martes, 22 de enero de 2019

ARTÍCULO

Los estudiantes
destripados

Apolinar Castrejón Marino
Pues ahora resulta que los jóvenes, y hasta los niños guerrerenses, hablan de que quieren irse a estudiar a otras ciudades, como Puebla, Cuernavaca, y Ciudad de México. 
La historia que conocemos, es que eventualmente los jóvenes platican de su futuro, guiándose por lo que harán sus amigos y compañeros, y por los planes que tengan los padres de la novia, o el novio.
Quienes hoy en día son adultos, recordarán que cuando eran jóvenes tenían intenciones de ser grandes científicos, deportistas, o artistas. Como dice el dicho “Se les hacía chico el mar para echarse un buche de agua”.
Luego vino la aplastante realidad, y los sueños de grandeza dieron paso a la vida monda y lironda: estudios insuficientes, trabajos burocráticos rebosantes de grilla, y matrimonios “improvisados”.
En el libro de Proverbios a los 40 años, encontramos estas líneas que se ajustan a la situación de quienes vieron escapar esa juventud dinámica y conquistadora:
“Quien no pudo cambiar su país antes de cumplir los 40, está condenado a pagar su cobardía por el resto de sus días. Así lo entendieron los antiguos y así lo certifica el presente”.
“A tu patrón nunca le cuentes tus planes futuros, y miéntele respecto a tu pasado”.
“Confía en los niños y los animales, y de los ancianos aprende el miedo de haber vivido demasiado”.
Si le parecen unas frases demasiado lapidarias, veamos estas otras:
“Los héroes siempre murieron jóvenes. No te cuentes entre ellos, y termina tus días hacie
ndo el simple papel de un hombre sabio”.
“Los que no tenemos dinero ni poder llegados a los 40 años, debemos vivir en silencio, y en absoluta soledad”.
Y la que nos parece más importante: “No hables, solo mira cómo se pudren las cosas a tu alrededor”.
Pero en el contexto actual, las redes tecnológicas influyen poderosamente en los anhelos y despropósitos de los jóvenes, y  algunos de sus ridículos progenitores. Por regla general, esas redes tecnológicas no proyectan lo que la gente es, sino lo que no es.
Tal vez de por ahí provenga esta tendencia de los jóvenes, de emigrar a otros polos de desarrollo. Esperamos que sea fugaz, y que los padres no se dejen llevar por las ocurrencias de sus retoños, ni se pasen de complacientes para cumplirles uno más de sus caprichos.
Bueno, si tienen bastante dinero, y si sus hijos son probadamente inteligentes y estudiosos, quizá sea razonable procurar su ingreso a escuelas superiores de acreditada calidad. Repetimos: que su desempeño personal sea sobresaliente.
Pero si su nivel educativo y cultural se encuentra en el promedio de los estudiantes guerrerenses, les advertimos que van a sufrir mucho, pues seguramente van a sumarse a las ignominiosas listas de los estudiantes fallidos. Antes se les llamaban “estudiantes destripados”.
Algunos recordarán que con los programas escolares de antes, los niños y jóvenes estudiaban materias tan importantes como geografía, gramática, civismo, historia universal, e historia de México. Luego vinieron las “reformas” y en el estudio “por áreas”, todo se amontonó en las llamadas “ciencias sociales”.
Es muy fácil comprobar que los jóvenes que pretenden irse a estudiar a otras ciudades, escriben muy mal: Su letra es muy fea, y su expresión escrita es de ideas incoherentes e inconexas, y con demasiadas faltas de ortografía.
Esta pobreza de su formación académica, es definitiva a la hora de presentar un examen de admisión a las escuelas superiores. Si a esto sumamos la falta de conocimientos de nuestra cultura, de la historia de la humanidad, y una insuficiente percepción del mundo, pues seguro serán “destripados” en el primer encuentro.
En otra ocasión, con más tiempito, hablaremos del daño que ha ocasionado el internet a nuestros niños y jóvenes.

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