COLUMNA

El Grillito Sin Censura

Alfonso Cerdenares Domínguez

Solidaridad con don Javier Francisco Reyes, por la irreparable pérdida de su abuelita. -.A dos años de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. -.Con su “verdad histórica”, Murillo Karam nos quiso ver la cara. -.Las autoridades han sido rebasadas. -.No debemos de olvidar La Noche de Iguala.

 En primer término, nos solidarizamos con la familia del editor de este medio informativo, La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, don Javier Francisco Reyes, por la irreparable pérdida de su abuelita, señora María Leonor Melchor Navarrete, quien cumpliría 116 años de edad, el próximo 27 de noviembre; nuestra solidaridad hacia su familia, esperando que pronto llegue la resignación a sus corazones… Dos años han pasado, 24 meses, más de 700 días y nada que se sabe de los 43

estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, Gro., desaparecidos la trágica noche del 26 y 27 de septiembre de 2014; el gobierno, como ellos le suelen llamar, han sabido bien “administrar” el caso, sobrellevando a los padres de familia que han buscado afanosamente a sus hijos, sin dar una respuesta concreta sobre su paradero; solamente la llamada “verdad histórica” que sigue defendiendo y que se reduce a la versión que indica que los muchachos, luego de ser ejecutados, fueron incinerados en el Basurero de Cocula, sitio donde se debieron de requerir más de 70 toneladas de madera y varias decenas de llantas vehiculares para mantener el fuego por más de 24 horas; un incendio que nadie vio, ni por aire ni por tierra, mucho menos desde el espacio; curiosamente, esa misma noche –tal y como lo narraran varios reporteros –estuvo lloviendo a raudales, en la Región Norte de la entidad y, por tanto, resultaba imposible poder encender una fogata; indudablemente, el funcionario cansado de tanto investigar, Jesús Murillo Karam, en ese entonces procurador General de la República, nos quiso ver “la cara” a todos los mexicanos e inventó eso de la incineración en el tiradero de basura, así como el embolsamiento de los restos para luego ir a tirarlos al río San Juan donde, trinchonamente, fueron localizados por agentes investigadores; hay un punto bien interesante que la Revista Nacional “Proceso” hace en una de sus ediciones: “El ataque fue orquestado y ejecutado por la Policía Federal, con la complicidad o franca colaboración del Ejército (Mexicano)”; esta versión, luego de más de 24 meses de “investigaciones”, continúa vigente; luego de los ataques, fueron investigados diversos municipios de la Región Norte de la entidad: Cocula, Taxco de Alarcón, Teloloapan, Apaxtla de Castrejón, Tepecoacuilco e Iguala de la Independencia, entre tantos otros, pero lo que nos llamó la atención fue el hecho de que no se incursionara en el municipio de Huitzuco; evidentemente, las autoridades han sido rebasadas, no por sus investigadores, sino por la sociedad civil, por la propia indagación de la sociedad civil que, a gritos, con marchas, mítines y plantones, exige una justicia real, un castigo real para los responsables de los abominables hechos; como lo apuntamos en este espacio, todo este “rollo” de la desaparición de los normalistas se volverá un mito, un mito que nunca tendrá solución, así como ocurrió con el caso del crimen de lesa humanidad cometida por el Estado, el 2 de octubre de 1968, La Noche de Tlatelolco, la masacre de la Plaza de las Tres Culturas; o como lo ocurrido en El Charco, en Aguas Blancas, en Acteal, en San Fernando, en Tlatlaya y en tantos lugares donde han ocurrido “ataques” del mismo gobierno en contra de su mismo pueblo; los mexicanos, los guerrerenses, no debemos de olvidar La Noche de Iguala, en la que fueron masacrados los estudiantes de Ayotzinapa y hasta los integrantes del equipo de fútbol “Los Avispones de Chilpancingo”, matando al chofer del autobús que los transportaba y a uno de los deportistas; en fin, veremos qué pasa, si no, al tiempo y… ¿quién es el que anda ahí? Comentarios y sugerencias al E-Mail: elahuizotejr@hotmail.com