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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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La compostura es el modo primordial para interactuar unos con otros, y con aquello que nos rodea, cimentรกndonos en una mayor convivencia. Rehacerse ante el aluviรณn de dificultades que nos acorralan, nos reclama fidelidad y uniรณn. La sanaciรณn comienza estableciendo vรญnculos de pertenencia e instaurando lazos de unidad entre anรกlogos. Es importante acortar distancias, que se rompan los muros que aรญslan y marginan, para reunirse, coordinarse y resolver problemas globales. Desde luego, sรญ la supervivencia de nuestro planeta depende de la proximidad entre el suelo y el agua, ya que mรกs del 95% de nuestros alimentos procede de estos dos recursos vitales, tambiรฉn nuestra estabilidad humanรญstica proviene de una relaciรณn vivida con el corazรณn.
Por ello, ante todo, este don solidario que nos sale de adentro, nos llama a acompaรฑar a quien estรก solo o angustiado, a corregir a quien estรก confundido, a consolar a quien estรก afligido, a ser acogedores y a socorrer a quien pasa necesidad. Estos valores son los que en realidad nos hermanan, volviรฉndonos serenos y pacientes, poniรฉndonos al servicio de los demรกs con docilidad y entusiasmo, que es lo que en realidad nos desarrolla el espรญritu de la comuniรณn fraterna. Por consiguiente, la forma mรกs adecuada es depositar en nuestro sello interno el amor mรกs grande con la mayor sencillez. Al final solo cuenta el apego y la pasiรณn que injertemos en los pasos que vertamos hacia los demรกs. Esto requiere constancia, valor y libertad interior para poder llevarlo a buen tรฉrmino.
Las diversas formas de pertenencia representan otras tantas modalidades de compromiso y de participaciรณn en los ideales comunitarios. Una cuestiรณn primordial es apartarse de la deshumanizaciรณn del otro o del enemigo, evitando la incitaciรณn al odio y a la violencia. En esto, todo el mundo puede contribuir, debe colaborar humanamente en el partido de su vida, regenerando relaciones olvidadas o perdidas. Hoy sabemos que las prรกcticas inadecuadas de gestiรณn de la superficie terrรญcola y una mala utilizaciรณn de los recursos hรญdricos afectan a la erosiรณn, la biodiversidad y la fertilidad del terreno, asรญ como a la calidad y a la cantidad del ciclo hidrolรณgico. De ahรญ, la grandeza del camino, que no se entiende sin una comuniรณn de vivencias compartidas.
No separemos, entonces, nuestras propias ligaduras armรณnicas. El sentimiento de dependencia y participaciรณn debe obligarnos a reforzar la sujeciรณn de la buena sintonรญa, con la comprensiรณn necesaria y la escucha suficiente. Al fin y al cabo, el mundo de lo รบnico que precisa es de una prohibiciรณn vinculante de los ensayos nucleares y lo que requiere es del beneplรกcito de todos, al proteger tanto a la humanidad como al medio ambiente de sus efectos destructivos. Si acaso, debemos llenar nuestros arsenales interiores de ternura, no de armas, que nos dejan sin alma y abandonados en contiendas demoledoras. Indudablemente, la quietud no va a conseguirse hasta que el vรญnculo de la unidad de espรญritu sea real, con una aceptaciรณn mutua y un desapego a los intereses mundanos.
Lo importante es que tengamos claro estas conexiones esenciales entre el bienestar humano y la entrega, entre lo que nos circunda y las vรญas utilizadas, que mรกs que polรญticas se han de convertir en poรฉticas, porque las mejoras en las gobernanzas se conseguirรกn en la medida que los acuerdos institucionales, nos hagan tomar conciencia de que el manto รกspero de la sequรญa se alarga cada vez mรกs por el planeta, porque no cultivamos las interdependencias de todas las formas de vivir, con autocrรญtica, considerando los innatos lรญmites naturales. Evidentemente, no hay mejor obra que ayudar a robustecer lo que realmente nos enraรญza con lo existencial, que es lo que nos dona a todos, la esperanza de una crรณnica mรกs autรฉntica que la actual.
El colapso entre moradores y lo que nos rodea es tan fuerte, que hay que retomar una nueva alianza, que aminore la desigualdad y las absurdas divisiones, dando prioridad a las gentes. Cada cual, consigo mismo, debe propiciar el cambio; sin obviar el nudo de participaciรณn, con rendiciรณn de cuentas y actitudes responsables. Unamos, pues, nuestras energรญas para tomar otra reorientaciรณn por las sendas de la paz y del verdadero progreso. Si en verdad somos hijos del querer, activemos el apreciarnos en nuestros andares, dejemos de encerrarnos en los propios egoรญsmos, que la belleza radica en ofrecerse y en observar que nadie permanezca en la exclusiรณn. Volvamos a ese fondo de humanidad, reconozcรกmonos parte, y dรฉmonos aliento para sustentarnos y sostenernos como humanos.
corcoba@telefonica.net
03 de diciembre de 2023.-
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