lunes, 3 de enero de 2011

PRIMERA PLANA

Mamá Lonchi cumplió
110 años de vida, el 29
Primera parte
Texto:Javier Francisco Reyes/Fotos: Domingo Francisco Reyes.ACAXTLAHUACAN, PUEBLA.--»En busca de la vida» así sintetiza su justificación la señora de once décadas de vida, la guerrerense María Leonor Melchor Navarrete, cuando le preguntan de dónde es originaria, que hace aquí en este lugar y responde que es nativa de la comunidad de Tehuaxtitlán, municipio de Olinalá, Guerrero, en donde nació en 1900 y ahora es avecindada en esta cabecera municipal y única población, porque ya no tiene más localidades, es uno de los 217 municipios poblanos.

Esta cabecera municipal se encuentra entre los límites de Guerrero y Puebla, es un lugar en donde la migración es muy alta, pese a ello es un lugar bullanguero por lo que los nuevos habitantes de hace más de cincuenta años provenientes de Guerrero, llegaron a incorporarse a esta población, entre ellas la abuelita mamá Lonchi, quien en busca de nuevas oportunidades de vida dejó primero a Tehuaxtitlán para irse a vivir por muchos años a la comunidad de Teticic, ambos del municipio de Olinalá, Guerrero de donde hace casi 50 años emigró a Acaxtlahuacán.
Para llegar hasta éste lugar, desde Chilpancingo se tienen que recorrer 250 kilómetros serpenteando la carretera que cruza la Montaña guerrerense para asistir a la fiesta de 110 años de doña María Leonor Melchor Navarrete, quien ha vivido intensamente la vida, porque recuerda que cuando ella tenía diez años, se levantó el movimiento armado de la Revolución Mexicana, en su pueblo natal de Tehuaxtitlán, municipio de Olinalá llegaron aquellos hombres armados a invadir para saquear impunemente y dejar sin comer a sus habitantes, algunos se decían zapatistas, carrancistas, maderistas y otros más del gobierno.
Este pasado 29 de diciembre, a dos días de concluir 2010, María Leonor Melchor Navarrete fue objeto de una gran fiesta en el pueblo organizada por sus hijos, nueras, nietos, bisnietos y tataranietos, estos últimos tres fueron quienes financiaron el ágape en la que participó el pueblo en general, porque como es una localidad bullanguera, estuvo presente.
La abuelita mamá Lonchi no sabe leer ni escribir porque en su época no había escuelas, vivía en el campo, pero eso sí, tan lúcida que ve sin lentes, escucha sin la ayuda de aparatos auditivos, no sabe de enfermedades, mucho menos de intervenciones quirúrgicas, camina sin bastón y el que trae solamente lo ocupa de vez en cuando como punto de apoyo, pero también para defenderse de alguna persona que se quiera «pasar» o para utilizarlo cuando un hijo, nieto bisnieto o tataranieto se ponga rebelde con ella.
Los nietos, bisnietos y tataranietos, varios de ellos, como lo dice la abuelita de las once décadas, se encuentran «buscando la vida» algunos en la unión americana, de mojados, otros en estados de este país, en donde hay ausencia de oportunidades para desarrollarse por la falta de empleo y como ella, emigrara a otro estado y dejar el suyo que es Guerrero, ahora ahí la vemos desde hace 50 años, vendiendo ropa y aclara «no en la calle, en las ferias de los pueblos circunvecinos», para hoy lunes 3 de enero del 2011 y después de su fiesta ruidosa, estaría vendiendo su mercancía en la vecina comunidad de Comitlipa, perteneciente al estado de Guerrero, en donde permanecerá por lo menos en lo que resta de la semana, siempre acompañada por su inseparable nieta, Elvia Francisco Navarrete, hija de su último hijo, Ezequiel Francisco Melchor, quien falleciera hace 36 años en Teticic, municipio de Olinalá.
La fiesta fue tan exitosa que comenzó a las 11 de la mañana del 29 de diciembre con las mañanitas en su domicilio y concluyó hasta las dos de la mañana del 30, en la casa de su nuera Clara Reyes Navarrete, hasta donde llegó caminando sin sofocarse, mucho menos sudar la gota gorda, pese al intenso calor.
Antes de llegar a la fiesta y que recorrió las calles en aproximadamente medio kilómetro, primero asistió la misa de acción de gracias, celebrada por el presbítero Valentín Amaxtel Amaxtel en la iglesia de Santiago Acaxtlahacán, para llegar ahí lo hizo caminando acompañada del mariachi loco de Chinantla.
El sacerdote quedó admirado al ver aquella mujer menudita que le contestó todas las preguntas que le hizo, al tiempo que la felicitó por sus 110 años, y también lo hizo con su familia, porque son de las pocas de este país y de este planeta que tienen a una abuelita de esa edad.
El presbítero la bendijo y rogó por ella, pero también le solicitó que rogara por él y para todos de su familia a quienes el representante de la iglesia los invitó a que la cuiden y la felicitó por la Navidad y el año Nuevo que estaba a dos días de ver nacer el 2011.

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