitalaria si estamos enfermos mental o físicamente.

Ya lo dijo Errico Malatesta: “el único límite a la opresión del gobierno es el poder con el que las personas se muestran capaces de oponérsele”.
Una clase trabajadora segura de sí es un factor esencial para lograr mejoras exitosas y libertarias dentro del sistema actual y, en definitiva, para construir un cambio social o una  revolución.
Que no se confundan: el marxismo-leninismo, son doctrinas para incrementar la libre empresa. Marx, dijo: ¡Proletariados de todo el mundo uníos!, para enfrentar lo que venía desde su dialéctica marxista. Desde “El Capital”. Desde su Lucha de Clases. No es lo mismo ser bueno que hacer el bien. 
Pero un magisterio dividido, inconsciente, mal asesorado, impertinente y lépero lesionando los derechos de terceros, una lucha así no avanza, sino que genera controversias e impugnaciones en la sociedad. Mal enfocado políticamente y con masa moldeable de líderes violentos, impulsivos y fanáticos, esto no los conduce a nada concreto. La toma de calles, carreteras, casetas de cobros, quema de edificios, destrucción de papeles de gobierno, ello, no te induce a pensar que es una lucha magisterial, sino fuego amigo, desde las mismas trincheras del gobierno. La lucha magisterial de Guerrero, Oaxaca y Chiapas se han convertido en entes del fascismo. Dignos hijos de Mussolini.
De esta forma creamos “escuelas de anarquía”, tal es el caso de la Escuela Preparatoria No. 22, en Atoyac de Álvarez, dependiente de la UAGro, en mano de maldicientes de la educación y gente plenamente identificada con una “izquierda” roñosa, rastrera y ladrona. Que echa a la calle jóvenes mujeres embarazadas y jóvenes varones viciosos y violentos. A ello, le sigue de cerca la Escuela Secundaria No, 14 de esa misma comarca cafetalera. Nido de delincuentes y tráfico de sexo. Y, enclavado, patrocinado y sostenido éste, en franca comunión entre maestros y maestras, de dicha institución “educativa”. Perversidad magisterial.
Lo que se observa en las avenidas y calles, entre  demás sitios, son delincuentes, vándalos, incitadores a la violencia, agitadores profesionales, “maestros” del caos y desorden. Mujeres y hombres destructores, crueles y sanguinarios, lesionando y entorpeciendo los derechos de terceros, de empresarios, de asistencia de salud, de los quehaceres de la Cruz Roja, de hombres y mujeres productivas. Están en la mira de la sociedad: facinerosos, malhechores y vivales.
Lucha que dura más de 20 o 50 años, no es lucha, es negocio de vivales. La historia lo marca.
Por ello, mucho maestro hombre y mujer que no entiende, ni sabe; y menos interpreta el meollo de la lucha magisterial; es como meter a un recién nacido a una alberca a nadar. Van luriados, les hacen “coco wash”. Les venden fantasías. Algunos otros mentores, permanecen en su verdadera lucha, en las aulas. Enseñando, mostrándoles a los jóvenes el transitar de la historia bajo otras perspectivas de transformar el país dentro de la paz. Desde allí, está el germen del cambio.
Como padre de Familia e inmerso en la problemática de las escuelas (en un tiempo me ejercité como catedrático universitario), le compro a mi familiar estudiante: lápices de colores, plastilina, papel sanitario, papel bond blanco tamaño carta, cuadernos, y demás enseres educativos y académicos, para su uso en un ciclo lectivo escolar. Es decir, participo en ello. No le veo el problema. No  vendan fantasías a ilusos, de que viene una guerra civil o una revolución. Hay mucho farsante; y, es momento de desenmascararlos. Mentores que han lucrado, especulado, como común mente se dice: han “sacado raja”, ganando (bueno, les pagan y otorgan desde las oscuras arcas del gobierno en turno) dinero, casas, autos, convirtiendo secuestradores en guerrilleros.
El maestro que haga su lucha social y política con sabia inteligencia, con verdadero trazo de lograr objetivos provechosos.  Que lea y se prepare, que se ¡eduque! Primero para él o ella. Después para su propia aula, escuela y comunidad, posteriormente. Esto fortalece la auto-estima y crea una conciencia del poder propio y colectivo. Las luchas producen, ésta solo ha provocado atraso. Y, si esa es su función. . . ¡Lo han logrado! Os felicito.
El maestro actual trabajador, preparado educativa y académicamente. Con alto sentido de moral y ético en su proceder, su nombre es mancillado por maestras y maestros sabandijas. Maestros anárquicos. Salteadores. 
Porque tal como se apreciar o llegar a pensar, la lucha magisterial, es solo una coartada, para legalizar lo que se ha hecho con la Reforma Educativa (ya aprobada). Y, es solo un distractor. Por lo cual pueden ser acusados como disolutos sociales, alteradores del orden y la paz. ¡Corruptos! *sin.marca@gmail.com, @GradoCero_Gro, www.facebook.com/falare.jorge

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