viernes, 23 de noviembre de 2018

ARTÍCULO

Muerto el perro,
se acabó la rabia
Apolinar Castrejón Marino
En todo tiempo, los criminales han logrado burlarse de la justicia, y en ocasiones, utilizando el mismo método. Durante el dominio de las mafias en Estados Unidos, los principales testigos resultaban muertos en un “accidente”, o se “suicidaban”, y los gánsteres se libraban de ir a la cárcel.
En Europa durante la edad media y renacimiento, cuando el dominio de los papas de la iglesia romana era absoluto, sus enemigos y quienes se oponían a su “santa” voluntad, regularmente morían envenenados.
Así ha sucedido recientemente, con un testigo muy importante en los juicios de corrupción, en el que están involucrados muchos políticos del más alto nivel, señalados de recibir sobornos millona
rios a cambio de “favores”.
El jueves 8 de noviembre, apareció la noticia del fallecimiento del ingeniero civil Jorge Enrique Pizano, quien murió en su finca de Subachoque, al norte de Bogotá, a los 57 años de edad, por un ataque fulminante al corazón, según el informe forense.
La noticia pasó desapercibida, a pesar de que era un testigo clave en el caso de corrupción de la empresa constructora brasileña Odebrecht, y se creyó que su muerte habría sido casual.
Pero tres días más tarde, fue encontrado muerto su hijo Alejandro Pizano Ponce de León, en la misma residencia, con claros indicios de haber sido envenenado con cianuro.
En todo Latinoamérica se encendieron las luces de alerta, menos en México, donde las televisoras y agencias de noticias, parecer tener el encargo de encubrir u omitir las noticias que involucren a políticos en el poder. 
En 2010 Pizano asumió el cargo de controller (auditor) de la firma de inversiones Confircolombiana, socia de Odebrecth en Colombia, para vigilar los riesgos financieros en las operaciones de la empresa.
Ahí detectó pagos de presuntos sobornos para que Odebrecht ganara el contrato de 1.000 km de carreteras del proyecto Ruta del Sol II, una de las obras de infraestructura más grandes de Colombia.
Hace tres meses concedió una entrevista a Noticias Uno, y le entregó unos Cds sobre el caso Oderbrecht, pero pidió que fueran publicados solo en caso de morir, o si lograba salir de Colombia. Así de grave estaba la situación.
El nivel de corrupción de Odebrech era tan grande que abarcó a presidentes de América Latina, que no pudieron terminar sus mandatos por acusaciones en su contra, como Pedro Pablo Kuczynski, presidente de Perú, Alan García, quien tuvo quien ha negar insistentemente que recibió 7 millones de dólares en la adjudicación del Metro de Lima.
En la política brasileña el actual presidente, Michel Temer, y sus antecesores Dilma Rousseff y Luiz Inácio Lula da Silva, se han visto directamente implicados. Lula mantiene su inocencia, a pesar de haber sido condenado por corrupción, a 10 años de prisión.
Odebrech también se encargó de financiar campañas políticas asumiendo los costos, pagándolos a través del Departamento de Operaciones Estructuradas, como fue el caso de Óscar Iván Zuluaga que fue candidato a la Presidencia de la República de Colombia en 2014 por el Partido Centro Democrático,​ siendo derrotado por Juan Manuel Santos.
En un cable filtrado por Wikileaks se conoció que  la embajadora de EE.UU., Barbara Stephenson, había informado a su gobierno, de sospechas de apoyo de Odebrech a la campaña del expresidente Ricardo Martinelli en Panamá.
El 12 de junio Martinelli fue capturado en Miami y, el pasado 7 de julio, el gobierno de Estados Unidos le negó la libertad bajo fianza, a la espera de tramitar su extradición a Panamá.
Otra vía encubierta de comprar las voluntades de los presidentes, fueron las asesorías como la de “Duda” Mendonça y su colega Joao Santana en El Salvador, que operaron en la campaña del expresidente Mauricio Funes.
Y mire usted, en México hay muchas denuncias de que el político priista Emilio Lozoya, recibió grandes sumas de dinero de Odebrecht. En declaraciones juramentadas, tres ejecutivos brasileños aseguran que cuando fue director de Pemex, recibió 8 millones de dólares para asignarles contratos.
Según testimonio de Luiz Antonio Mameri, su compañía pagó a la empresa Latin America Asia Capital Holding, 3 millones de dólares, y Zecapam S.A., a quien se entregaron 5 millones de dólares, que presuntamente pertenecen al político mexicano Emilio Lozoya.
También detalló los montos, fechas, y la forma en que se realizaron los pagos:
“Por pedido del señor Luis Meneses Weyll (director de Odebrecht en México), autoricé mediante correos electrónicos encriptados, en el sistema que se denomina My Web Day, que se realizaran los pagos, a los números de cuenta que le proporcionó Lozoya”.
Estos pagos se hicieron cuando Lozoya era parte del equipo de campaña de Peña Nieto por la presidencia, y los siguientes pagos se hicieron cuando Lozoya ya era director de Pemex, para que Odebrecht se beneficiara de contratos de la ampliación de la refinería de Tula, Hidalgo.
Pese a todas las evidencias, resultó notoria la apatía y falta de disposición de la PGR, y la Secretaría de la Función Pública, para investigar los hechos de corrupción de este político priista.

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