viernes, 28 de febrero de 2020

ARTÍCULO

Espada de Damocles
Apolinar Castrejón Marino
¿Qué es la espada de Damocles? Una leyenda griega cuenta que en la corte de Dionisio I, de Siracusa, había un cortesano llamado Damocles, que se pasaba de adulador.
Un día comentó que Dionisio era realmente afortunado de disponer de gran poder y riqueza. Al Rey le pareció que era oportunidad de quitarle la manía al fastidioso, y le propuso que por un día, iban a cambiar de lugar en el banquete que se serviría en palacio.
Damocles no creía en tanta suerte. Estaría sentado en la silla del Soberano gozaría de toda la comida que quisiera, el vino y las mujeres. Y el Rey estaría sentado en la silla de Damocles, como cualquier cortesano.
Inició la fiesta y Damocles se dispuso a disfrutarla, ante la mirada sorprendida de todos los asistentes. Era tanta su alegría, sin emba
rgo alcanzó a darse cuenta que todos miraban sobre su cabeza. Volteó hacia arriba, y entonces se dio cuenta que sobre su cabeza estaba colgada la enorme y filosa espada del Rey, sostenida apenas por un cabello de mujer.
Le entró mucho miedo, y de golpe se dio cuenta del castigo que le había reservado su señor, por su mal comportamiento. Tan discretamente como pudo se quitó de la silla real, para salvarse del peligro, diciendo que ya no tenía ganas de los apetitosos manjares, ni del vino, ni de las mujeres.
¿Y por qué hablamos de la espada de Damocles? Porque hoy hablaremos del origen de los grupos y “organizaciones” que mantienen en constante estado de peligro a la población, como una espada de Damocles.
A finales del siglo pasado y lo que va del presente, llegaron al gobierno muchos políticos que prometieron buscar mayor equidad. En el caso de México, el político izquierdista Andrés Manuel López Obrador.
Desde que anduvo en campaña, algunos sectores, se sintieron amenazados de perder sus enormes posesiones y sus pri-vilegios, y de inmediato, tomaron la ofensiva contra López Obrador. Desde luego, teniendo cuidado de “camuflar” y disfrazar convenientemente sus acciones belicosas.
Por medio de interpósitos, se dieron a la tarea de reclutar jóvenes para formar grupos para “inspirarlos” en los más caros objetivos sociales: igualdad, justicia y libertad. Desde luego que nadie podría estar en contra de estos “valores” universales.
Los grupos de jóvenes, convenientemente organizados y adoctrinados, recibieron banderas con las efigies del Ché Guevara, y fueron lanzados a las calles a “defender” los más grandes anhelos de la sociedad, inclusive contra la oposición de la gente.
Y para redondear la faena, construyeron personajes que estuvieran por encima de los gobiernos constitucionales: Steve Jobs, Malala, Mark Zukerberg.
Los medios de comunicación –controlados por la jerarquía capitalista–, empezaron a llamarlos “activistas”, y oficiosamente, abrieron la convocatoria para que se integraran todo tipo de “organizaciones”: indigenistas, feministas, abortistas, mariguanos, etc.
Así se constituyó una gran fuerza de choque que rebasaba las fronteras, y que en los hechos quedaba por encima de los gobiernos legalmente constituidos. La efigie de Carlos Marx, fue incorporada a las banderas de los marchistas, haciendo inequívoca la inspiración “socialista” de esos “movimientos”. Los analistas empezaron a llamar a esta tendencia: Neomarxismo.
El solo nombre de Carlos Marx, impresiona e intimida a la gente, quizá porque no conocen sus obras, y no saben lo que hizo. Los pocos que han leído sus libros, no comprenden sus conceptos, y quienes hablan de él, le inventan muchas cosas.
Ciertamente, en sus libros habla de lucha de clases, de socialismo y de distribución de la riqueza; pero solo en teoría. Carlos Marx nunca estuvo encabezando una marcha, ni participó en ninguna revolución, ni formó parte de ningún gobierno socialista.
La propaganda de los gobiernos occidentales, convirtieron a este barbón alemán en una figura icónica de las luchas contra la opresión. Luego vino la debacle e los gobiernos socialistas, narrada por los “aliados” capitalistas, que manejaron acciones “mediáticas” como la “caída” del muro de Berlín y el “milagro” alemán.
Y aquí estamos, en constante amenaza de que “algo” detone la furia de las “organizaciones” y “colectivos” para que paralice las calles, las carreteras, “tome” e incendie edificios y oficinas gubernamentales.
Como vemos en la televisión, que están protestando por el homicidio de una niña y el asesinato de una mujer. También están marchando por unos jóvenes asesinados en Puebla, y por la violencia generalizada hacia las mujeres.
No se asuste demasiado pero, nuestras fuentes nos indican que están buscando la manera de eliminar de una vez a los hombres, de manera legal.

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