martes, 12 de junio de 2012

COLUMNA

La Jaula de Dios

Jesús Pintor Alegre

Es hora de empezar a horadar los sentidos, esos que calan los ánimos y que sientan los puntales para lo que nos espera este primero de julio. Allá en la Costa Chica al PRD se le ha vuelto un verdadero polvorín, y casi un cuadro donde Dante Alighieri se regodearía, con la emoción de un escolar ante el anuncio de que se suspenden las clases.

Este primero de julio va a doler en serio, alguien por allí ya lo califica como el día del juicio final, el día donde vendrán a juzgarnos a todos y cada uno, este primero de julio donde en México se habrán de renovar: la presidencia de la República, la Cámara de Senadores, de diputados federales, de seis gobernadores, además de nuestros heroicos legisladores y alcaldes, es cuando los sentidos, volverán por sus fueros.
No es cierto que con esto del fenómeno de la violencia, hemos alcanzado el clímax, es mentira cuando que en función de nuestros actos, se da una reacción y una consecuencia… ¿cómo le llaman a esto?, ¿calma chicha?, ¿la antesala del dolor mismo?... se han soltado las conjeturas, y se atan las posibilidades.
 Si gana Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador empezará una revolución; si gana Josefina Vázquez Mota, la caja de Pandora habrá de abrirse; si es Andrés Manuel López Obrador el ganador, la bestia tricolor despertará… con este escenario, nada es halagüeño. Nada estimula, y nada emociona.
Con este día, faltan 20 para que el día del juicio, nuestro juicio, y aún sin él como sensatez, habrá de manifestarse, con el rechinar de dientes, rasgada de ropajes, golpes de pecho, y todos los atavíos que se cuelgan, cual piñatas, en momentos donde de todo hay que lamentarse. Y es que de cierto, no se juega cualquier cosa: es el destino de todos los mexicanos.
En estos momentos, de cierto, hay más confusión que nunca por elegir a alguien, y las mismas preguntas se confunden a sí mismas: ¿en realidad habremos de hacer bien si votamos por tal y tal?
O peor aún, ¿en realidad habremos de hacer bien si no votamos por nadie?, ¿qué hay del voto blanco?, ¿qué del abstencionismo?, ¿alguien podría explicar qué pasará si en el momento en que habrá de votar por el que he decidido desde siempre, de repente tache otra opción? No, nada es seguro en este mar de confusión…
Se ha dicho que con Enrique Peña Nieto se habrán de soltar los diablos, pero que sucederá algo arecido con Josefina Vázquez Mota, con quien habremos de ver la continuidad de la barbarie, pero alguien más por allí habla de que López Obrador dejará entrar a Cerbero.
Y así en un mar de dudas, Mefistófeles habrá de pasearse como Juan por su casa, en estas tierras del señor… apellídese como se apellide: Juárez Cisneros, Figueroa Alcocer, Añorve Baños, Astudillo Flores, Vicario Castrejón, Ramírez Hernández, Aguirre Rivero, Ríos Pïter… perdidos en los confines de las suposiciones, y los arrebatos de la cordura. Ya han atosigado a la gente con los sueños de reinventar un mundo más bonito que el nuestro, en paráfrasis del inolvidable José Alfredo Jiménez; ya se ha dicho que ahora sí, vendrá el cambio, que no hay equivocación pues en estos momentos, se está cocinando el destino de un pueblo sediento de justicia.
Una frase que Luis Donaldo Colosio que se robó a la Biblia en donde Jesús expuso entero: «veo un pueblo con hambre y sed de justicia», para que el priista terminara siendo crucificado, sin muchas vueltas, y sin hipérboles ni metáforas. ¿Qué sorpresas nos faltan por vivir?... solo los que la salven pasado el uno de julio, lo podrán contar.

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