lunes, 12 de marzo de 2012

COLUMNA

De Regreso

Felipe Zurita

Al respirar el aire, sabía que era tejido por tu perfume, el tiempo estaba embrujado por tu sonrisa. Sabía que té encontraría. Así lo presentía mi corazón.
Minutos o solo instantes bastaron para volver a nuestro amor. Como aquella tarde de inicio de primavera.
En que rezabas mis poemas en silencio para guardarlos en tu manzana de plata que tienes frete al espeso de tu alcoba bajo la llave de tus secretos.

 Bajo el cuidado de ese amor inocente y tierno encontrado en un pedazo de papel periódico con mi nombre.
Estoy ocupando el mismo periódico para confesarte que he regreso a mi libertad. Que soy libre.
Que mis letras vuelven a volar con la misma fuerza. Que estoy recuperando la fuerza de mis alas quebradas por un vendaval. Respuestas en silencio.
Al verte en forma sorpresiva. Hicieron que tú la sonrisa callara mis labios mientras preguntabas a gritos en el más grande de los silencios, si estoy dispuesto a amarte… como si supieras ya he terminado mi cautiverio y que estoy dispuesto en hacerlo. Inocente…
Quería gritarlo ahí mismo que te AMO. Que SI soy libre. Que necesito amarte como la primera vez para que por fin termine tu búsqueda y la mía de este amor que nos ha alimentado en silencio.
 Corazón necesito amarte con esa fuerza incontrolable que una tarde decidimos guardarla para no lastimarnos y no lastimar.
El tiempo y la distancia entre los dos nos ayudo a ser fuertes en el silencio de nuestro amor. Ahora tengo que confesártelo ante todos que nuestro amor ha sido más grande que cualquier cosa.
Porque no desperdició oportunidad cuando estábamos juntos para amarnos en el silencio inocente que nos ofrecía al estar frente a todos, cuando eras mía al bailamos y tus labios rezaban palabras de amor a mis oídos, y tu perfume era el éxtasis para hacerme el amor. y mis dedos recorrían cada parte de tu cuerpo haciéndote sentir mía. Quería gritarlo hoy que soy libre.
Que te amo con la fuerza que tiene el sol cada día, con el aire que alimenta nuestros sueños de vivir juntos. Este domingo frente a tu familia. Quería gritar que te amo. Que siempre te he amado.
Y que hoy… quiero amarte con la misma fuerza en que un día decidimos respetarnos como amigos.
Mientras tú estabas frente a mí y yo desnudo frente a tu mirada. Los dos nos hacíamos el amor entre sonrisas y no había más que tus ojos en los míos y los míos recobraban su color miel para volver a la vida. Al sentir el amor, al sentir esa desesperación que penetrar el cuerpo como la primera vez en que haces el amor.
Se que reclamabas lo que por derecho es ha sido tuyo. Y que el silencio de una mentira nos hizo variar nuestra vida. SILENCIO. Me has vuelto a pedir este domingo.
Ahora fuiste tú. Estas tan viva dentro de mí que necesito amarte. No me importa el mar o el desierto que tenga que cruzar para reencontrarte. Si una vez existió una promesa de guardar nuestro amor. Quiero decirte que todo termino y que aquí estoy. Dispuesto a recuperarte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.