martes, 22 de enero de 2019

COLUMNA

DH-1-07-18
Tino Gatica
Entendámonos: sí debe haber sanción o castigo a quien violente nuestras leyes o cometa delitos
No es nada nuevo que se conozca que el Estado es el que monopoliza las leyes, que es el mismo el que regula, y sanciona o somete al infractor o persona que delinque. Por eso es que los tres Poderes de nuestro Estado mexicano están perfectamente interrelacionados, y son los que nos tutelan, vigilan y sancionan tanto para ser malos o buenos ciudadanos. Aunque el razonamiento  y nuestro libre albedrío determinan qué puede ser bueno y qué es malo, en donde cada quien opta por una de esas dos opciones, es decir quien comete actos delictivos, perniciosos para sus semejantes, en nuestro patrimonio o bien en agravio de nuestra sociedad, sabe cuándo se actúa con maldad. Desde nuest
ros inseguros pasos de nuestra infancia, nuestro seres queridos nos fueron inculcando su propia escala de valores, su propio aprendizaje, siempre con la mejor intención. Así es que ya sabíamos lo que es el fuego, lo peligroso que es, y sus fatales consecuencias. También, nos enseñaron lo malo que era robarse los tostones (50 centavos) de nuestras abuelitas, lo malo que era robarle la torta al amiguito de la escuela y hasta lo malo que era verle las piernas a las niñas; en el kíder, para los que pasaron por ese periodo de aprendizaje y en la escuela primaria se sabía que era malo brincarse la barda, o comprar golosinas y chucherías fuera de la escuela; asimismo, no solamente nos decían que era malo orinarse fuera del mingitorio e incluso fuera del baño, bueno, no solamente era malo, sino que era horrendo para quien padecía desde chiquillo de problemas del riñón, o bien lo malo que debieron sentirse las niñas que sin querer se caían y se les veían los calzones, quizá sucios o descosidos. En fin, desde que formamos parte de una familia, la educación que recibimos es la primigenia que nos hizo y todavía nos indica pautas del comportamiento en donde constantemente nos están indicando lo que es bueno o malo, así como sus claroscuros. Insisto, en que la escala de valores se aprenden, se aplican y se manejan al interior y fuera de nuestra familia, es porque me causa una sensación de extrañeza que de todo lo malo que uno mismo realiza, sus efectos se le tenga que achacar a otras personas, a otras instituciones e incluso se tenga que buscar una compensación como paliativo o resarcimiento por nuestras acciones. Y hago este comentario en relación a una tragedia que ha enlutado muchas familias del poblado de Tlahuellipan, en el estado de Hidalgo, con datos y estadísticas y otros detalles que ya son parte del dominio público y que van modificándose en cuanto a la cantidad de personas fallecidas por el incendio de gasolina de la perforación de un ducto que conducía un tubo colocado en esa zona. a gente se acercó para tomar gasolina. La tarde del viernes 18 de enero, fue reportada una toma clandestina en el kilómetro 226 del ducto Tuxpan-Tula, en la localidad de San Primitivo del municipio de Tlahuelilpan, Hidalgo. Con los datos más precisos, se sabe que son 91 personas fallecidas, unas carbonizadas en ese siniestro, otras más al estar siendo atendidas, amén de los lesionados, que posiblemente engrosen esa cifra, sin ser pesimistas. Y de todo esta tragedia, ya mucho se escribió, seguirán escribiéndose en tanto que pase al tiempo, quedando en claro que el nuevo sistema de gobierno federal no es responsable de la imprudencia de quienes robaron ese combustible. Habrá quienes estén a favor (espero sean los menos) y otros en contra de que en esa tragedia recibió un castigo inesperado quien estaba cometiendo un hurto, un robo, y quien piense que es el gobierno federal o el estatal de Hidalgo los responsables, es una verdadero atentado al juicio común. Y no comento más al respecto, porque en este tema ya es demasiado cargarle sospechas de que el Estado mexicano es el que debe pagar por quien comete un robo, además de que existen otros temas de agenda que también merecen ser escrutados públicamente, como es el caso del “accidente” del matrimonio formado por los panistas Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle, así como de Héctor Baltazar Mendoza (acacidos el 24 de diciembre) luego de que el helicóptero en el que viajaban de Puebla a la Ciudad de México se cayera a pocos minutos de haber despegado de su sitio de origen.  Así es que el gobierno federal tiene  otros pendientes por atender, no solamente a quienes optaron por cometer robo de gasolina, a sabiendas que era un delito. (Comentarios y captación de gasolina:dacnificados@outlook.es).

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