martes, 25 de octubre de 2016

COLUMNA

Desde Acapulco

Abel Tavera Pineda

Vínculo humanos y los
gatos: La toxoplasmosis
Los científicos saben de la existencia del Toxoplasma gondii desde hace mucho tiempo en las heces de los gatos, aunque no se ha dado alarma ya que sólo las personas con sistemas inmunes débiles tienen problemas de salud graves.

Desde hace un tiempo, la comunidad de internet ha comenzado a utilizar la enfermedad de “la loca de los gatos” para tratar de difundir rechazo hacia estas mascotas. Sin embargo, ¿es cierto que la toxoplasmosis es la culpable de nuestra atracción hacia los gatos? O ¿Son sólo supersticiones?
Los científicos saben de la existencia del Toxoplasma gondii desde hace mucho tiempo en las heces de los gatos, aunque no se ha dado alarma ya que sólo las personas con sistemas inmunes débiles tienen problemas de salud graves.
Pese a lo anterior, estudios recientes han demostrado que el T. gondii realmente influye en todos los huéspedes y de forma espantosa.
Este tipo de parásitos necesita a sus huéspedes para vivir y reproducirse, así que van en un ciclo que fluye desde los gatos, continúa con los ratones y finalmente en los mamíferos, pero especialmente con los humanos.
El ciclo de reproducción sólo puede ser llevado a cabo en el interior de los intestinos de los gatos. En este proceso se da origen a los hijos del T. gondii, los ooquistes, los cuales son expulsados a través de las heces de los gatos siendo probable que los ratones u otros animales las ingieran.
Una vez infectado el ratón, los ooquistes maduran para finalmente convertirse en T. gondii. Si el ratón es ingerido por un nuevo gato, comenzará nuevamente el proceso de reproducción, de ahí su facilidad para propagarse.
Si el virus logra sobrevivir mucho tiempo dentro de los roedores, llegan al cerebro y comienzan a afectar su comportamiento: no tienen miedo a los depredadores, se vuelven lentos y les atrae la orina felina.
Aun no se tiene muy claro cómo es que el huésped puede ocasionar estos cambios en el comportamiento, aunque se tiene la teoría de que afecta en gran medida a los neurotransmisores como la dopamina.
El ciclo anterior puede continuar indefinidamente, sin embargo, eso no significa que estemos a salvo.
Los seres humanos nos podemos infectar por las cajas de arena o cualquier alimento contaminado, además de que hace poco también se demostró que, al igual que los ratones, nos ocasiona daño en el cerebro.
El parásito ha sido vinculado con enfermedades mentales como la esquizofrenia, el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno bipolar y también afecta en gran medida nuestros tiempos de reacción. Aún no se ha confirmado si esta es la razón por la cual nos sentimos atraídos hacia ellos.
Si tú tienes un gato probablemente ya estés infectado, ya que tan sólo en Estados Unidos 60 millones tienen como huéspedes a este terrible parásito. Sin embargo, estamos seguros que por ser tan adorables no te querrás deshacerte del tuyo.

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