martes, 26 de septiembre de 2017

ARTÍCULO

José María Teclo
Morelos Pérez Y Pavón
 Apolinar Castrejón Marino
El 30 de septiembre de 1765 nació José María Morelos en Valladolid, Estado de Michoacán. En los primeros años de su vida su abuelo materno se encargó de sus estudios, hasta que en 1789, ingresó al seminario de Valladolid.
Se graduó en 1795, y al año siguiente consiguió una plaza para enseñar gramática y retórica a los niños en Uruapan. El 20 de diciembre de 1797, fue promovido, otorgándosele licencias para celebrar misa, oír confesiones y predicar, en Uruapan y en los curatos vecinos, hasta que en 1799, consiguió su nombramiento como cura de Carácuaro.
Ante la sublevación del cura Hidalgo, se enroló como voluntario en el ejército insurgente, para luchar por la independencia. El 20 de octubre de 1810, ambos se reunieron en la localidad michoacana de Charo, y ahí Miguel Hidalgo lo comisionó como jefe insurgente en el sur de
México, encargado de tomar el control de las ciudades más importantes, como el puerto de Acapulco, por su importancia para la comunicación de la Nueva España.
Su actividad duró cinco años a lo largo de los cuales desarrolló cuatro campañas militares, además de una obra política, doctrinal y administrativa caracterizada por un sentido popular y social.
Se le reconoce como un buen estratega militar, que enfrentó a los ejércitos realistas superiores en número, bajo el mando del temible mariscal español Félix María Calleja, y también se le acusó que a veces, de ser despiadado y cruel.
Para su primera campaña, reclutó soldados, y pronto tuvo un cuerpo de tropa disciplinado y bien armado, con el cual se lanzó a la ocupación de Acapulco en febrero de 1811. No logró conquistar el puerto, y se retiró con sus fuerzas a Técpan, localidad de la costa grande.
Prefirió otro objetivo menor, y se preparó para asaltar Chilpancingo, el 24 de mayo, y al día siguiente realizó la toma de Tixtla, pequeña población muy cercana a Chilpancingo.  En el curso de esta campaña se le unieron los hermanos Bravo, originarios de Chichihualco, Vicente Guerrero, originario de Tixtla, y Hermenegildo Galeana, proveniente de Tecpan.
Un detalle poco conocido es que contó con la colaboración del aventurero estadounidense Peter Ellis Bean, quien se encargó de fabricar gran cantidad de pólvora para las tropas insurgentes.
Del 9 de febrero y el 2 de mayo de 1812 realizó su segunda campaña en el centro del país, lo que en la actualidad es el estado de Morelos. Su acción militar más famosa, fue el Sitio de Cuautla.
Organizó el primer instrumento legislativo, llamado el Congreso de Anáhuac en Chilpancingo, de septiembre y noviembre de 1813. Allí presentó el primer ideario de la constitución, que ha sido llamado Sentimientos de la Nación. El 22 de octubre de 1814, se concretó la primera Constitución de México, llamada Constitución de Apatzingán, debido a que fue proclamada en esa población michoacana. Muchos años después Morelos declaró que “…es mala por impracticable”.
En la acción militar de Lomas de Santa María fue aprehendido por un soldado realista, pero las tropas de Matamoros lo salvaron antes de ser conducido al campamento realista. El 5 de noviembre de 1815 fue capturado en Temalaca, por el coronel Manuel de la Concha, quien dispuso que el juicio se realizara en Puebla, pero Calleja ordenó que fuera en la capital.
La ley y el Derecho Canónico, ordenaba ejecutar a los eclesiásticos que fueran sorprendidos con las armas en la mano, pero Calleja, la Inquisición Española, y el gobierno, vieron la posibilidad de juzgar a toda la insurgencia. Morelos llegó a la Ciudad de México el 13 de noviembre de 1815.
El arzobispo Pedro de Fonte redactó una retractación que Morelos debía firmar para que se le concediera el perdón del gobierno. Firmó tal retractación, pero no bastó para detener los juicios en su contra. El primero fue realizado del 14 al 23 de noviembre, y fue presidido por el auditor de guerra Miguel Bataller, y por el representante del arzobispado, Félix Flores Alatorre.
Su defensa fue encargada al abogado José María Quiles. La principal acusación fue la de haber incurrido en el delito de alta traición al rey, la patria y Dios, sabotaje del virreinato y provocar muertes y destrozos. En su defensa, Morelos respondió que “… ya no había rey, se fue a su casa de Francia, pero si bien regresó, volvió al trono como un déspota contaminado de irreligiosidad”.
Después se le siguió el juicio eclesiástico, donde fue acusado de violar el celibato al tener 3 hijos ilegítimos, de no hacer caso de las excomuniones levantadas en su contra por el obispo michoacano Manuel Abad y Queipo. Morelos respondió que las excomuniones sólo eran válidas si las dictaba el Papa o un concilio.
Como los juicios solo eran simulados, y la suerte de Morelos ya estaba decidida, su degradación religiosa se llevó a cabo el 27 de noviembre de 1815, en audiencia pública, en la Capilla del Santo Oficio, que actualmente es la Escuela de Medicina. Morelos vestía una sotana amarilla que le quedaba chica y “…le hacía ver mal”, según Lucas Alamán, quien presenció la escena.
La ceremonia fue oficiada por el Inquisidor General Antonio Bergoza. Al iniciar, pronunció en latín las palabras de la degradación, cuya traducción al idioma español, sería “Apartamos de ti la facultad de ofrecer el sacrificio a Dios, y de celebrar la misa. Te despojamos del vestido sacerdotal. Te privamos del orden levítico, porque no cumpliste tu ministerio. Como a hijo ingrato, te echamos de la herencia del señor, y con esta raspadura, te quitamos la potestad, que habías recibido”.
Fue trasladado a Ecatepec, para ser fusilado. El viernes 22 de diciembre de 1815, al estar frente al pelotón, José María Teclo Morelos Pérez y Pavón tomó un crucifijo y exclamó: “Señor, si he obrado bien, tú lo sabes, pero si he obrado mal, yo me acojo a tu infinita misericordia”. Sus restos descansan en la Columna a la Independencia, en la Ciudad de México.

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