Detrás de la revocación de visa:¿el poder, crimen y simulación política?

CHILPANCINGO, GRO., 18 de Octubre de 2025.--📰 Los verdaderos motivos detrás de la revocación de visa a Héctor  Antonio Astudillo Floeres: poder, crimen y simulación política en Guerrero

Investigación Especial

Miércoles 15 de octubre de 2025 – Guerrero, México

La reciente revocación de la visa estadounidense al exgobernador de Guerrero, Héctor Antonio Astudillo Flores, ha desatado una ola de especulaciones.

Mientras el político priista atribuye la medida a sus declaraciones sobre los aranceles al jitomate y supuestas críticas al expresidente Donald Trump, diversas fuentes y antecedentes apuntan hacia una realidad más profunda y comprometedora: sus nexos políticos con estructuras del crimen organizado que mantienen el control de la región norte del estado.

De acuerdo con declaraciones del propio Astudillo Flores, el 31 de julio de 2025 fue notificado de que el gobierno de Estados Unidos le había revocado su visa.

Dijo no haber recibido explicación oficial, pero aseguró que la medida obedecía a “represalias políticas” por sus críticas a Washington.

Sin embargo, la revocación ocurrió en el mismo periodo en que Estados Unidos retiró visas a más de 50 políticos mexicanos, entre ellos exgobernadores, por presuntos vínculos con corrupción y narcotráfico, según reveló Reuters.

Fuentes diplomáticas han confirmado que la administración norteamericana ha intensificado la revisión de antecedentes de funcionarios mexicanos, especialmente de aquellos con historial de complicidad con grupos delictivos.

Durante su mandato (2015–2021), Astudillo Flores fue señalado en repetidas ocasiones por tolerar la operación de grupos criminales como La Familia Michoacana (FM) y Los Ardillos, que consolidaron su dominio en amplias zonas de Tierra Caliente, Chilapa, Zitlala y Teloloapan.

Organizaciones comunitarias, la CRAC-PC y periodistas locales denunciaron en su momento que varios mandos estatales “negociaban” con estructuras criminales para mantener control político y aparentar estabilidad.

En muchos casos, los municipios bajo influencia de la FM recibieron recursos y protección institucional, mientras los pobladores y defensores comunitarios eran perseguidos o asesinados.

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Una de las piezas clave de este entramado fue Narvel Mojica Sotelo, exasesor político de Astudillo y operador en medios de comunicación durante su sexenio.

En la región norte del estado, Mojica Sotelo fue señalado por periodistas y habitantes como “vocero de La Familia Michoacana”, encargado de hacer “el trabajo sucio” en favor del grupo: intimidar comunicadores, manipular información y proyectar una imagen de orden durante los años más violentos del gobierno estatal.

Aunque oficialmente nunca fue procesado, su presencia constante en campañas políticas, ayuntamientos y medios afines al PRI reforzó las sospechas de que Astudillo utilizó a Mojica como enlace entre el poder político y el control criminal del territorio.

Actualmente, uno de los principales asesores de Astudillo Flores durante su administración ocupa una presidencia municipal, y fue impuesto con el apoyo directo de La Familia Michoacana.

Habitantes de la zona norte relatan que durante la elección, hombres armados controlaron casillas y amenazaron votantes, mientras operadores políticos ligados al exgobernador garantizaban la continuidad del proyecto priista.

Ya en el poder, el edil mantiene vínculos visibles con personajes ligados a la FM, consolidando así el modelo de control político-criminal que ha caracterizado a Guerrero en la última década.

Expertos en seguridad señalan que el Departamento de Estado de EE. UU. revoca visas como una forma de sanción diplomática cuando existen informes de inteligencia sobre posibles vínculos con el crimen organizado, incluso sin procesos judiciales abiertos.

En este contexto, la explicación de Astudillo sobre “aranceles y declaraciones políticas” parece insostenible.

La revocación de su visa podría formar parte de un expediente mayor sobre corrupción, financiamiento ilícito y lavado de dinero en campañas municipales y estatales de Guerrero, donde exfuncionarios de su círculo siguen en el poder bajo protección del crimen organizado.

A cuatro años de haber dejado el cargo, Astudillo Flores conserva influencia política, pero también carga con el peso de un legado que favoreció la expansión del narcotráfico institucionalizado en Guerrero.

Su caso simboliza la fusión entre política, impunidad y crimen, donde los responsables de la violencia siguen moviendo los hilos desde los espacios de poder.

La revocación de su visa no solo podría ser una advertencia internacional, sino un indicio de que Estados Unidos tiene los ojos puestos en las estructuras políticas que sostienen al crimen en Guerrero.

Mientras Héctor Antonio Astudillo Flores insiste en que es víctima de una injusticia diplomática, los hechos, los antecedentes y los vínculos de su entorno político cuentan una historia distinta.

La verdadera razón detrás de la decisión estadounidense podría no estar en sus palabras contra Trump, sino en los ecos de su propio gobierno, marcado por acuerdos oscuros, operadores criminales y una red de complicidades que hoy sigue gobernando Guerrero bajo el amparo de La Familia Michoacana.

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