COLUMNA

El Grillito Sin Censuras
Alfonso Cerdenares Dominguez
-.Murió don José Luis Cuevas. -.Nació en 1934 y ha muerto este 2017. -.Rechazó a la solemnidad de “los muralistas oficiales”. -.“Cuando llegue al final, quiero ser yo mi última obra”: JLC.
El 3 de julio pasado, murió don José Luis Cuevas, pintor, dibujante, escritor, grabador, escultor e ilustrador mexicano; el artista fallecido tenía 63 años de edad, quien nació el 26 de febrero de 1934, en la Ciudad de México, en los altos de la fábrica de lápices y papeles El Lápiz del Águila, administrada por su abuelo paterno, Adalberto Cuevas; “ese temprano contacto con el papel y el grafito marcarían
su destino de manera determinante”, detalló la Secretaría de Cultura en una semblanza; durante 1944 ingresó a estudiar a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, pero una fiebre reumática lo obligó a abandonar sus estudios y a guardar cama durante dos años, tiempo en el que se dedicó a leer y dibujar. En 1958 publicó en el suplemento “México en la Cultura”, del diario Novedades, un texto en el que critica a los integrantes de la Escuela Mexicana de Pintura, titulado “La cortina de nopal”, y entonces se convirtió también en un artista polémico e impulsor del movimiento artístico llamado de la Ruptura, junto con Roger von Gunten, Manuel Felguérez, Vlady, Vicente Rojo, Pedro Coronel, Lilia Carrillo, Fernando García Ponce, Enrique Echeverría y Alberto Gironella; José Luis Cuevas se adjudicó haber otorgado el color rosa al lugar que anteriormente también fue llamado Zona Dorada y Zona Lila, en la actual Zona Rosa. “Hace 45 años, realizó un mural efímero en la esquina de Génova y Londres, en rechazo a la solemnidad de quienes él llamó “los muralistas oficiales”, es decir Diego Rivera, Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros; además fue una forma de protesta por el conflicto árabe israelí que se suscitó en 1967 y por el cual se temió que desatara una hecatombe mundial”. La originalidad de los mundos que dibuja José Luis Cuevas, inspiró al Premio Nobel de Literatura Octavio Paz a dedicarle el poema Totalidad y fragmento”. A partir de la década de los 50, el dibujante fue invitado a trabajar en talleres de distintas partes del mundo, incluyendo el Tamarind Workshop de Los Ángeles, California, Poligrafía en Barcelona en 1981, así como en el Taller Kyron, México. Según José Luis Cuevas, para ser un verdadero artista se necesita tener una vocación muy firme, una disciplina férrea, una entrega absoluta y no esperar, “como artistas mediocres del siglo XIX, la aparición de las musas para ponerse a pintar”. Para Cuevas las musas no existen, sólo existe el trabajo diario y la entrega a la vocación; “cuando llegue al final, quiero ser yo mi última obra”, aseguró alguna vez y, ahora, ese final ha llegado, dejando un hueco insuperable en el mundo artístico de la pintura que nadie podrá llenar; veremos qué pasa, si no, al tiempo y… ¿quién es el que anda ahí?
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