martes, 22 de enero de 2019

PRINCIPAL DE PRIMERA PLANA

Podría recuperar precio la
amapola, fracasó fentanilo
--Sin perspectiva de desarrollo, la gente seguirá cultivando enervantes
--Criminales impiden a campesinos producir otros productos, dicen
Javier Francisco Reyes.—En el cultivo de amapola, Guerrero llegó a su esplendor hasta 26 mil hectárea  al procesar anualmente 6 mil 500 kilogramos de goma en mil  257 comunidades, y al fracasar en Estados Unido el consumo  de la droga fentanilo, podría recuperarse otra vez,  según un estudio, sin embargo mientras no haya una perspectiva de desarrollo, la gente se va a seguir dedicando a la siembra de cultivos ilícitos, sostiene un Organismo No Gubernamental.
En Guerrero hay siembra de enervantes en las regiones  de  la Tierra Caliente, Costa Gran
de, Zona Centro y montaña, su habitantes están involucradas en ese criminal negocio.
La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, tuvo acceso a un estudio elaborado por el Consejo Regional de la Sierra de Guerrero (CRESIG), en la que establece que 26 mil hectáreas de flor de amapola eran cultivadas en el esplendor del negocio ilícito de la droga en la zona de la Sierra.
Por su parte la Coordinación del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, considera que mientras no haya una perspectiva de desarrollo para los pueblos de la Sierra y de la Montaña, la gente se va a seguir dedicando a la siembra de cultivos ilícitos.
De acuerdo al estudio del CRESIG, indica que cuando la flor madura se extrae un líquido que después se convierte en goma de opio, que si se mezcla con determinadas sustancias químicas se obtiene heroína.
También sostiene que unos 6 mil 500 kilos de goma de opio se procesaban anualmente en la Sierra de Guerrero. El valor de la droga, ya convertida en heroína y en la frontera con Estados Unidos podría llegar hasta los 800 millones de dólares.
En más de mil 257 comunidades de 14 municipios de las regiones de Tierra Caliente, Costa Grande y Zona Centro están involucradas en ese criminal negocio, lugares en donde tiene presencia  el CRESIG.
De acuerdo al estudio del Consejo, el 90 por ciento de los 145 mil 620 habitantes de esas comunidades se dedican a la siembra de la amapola porque no tienen otra alternativa ante la pobreza y la falta de otros cultivos y empleo.
El dirigente estatal del Consejo Regional de la Sierra de Guerrero (CRESIG), Rigoberto Acosta González, dice que este estudio revela que todavía en el 2016 el precio en que vendían los productores el kilo de amapola era de 33 mil pesos.
Por cada hectárea sembrada sacaban 250 gramos de goma de opio y sostuvo que en las buenas épocas, la gente dedicada a este negocio producía hasta 6 mil 500 kilos de amapola de opio en un período de tres meses y puntualizó: “Les iba muy bien, pues temían buenas ganancias”, señala.
Pero durante el 2017, con la expansión de la venta de fentanilo entre los consumidores de Estados Unidos, que es una droga más barata porque es 50 veces más potente que la heroína y que puede ocasionar la muerte rápidamente, el precio de la amapola de opio en la Sierra de Guerrero, bajó entre 4 y hasta 5 mil pesos el kilo.
Derivado de la baja del precio de la amapola la gente tenía almacenado su producto y además la demanda de los compradores bajó ya que la querían comprar más barata.
Señaló Acosta González, que eso provocó más rencillas entre la gente de la Sierra e incluso que la violencia e inseguridad saliera de control.
Sin embargo, el dirigente del CRESIG, dice que luego de que a finales del 2018, el gobierno de Estados Unidos dio a conocer que el fentanilo ha aumentado el número de fallecimientos de adictos a este fármaco, los consumidores han dejado de comprarla.
Actualmente los adictos de ese país del Norte ya están regresando a comprar la heroína que se produce en México y eso ha generado que en la Sierra de Guerrero los productores la vendan actualmente entre 16 y 17 mil pesos el kilo de amapola de opio.
INCREMENTO DE DESPLAZADOS DESDE EL 2016   
Según el estudio, establece que cientos de familias desplazadas por la violencia, centros de salud y escuelas de educación básica cerrados, así como suspensión de servicio de transporte público es lo que ha generado la inseguridad.
Informes de las autoridades estatales señalan que desde el 2016, los desplazamientos de la gente se ha incrementado en pueblos de los municipios de San Miguel Totolapan, Ajuchitlán del Progreso, Atoyac de Álvarez, Petatlán, Tecpan de Galeana, Coahuayutla, Leonardo Bravo, Eduardo Neri y Heliodoro Castillo.
El 14 de noviembre, mil 800 personas de Filo de Caballos y de otras seis comunidades aledañas del municipio de Leonardo Bravo fueron expulsadas por integrantes de un grupo armado que se autodenomina Policía Comunitaria de Tlacotepec.
A más de dos meses de haberse desplazado de sus comunidades, la mayoría vive en la cancha de usos múltiples de Chichihualco, que es la cabecera del municipio de Leonardo Bravo. Otros, viven con sus familiares o bien están rentando una vivienda.
El grupo armado mantiene bajo control estas comunidades y el servicio de transporte público hacia esa parte de la Sierra se ha restablacido parcialmente. Pero los centros de salud y escuelas siguen cerradas.
“Ya estamos desesperados por esta situación ya que el gobierno no quiere sacar a esos supuestos policías comunitarios”, señala Crescendo Pacheco, ex comisario de la comunidad de Los Morros.
Los comunidades serranas donde más se siembra la flor de la amapola de opio están enclavadas en municipios como Chilpancingo, Heliodoro Castillo, Tecpan de Galeana, Coyuca de Catalán y Atoyac de Álvarez.
Para Acosta González, el cultivo de la amapola ya forma parte de un proceso cultural de los habitantes de esta región. Antes de 1970, una de las actividades primarias de siembra en esa región era de la mariguana; sin embargo, en 1973, migrantes pizadores que se fueron a trabajar a los campos de Sinaloa regresaron a Guerrero y comenzaron a producir la amapola.
“Los que habían ido a trabajar a Sinaloa daban la capacitación y además la semilla, pero también ellos mismos la compraban y a buen precio”, expuso.
En la década de los ochentas, los productores decidían si en un año sembraban mariguana o la amapola, basándose en el precio en que podían vender cualquiera de ambas drogas.
Actualmente la siembra y trasiego de la droga en la Sierra está controlada por grupos de la delincuencia organizada. El productor ya no es libre de vender la amapola a quien le ofrezca un buen precio que ahora llega el comprador y pone sus condiciones.
Acosta González señala que en la investigación que realizaron descubrieron que las organizaciones criminales que operan en la Sierra y que son las que compran la droga, obedecen a intereses de cárteles nacionales e incluso internacionales.
El dirigente pronosticó que en los próximos meses el precio de la goma de opio va aumentar y no descartó que el kilo puede llegar a 33 mil pesos como en el 2016. Ello provocará que la gente se aliente más a cultivar esta siembra y los problemas de violencia e inseguridad varan en aumento.
INTENTA CRESIG PROMOVER OTROS CULTIVOS
La CRESIG intenta promover otras actividades en la Sierra como es el cultivo del maguey, el aguacate y la producción del mezcal.
Pero en esta tarea han topado con el crimen organizado que impide la expansión de cultivos lícitos. Los productores del mezcal y de aguacate, por ejemplo, reciben amenazas de extorsión obligándolos a emigrar de sus comunidades.
Solo en comunidades serranas de los municipios José Azueta y Petatlán hubo un saldo de 140 personas muertas en diferentes enfrentamientos en el 2018.
 SIN ALTERNATIVAS
El coordinador del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Abel Barrera Hernández, consideró que mientras no haya una perspectiva de desarrollo para los pueblos de la Sierra y de la Montaña, la gente se va a seguir dedicando a la siembra de cultivos ilícitos.
Los campesinos siguen viendo que es más redituable, sembrar amapola o mariguana porque  aunque sea el poco dinero que les pagan los compradores pueden llevarle de comer a sus familias.
Sin embargo señala que en los últimos años algunos jóvenes no solamente se dedican a sembrar la droga, sino que también ya forman parte de los grupos de sicarios y se vuelven adictos al producto que ellos mismos siembran.
En el caso de los municipios de la Montaña donde hay una alta incidencia en la siembra de la amapola, Acatepec, Zapotidán Tablas, Cochoapa el Grande, Metlatónoc, Malinaltepec, Tlacoapa y algunas partes altas de Ayutla de los Libres, los indígenas venden el “maíz bola” como le dicen a la goma de opio, en cuatro y cinco mil pesos el kilo.
El activista cuenta que hay zonas de esa región marginada de Guerrero donde son comunidades enteras las que se dedican a esta siembra de enervantes.
Para Abel Barrera Hernández, la propuesta de legalización de la amapola, no va a disminuir la violencia en Guerrero, por el contrario, podrían aumentar porque las organizaciones criminales se van a pelear la producción.
Planteó que la mejor medicina para desalentar a los campesinos e indígenas de seguir con esta actividad ilícita es adentrarlos al desarrollo.

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