martes, 13 de julio de 2010

Columnas


Memorandum

¿AHORA SIGUE ZEFERINO?
Las elecciones del pasado 4 de julio dejan muchas enseñanzas y envían mensajes muy nítidos a los diferentes actores políticos.
El saldo electoral arroja tres triunfos importantes para la coalición que conformaron el PAN y el PRD, en los estados de Sinaloa, Puebla y Oaxaca, propinándole un golpe severo al PRI.
Este resultado, sin lugar a dudas, debe tener contento al Gobernador de Guerrero, Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, quien podría estar de acuerdo en la conformación de una alianza PRD-PAN para enfrentar las elecciones de enero de 2011, en donde estará en juego la gubernatura.
Y tan debe estar feliz, que apenas, hace algunos días, habría sentenciado que su gobierno será calificado en las próximas elecciones, dando un giro impresionante a sus declaraciones, porque siempre argumentaba que él está gobernando y no en un concurso de popularidad.
No podemos olvidar, que en las encuestas que se han aplicado en la entidad suriana, a efecto de medir la eficiencia gubernamental y la aceptación de la población hacia los diferentes niveles de gobierno, Carlos Zeferino Torreblanca Galindo siempre ha salido reprobado. Ahora, eso no le importó. Los resultados electorales parecen haberle dado ánimos. Y ver, una luz al final de ese inmenso túnel, que él mismo ha construido.
Pero más allá del resultado, al gobernador de Guerrero se le parece haber olvidado un pequeño detalle, que curiosamente tiene que ver con la popularidad y aceptación de la ciudadanía.
Resulta que en los sondeos nacionales, tres son los gobernadores que siempre se peleaban el último lugar de la tabla. El sitio del peor gobernador que existe en el país. Uno de ellos, por supuesto, el de Guerrero, Carlos Zeferino Torreblanca Galindo.
Los otros dos, efectivamente, son el de Puebla, Mario Marín Torres, más bien conocido como «el gober precioso», y el de Oaxaca, Ulises Ruiz Ortíz. Cuyas administraciones, al igual que la de Zeferino Torreblanca, siempre fueron calificadas como reprobadas por la gente.
Desde esa perspectiva, a dos de los peores gobernadores del país, ya les cobró la ciudadanía la factura en las elecciones. De los tres peores, ahora toca la prueba al de Guerrero, quien al parecer está más contento con los triunfos de la alianza PAN-PRD, que en mirar la triste suerte de los gobernadores vecinos y miembros del mismo grupo de reprobados.
Aquí, al igual que en Puebla y Oaxaca, existe una percepción clara de que la gente no cree en el Gobernador. Tiene la imagen de un político soberbio y déspota que hoy gobierna con un grupo de amigos, que se habrán de ir con las maletas llenas de dinero, pero con escasos amigos.
Al igual que en Puebla y Oaxaca, la imagen del Gobernador podría afectar irremediablemente al candidato que sea afín a su proyecto.
Al margen, de que los candidatos aliancistas ganadores tengan vínculos con el PRI, es evidente que la ciudadanía se desbordó a votar en contra del continuismo. Y ese es el mensaje más claro que se envía al Zeferinismo. Esa es la cuestión.
Mensajes y comentarios: geruanoc@hotmail.com

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