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Fernando Hinterholzer Diestel
Nunca desde que el PRI-gobierno no obtuvo la mayorรญa en la Cรกmara de Diputados, hasta finales del 2018, en que Morena llego al poder, el utilizar un doble rasero para gobernar fue tan metรณdico y avasallante como durante la presidencia de “nuestro Mesรญas tropical”. Todos sus inventos propagandรญsticos siguen aรบn vigentes: “crear una realidad alterna, el mundo de los otros datos; negar la realidad real; no conceder falla alguna en el gobierno, atribuirlo todo a campaรฑas de adversarios; desacreditar crรญticos y proteger leales; no romper nunca el pacto de impunidad; garantizar a los leales el cumplimiento de ese pacto”, en el entendido de que cualquier concesiรณn puede ser la fisura que rompa la complicidad. Hoy en dรญa, el cinismo de la mayorรญa de la mayorรญa oficialista y sus aliados en la Cรกmara de Senadores, “intentan realizar un extraรฑamiento” (JAJAJA) en contra del, presidente del Comitรฉ Contra la Desapariciรณn Forzada, de la ONU, por su declaraciรณn de que en Mรฉxico las desapariciones de personas suceden de modo sistemรกtico en todo el territorio. Es cierto que la desapariciรณn forzada no la practican hoy ni el Estado Mexicano, ni el Gobierno, y que este fenรณmeno no iniciรณ durante en el 2018. Sin embargo, sรญ podemos asegurar que creciรณ de forma exorbitante por la negligencia del gobierno anterior.
En la prรกctica cotidiana, el gobierno de Mรฉxico no desaparece personas: lo hacen los delincuentes de los carteles criminales. Sin embargo, las declaraciones de Olivier Frouvilleu “no seรฑalan al gobierno de ser el autor material ni intelectual, sino de haber sido omiso y permisivo frente a este criminal hecho y no haber llevado a cabo las acciones que constitucionalmente debe realizar”. El gobierno federal cuenta con el poderรญo militar necesario para combatir frontalmente a los carteles criminales, pero por “una decisiรณn muy rara” del expresidente, el gobierno de Mรฉxico se abstuvo de realizar lo que estรก obligado a hacer. El argumento de la 4T es una cortina de humo, dado que, si bien el estado no estuvo directamente detrรกs de los mรกs de miles desaparecidos, lo evidente es que no hicieron nada para evitar que este cรกncer de violencia continuarรก y sin duda, ese tambiรฉn era su deber. El gobierno dejo a la poblaciรณn totalmente desprotegida, y ahora se victimizan de que una organizaciรณn mundial, como la ONU, lo seรฑale. Esta llamada de atenciรณn busca que “el Estado mexicano construya una polรญtica pรบblica para prevenir la desapariciรณn forzada, garantizar la bรบsqueda efectiva y brindar justicia y verdad a las familias”. La reacciรณn de los Colectivos de Madres y Padres Buscadores encendiรณ una esperanza en los colectivos de bรบsqueda que, durante aรฑos, han rastreado a sus hijos, padres, esposos, de entre fosas, rรญos, cuarteles y silencios institucionales.
La crisis de los desaparecidos en Mรฉxico no se puede ocultar con un declaraciones estรบpidas y nacionalismos de hace 40 aรฑos. La sociedad se ha visto sorprendida por la falta de sensibilidad y de tacto polรญtico del gobierno de Mรฉxico de la 4T, ante los seรฑalamientos del Comitรฉ Contra las Desapariciones Forzadas de la ONU de que las desapariciones forzadas son “sistemรกticas y generalizas”. Desde hace una dรฉcada, el Comitรฉ Contra las Desapariciones Forzadas documentรณ cรณmo se incrementaban en una forma exponencial los nรบmeros de desaparecidos, convirtiendo a Mรฉxico como paรญs lรญder en este terrible fenรณmeno, sobrepasando, inclusive, paรญses que enfrentan una guerra civil. Y los nรบmeros son contundentes e irrefutables: Las autoridades mexicanas han reportado 127 mil personas desaparecidas, y mรกs de 5 mil 600 fosas clandestinas conocidas. Tampoco podemos olvidar que son casi inexistentes las investigaciones y condenas de individuos u organizaciones que participan en este delito. Estas cifras no reflejan un paรญs “normal”, aunque el gobierno mexicano, la clase polรญtica y la sociedad civil parecerรญan acostumbrarse a las masacres y desapariciones diarias. Pero en el caso de la comunidad internacional y organismos multilaterales en los รบltimos aรฑos han seguido de cerca el fenรณmeno de violencia.
Y por mรกs intentos que hace, el gobierno de la Cuarta Transformaciรณn por ocultar la realidad de la violencia, por la magnitud del problema de los desaparecidos, los datos no admiten “barrer los desaparecidos debajo de una alfombra”. Y si a esto le agregamos, para el caso de los colectivos y sus lรญderes que han enfrentado amenazas, atentados y asesinatos por llevar a cabo el trabajo que es responsabilidad del gobierno: asegurar su integridad fรญsica y encontrar a sus seres queridos desaparecidos. La estรบpida y canallesca estrategia de abrazos y no balazos nunca considerรณ la tragedia colateral de las vรญctimas y sus familiares. Pero la intentona de esquivar la atenciรณn para evitar los costos polรญticos de la tragedia de la desapariciรณn sรณlo ha conseguido que se desconozca el problema de fondo: en el paรญs hay mรกs de 127,000 desaparecidos, 72,000 cuerpos sin identificar y 6,000 fosas clandestinas. Prueba de ello, la profundizaciรณn de la crisis y la ausencia de respuestas aparejadas a la negaciรณn de un problema estructural de seguridad desde hace dos dรฉcadas. Sin embargo, esta vez la denuncia de Naciones Unidas tiene otro carรกcter por invocarse por primera vez en la historia el artรญculo 34 de la Convenciรณn de la ONU, que prevรฉ un mecanismo para llevarla a la Asamblea General si se comprueban indicios fundados de desapariciรณn forzosa “generalizada y sistemรกtica”, como presume el Comitรฉ; que justifica en la necesidad urgente de forzar al Estado a tomar acciones contra la impunidad casi total de crรญmenes de lesa humanidad que se multiplican junto con la violencia del narco.
El discurso desde el poder no suprime las estadรญsticas ni los restos humanos. No libran al Estado de su responsabilidad histรณrica y social. No devuelven a los desaparecidos. Solo confirman una terrible verdad: la 4T dejo hace seis aรฑos, de ser una promesa de justicia. Y mientras se niegue lo evidente, mientras se hable de “soberanรญa” para justificar la negligencia, mientras se insista en proteger a las Fuerzas Armadas que honrar a los desaparecidos, “Mรฉxico seguirรก administrando su tragedia como si fuera una molestia diplomรกtica”. La verdadera transformaciรณn empieza cuando el Estado deja de esconder a sus vรญctimas y se atreve, por fin, a buscarlas. si el crimen organizado ha desaparecido a hombres y mujeres es porque cuentan con la complicidad de distintos niveles de gobierno. Pero no sรณlo eso. Lo que no se puede ocultar es que elementos de las fuerzas armadas y de las policรญas han cometido este ominoso delito, de ahรญ que cientos de denuncias ante la ONU tengan que ver con ello. El consentimiento del Estado, conforme a las normativas de la ONU y del derecho internacional, implican que “la desapariciรณn o agresiรณn no necesariamente debe ser ejecutada por agentes de autoridad, sino que tambiรฉn puede configurarse cuando รฉstos toleran, permiten o no actรบan para prevenir, investigar o sancionar estas conductas, aun cuando sean cometidas por actores no estatales”. Es decir, si el Estado conoce que se estรกn llevando a cabo desapariciones o agresiones por parte de grupos criminales o actores particulares, y no toma las medidas necesarias para impedirlas o castigar a los responsables, incurre en responsabilidad internacional por aquiescencia. ES CUANTO.
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