jueves, 13 de diciembre de 2018

COLUMNA

DH-1-07-18
Tino Gatica
Una tradición cultural, religiosa que no se modifica: Día de la Virgen de Guadalupe
Hay una canción que se la adjudica en su canto a la artista española Rocío Durcal identificada como “la más mexicana” pues tenía un sentimiento que solamente se adquiere con la experiencia y muchísima práctica en este arte. Sus bendecidas canciones en su mayoría de la autoría del cantautor Juan Gabriel, hacen emocionarse, con el nudo en la garganta al escuchar las melodías que ella entonaba, y que dejó como un legado al pueblo de México. Y una de esas canci
ones, que singularmente no es de la autoría del artista en mención sino de los españoles Rafael Ferro y Roberto Livi es “Cómo han pasado los años”, en donde se deja constancia de la nostalgia de los años idos. Como en todo registro de nuestras actividades, algún motivo llega a detonar esa serie de sentimientos que evocan nuestros pasajes vividos. Y uno de ellos, muy representativo y simbólico además de su carga religiosa es la conmemoración a la “Virgen de Guadalupe”, que hasta el momento posee toda una fuerza digna de admirarse, además del respeto. Independientemente de quienes se asuman como católicos, creyentes e incluso ateos (estos últimos que dicen no creer en un ser superior, asociado por supuesto a la religión), está claro que esta manifestación de fervor de una entidad que sobrepasa muchos prejuicios y mentalidades materialistas (por asociación al asunto terrenal o material) es la que nos permite considerar que nuestra mortalidad un día dejará de serlo y posiblemente nos dé tiempo para encomendarnos a esta deidad. En este sentido de la nostalgia de nuestro pasado, es que en lo personal tuve el tiempo suficiente o lo traté de tener para estar acompañando a mi familia así como a mis amistades para estar acompañando en este festejo, pero todavía hasta el año pasado. Ahora, el de este 12 de diciembre, por diversas circunstancias no me integré en ninguno de los festejos, aunque sí pude “gorrear” pozole, todos sus ingredientes y una copota de mezcal y dos cervezas. Es decir, modifiqué esa agenda, en donde no dejé de pensar en esa tradición, llena de religiosidad y de una cultura que es vital para nuestra forma de pensar como mexicanos. Es por eso que se me hizo una barbaridad que el Ayuntamiento de Chilpancingo que encabeza el perredista Antonio Gaspar Beltrán, por quien voté y apoyé en su campaña, que se hayan atrevido a obligar a toda la plantilla trabajadora, sin distingos, a que trabajara en ese día tan especial. Lo bueno es que recapacitó, pero no por su gusto, sino presionado por muchos trabajadores y trabajadoras, que tuvo que recular. Creo que no se le debe de olvidar al alcalde perredista, que existen tradiciones que son más fuertes que las leyes, ésas que emanan del pueblo, que cuando se lo propone logra imponerse ante las peores decisiones de quienes llegaron al poder por nuestro voto de confianza. Entonces, queda como referente esta decisión arbitraria de un alcalde que debe de razonar mejor sus actos, porque si vuelve a cometer otro abuso como el anterior, estará perdiendo el bono político que tiene, pues todavía tiempo para rectificar en su toma de decisiones. Y sobre todo que acepte las asesorías que se le ofrezcan, pero que vuelva a entender lo que son las tradiciones, la cultura y la religión, que por eso nos dan origen como pueblos.

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