martes, 1 de marzo de 2016

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista


Pancho Padilla
-Remembranza de Javier Jiménez Vázquez-
En Tlapa radica un gran amigo nuestro que a su vez fue amigo y es admirador de Pancho Padilla, nos referimos a Javier Jiménez Vázquez quien es además el principal difusor del arte y la obra musical del queridísimo y prestigiado compositor chilapeño, cuyas canciones, al paso de los años y después de su partida, se cantan con más ahínco y se valoran cariñosamente como lo que son: Verdaderas joyas musicales.


En una charla que tuvimos hace tiempo, nos hizo interesantes comentarios sobre la amistad que Javier y su familia tuvieron con Pancho Padilla.
Nos dijo, de entrada, que el nacimiento de Pancho Padilla coincide con la fecha en que nació don Margarito Damián Vargas, uno de los músicos más reconocidos del estado de Guerrero. Al respecto, nuestro entrevistado señaló: “Se le juntan los astros, se le juntan las estrellas y es el 22 de febrero de 1922, todos los números 2 se le juntan a Pancho, y el segundo mes del año (2), el día 22 y el año 22. Entonces Pancho Padilla, para febrero del 2016 habría cumplido 94 años de edad”. 
Pancho Padilla se fue de este mundo el jueves 16 de junio de 1988. Pancho Padilla –sigue explicando Javier- tuvo un problema, que estando de compras en la ciudad de México le vino un infarto, para esto el doctor Virgilio Gómez Moharro, por encargo de don Alejandro Cervantes Delgado, ya había venido siendo médico de Pancho Padilla, y el comentario que nos hacía Pancho es que le decía el doctor que tenía el corazón muy grande. Yo pasé un sábado anterior a Chilapa, a Pancho le viene pasando como un jueves el infarto en México y el sábado anterior le digo: ¿Por qué no vamos a Tlapa? Y me dice: no puedo, tengo mucho trabajo y tengo que ir a comprar. Y le digo: fíjate que ahora que hemos andado últimamente me gustó la pieza que tienes, la última; la última pieza que había compuesto. Pancho Padilla hizo cuatro piezas yucatecas, porque su hermano, el maestro Fortunato Padilla, el mayor de los Padilla fue de director en Iguala asignado a Yucatán como supervisor de los maestros en el año cuarenta y tantos. En ese tiempo, cuando se fue Pancho Padilla, hizo un valsecito a Iguala, cuando él se fue en el 45, se llama El Nido del Sol. El vals de iguala dice: Cuándo volveré al nido del sol, muchos caminos me llevan y la vida, la vida se va. Los tamarindos de Iguala… Pancho Padilla regresa unos diez años antes de que le pase el infarto, a Yucatán, nuevamente y compone tres o cuatro temas: Vestida de blanco, pero la que me interesaba es el Zorzal y me la apunta en la agenda que llevo, me va diciendo las partes que me faltan para completar la pieza y esta poesía de Pancho dice que volvió el Zorzal a su árbol consentido, volvió después del migratorio viaje. Con melodioso trino la llamaba: ven, le decía, que me mata el deseo de mirarte; tengo sed de tu amor, de acariciarte; ven, le decía, que se va el celaje. Hoy todo cambia en el mundo, hoy nada queda, hoy ya no existe lo que se quisiera; es la vida pasajera, ésta vida lisonjera hoy tus sueños son quimera… Y con ésta pieza se va Pancho Padilla, porque nos volvemos a ver como al mes y ya Pancho Padilla no tiene capacidad de hablar; no puede hablar, está en Chilapa con su hermana. Me recuerda mucho porque llevo a mi hijo y a mi mujer y empieza a llorar por no podernos hablar, comunicarnos. Entonces ese es Pancho Padilla. Pero Pancho Padilla viene siendo como Neruda para mí, porque cuando tiene 18 años, por esa edad integra un trío con don Crescencio Garnelo, de Tlapa, con Ambrosio Moctezuma Abarca y él. En ese tiempo empieza con esas poesías tan grandes como es Por tu Desdén, y junto a Por tu Desdén tiene una pieza que rara vez es cantada, que se llama Desconsuelo. Es donde dice: fuiste para mí el amor más grande de mi vida y eres también mi mayor desilusión. Esa es la primera parte de Pancho Padilla. Otras referencias son las fechas de los años 40, cuando viene el asunto de la guerra: Viva Guerrero, y viene el asunto del Escuadrón 201”.
-Javier, en tu valiosa opinión, ¿quién fue Pancho Padilla? Nosotros lo recordamos como un hombre que vestía de manera muy sencilla, muy humilde. Incluso con los zapatos a veces sin asear, el sombrerito de palma, el chalequito bordado al hombro, la camisa modesta, ¿por qué era así Pancho Padilla? Ese hombre de piel blanca y ojos azules, ¿por qué era así?
“Pues, Pancho Padilla tenía ese carisma, ese don de ser una persona accesible, tratable y sobre todo muy sencillo, y era en cierta forma alguien que para grabarlo, para buscarlo y que cantara sus canciones y grabarlo, no era fácil. Había que andarle insistiendo a don Francisco Padilla García, El Cuáz. El tuvo en Tlapa muchos compadres, don Enrique Martínez, su compadre, en paz descanse; Héctor Vázquez, en paz descanse; Modesto Ayala, que vive, Vicente Vázquez, que vive. Pancho Padilla iba a Tlapa muy frecuentemente y se le podía pedir que cantara, porque se le apreciaba, que cantara varias piezas. De ahí me vino platicando Pancho que compuso Caletilla porque José Agustín Ramírez compuso Caleta y quiso componer Caletilla, azulada y cristalina, y el asunto también de que esta guajira que hemos estado platicando la de Camino de mis Amores, es una guajira”.
-Era muy versátil en la composición, él tenía por ejemplo la canción que le hizo a Chilapa en un estilo español.
“Es porque decía que la hizo en un lugar llamado Españita: Chilapa tierra de mi alma, tierra querida, linda flor de maravilla”.
-Y todo lo contrario con la canción costeña: Vámonos a Caletilla, ándale mi costeñita. Y la canción de La Montaña es admirable.
“Es un poema que reza y dice: Vuelan por la montaña las nubes blancas, al empuje del viento de las alturas, vienen de lejanos horizontes, de paisajes ignorados… “.
-Pancho fue sencillamente un poeta, un músico, un gran amigo, un hombre sencillo, callado, introvertido a veces y de un corazón muy grande.
“Tuve el privilegio de ir al estudio de La Voz de la Montaña con Francisco Padilla y con Ambrosio Moctezuma la primera vez, en agosto de 1982. Fuimos, y al siguiente año ya no nos pudo acompañar Ambrosio Moctezuma quien tiene varias canciones: Cuatro Estaciones, Corazón de Piedra. Tiene una poesía que dice que amo a los mares, las estrellas y la luna a mis hermanos, queridísimos paisanos, amo a la gente sin despreciar a ninguna y es toda mi fortuna”.
-Nuestra gratitud entrañable para el gran amigo Javier Jiménez Vázquez. Saludos a Tlapa.

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