jueves, 15 de diciembre de 2016

ARTICULO

  Tiempos y Realidades
Jorge Guzmán Martínez
“Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”, esto viene a colación porque en una reunión de empleados del Gobierno Municipal Capitalino, para ser más exactos en una corporación de seguridad, los elementos se sintieron bastante y hasta dijeron que su jefe los había humillado, cuando este les habló firme y fuerte, y hasta ya pedían la sustitución del mismo.

La relación es de respeto, solidaridad y colaboración les habría espetado después dicho jefe policiaco, pues de quien más aprendemos es de ustedes por eso siempre hay que ser firmes y concretos termino diciendo. Ya más calmados los ánimos la reunión siguió su curso.
Existe un hilo tan delgado entre el ser buen jefe, aquél que por sus capacidades intelectuales y experiencia tiene mucho que enseñar, qué compartirles a sus compañeros de trabajo, tanto hombres como mujeres por igual. Aun también para ser un buen jefe policiaco se debe infundir o miedo o respeto; porque de otra manera, se te suben a las barbas y terminarás siendo un don-nadie
Y  hablando de jefes, la verdad si hay muchos que se pasan de lanza con sus empleados y estos los vemos en casi todas las oficinas de los tres niveles de gobierno, hay jefes desde muy narcisistas hasta los autoritarios a mas no poder, muchos de ellos se comportan como si estuvieran dirigiendo empresas privadas, sin darse cuenta que el activo más valioso son sus trabajadores o empleados como se le conocen y es una dependencia que presta servicios.
Otros jefes son aquellos importa valemadristas, o los que quieren pisotear a los trabajadores, y también hay aquellos que requieren de una alfombra humana para caminar  a gusto, queriendo lucir sus costosos zapatitos adquiridos en tiendas de prestigio y algunas veces presumiendo que son gabachos. (Y son fiados)
Tantito les dan un puesto hasta de tercer nivel y luego se compran o consiguen un vehículo y hasta con chofer disponible  las 24 horas quieren tener, llegando muy fantoches a dar órdenes a diestra y siniestra sin importarles lo que sus subalternos piensen, sientan, crean o requieran, no a ellos les vale. Para ellos, la única palabra que tiene valor es la suya y se cumple porque se cumple; so pena de echarse un ‘jarabe tapatío’ sobre la humanidad de plebeyo, del hijo del pueblo que recibe el mote de ‘empleado’. No distinguen sexo, raza, colores ni sabores; ellos, los ‘Gran Jefe Pluma Blanca’ pisan parejo por encima de sus empleados, o por un lado sin bajar ni desviar la mirada para verlos sufrir. Son jefes que en realidad no son jefes.
Como en la viña del señor hay de todo, por ejemplo también hay jefes  buena onda principalmente con sus secretarias o con sus asistentes que muchos de ellos les sirven de bufones y los que están al ¨mande usted jefecito¨ que irónicamente no reconocen que son barberos y dicen que la relación es de respeto y reconocimiento a la capacidad intelectual del que afirman, es su jefe, ¡!cárgame la santísima¡¡ también nos encontramos al jefe mediocre el que es fácilmente pisoteable  por sus subalternos. También hay aquellos que por evitar problemas en las áreas de trabajo entre sus subalternos, por comodidad o porque se dejaron convencer por sus más cercanos colaboradores, esos que están todos los días muy cerca o a los hombres y mujeres que más palabras dulces y rimbombantes le dirigen como sí, licenciado; lo que usted diga licenciado; usted ordena licenciado, yo obedezco; si, licenciado, se hizo tal como usted me indicó licenciado. te digo pues de que los hay los hay. Ha y por último, también hay ‘jefecitos’ que se dejan ‘mangonear’ por unos cuantos empleados, esos que son los más problemáticos o los más zalameros, dependiendo del caso que se trate y hasta se dejan arrinconar en su propio escritorio. A usted, amable lector, ¿cuál de todos los casos le parece más familiar?;  Usted ¿es buen jefe o es buen empleado? Hasta la próxima.

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