lunes, 25 de junio de 2018

ARTÍCULO

La era de la espiritualidad
Edilberto Nava García
Hablar de la espiritualidad en estos años en que se derrama demasiada sangre humana; en que se asesina por disputas de poca monta o por acatamiento a esas voces de seres desalmados, de distorsionadas mentes, equivale a meterse  al fango con todos  los riesgos, porque no se es el ave de fino plumaje que cruza el pantano sin mancharse. Es de considerar que vivimos un material
ismo que predomina y ha desdibujado visiblemente la creencia en Dios, sin atreverse a declarar un  ateísmo también sin fundamento, y sin embargo se acepta y por conveniencia terrena se adopta una vida descreída, porque de esa manera se piensa que no se es contrario a las doctrinas que aún hablan de moral, de respeto, obediencia, de dones divinos y de un mundo espiritual, donde el dinero, el orgullo y la vanidad carecen de valor alguno.
El libro Renovación, Vida Verdadera, escrito por Luis Octavio Ramírez Pacheco, es una luz que alumbra hacia la espiritualidad e invita a andar el camino de la rectificación no sólo de nuestra conducta, sino de todo nuestro sendero, de todo nuestro ser. Es quizá ya el tiempo de develar lo velado o semi oculto; este libro ello indica para bien de muchos seres humanos que lamentablemente aún estamos en la obscuridad y espiritualmente en la ignorancia. Y digo lo anterior, porque yo como muchos en lo individual y lo familiar, hemos recibido muchos bienes, sobre todo sanación y bendiciones directas de las divinidades, pero una vez  inmersos en el mundo, es decir, fuera de los recintos de la doctrina espiritualista, al mezclamos, negamos y hasta renegamos de la obra como verdaderas piedras brutas sin pulir y, sin pensar, imitamos al apóstol Pedro del segundo tiempo, quien negó tres veces a su maestro: a Cristo el redentor, al enviado y llevado al suplicio de la cruz por nuestras innumerables faltas.
Médico de profesión, Luis Octavio pudo llegar a la obra, luego de terribles experiencias en su vida juvenil profana. ¿Qué fue lo que motivó el cambio en su existencia, si al margen de la espiritualidad, su profesión y por su dedicación le ofrece éxitos? Sí,  éxitos en la materialidad y con ello satisfacciones personales y familiares que llevan quizá al legítimo orgullo en lo terrenal. Quiero intuir que el autor ignoraba que es poseedor de los dones divinos que el Creador le adjudicó desde el mismo vientre que lo albergó en su gestación. Los años de escuela pública, seguro ni la intuición le despertaron.
Conforme a la doctrina Espiritualista Trinitaria Mariana, el mundo vive ya la era de la espiritualidad, la era de la luz, expresión de contenido  extraño que, se antoja, además, inverosímil o sólo como una  idea sin base filosofal y menos deidífica. Y sin embargo en la doctrina se insiste que nada es antes ni nada es después, si Dios en su perfección, todo lo sabe y todo lo contempla. En efecto, casi todos hemos llegado a la obra espiritualista por nuestra necesidad; necesidad de curación de los males y enfermedades de nuestro cuerpo y por ende, de nuestro espíritu. Acudimos en busca de la caridad divina atribulados y llenos de dudas y como se dice en la cultura nahua, sin nuestra sombra, sin nuestro espíritu. Lamentablemente, una vez sanados de nuestra materia, regresamos a las andadas, a tropezar con las mismas piedras; a predicar sin ser buen ejemplo, a negar los bienes recibidos e incluso  a rezarle a imágenes que teniendo oídos, no oyen; ojos, y no ven, que tienen  boca, pero no hablan. La fuerza de la costumbre, nos domina y nos lleva a la incongruencia en nuestra relación con el Gran Creador.
Hay desde luego, gente (y gente es un sustantivo colectivo) que expresará su capacidad de asombro en su máxima expresión, quizá más si se compara al asombro de quienes ven por vez primera un libro referente a la masonería, porque creen que contiene recetas para hechizar,  de cómo pactar con el mayor ser infernal, o una guía para prácticas diabólicas. No, cuán lejos se está de ello. Renovación es un acercamiento, una aproximación de cuanto el vidente de este tercer tiempo trasmite a su hermana humanidad para su bien, para su prevención. Es pues, un libro para el bien, es un libro que da luz y aleja las tinieblas.
Ante personas imbuidas a cabalidad en el materialismo, en personas que viven aún sin reconocer que somos espíritu y materia, de entrada, esta obra tal vez les parezca insulsa y la coloquen en segundo plano en el rango de sus intereses. Afortunadamente, ya un puñado de familia gan recibido los prodigios que del alto solio del Padre se entrega a la humanidad a través del mundo espiritual de luz en los templos del mediodía. Por esto último, la obra escrita del doctor Luis Octavio es bien recibida y en mi concepto,  constituye una antorcha en la obscuridad; aún más, algunos lo esperábamos con notoria ansiedad, pues sabiendo de antemano que videntes y clarividentes son tan pocos en el orbe y que el don que poseen, expresado, marcan el curso y transformaciones del universo.

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