martes, 24 de agosto de 2010

Columna

¡NO NOS VOLVERÁN A SAQUEAR! ¿VERDAD?
«No tengo fe en la perfección humana. El hombre es ahora más activo, nomás feliz, ni más inteligente, de lo que lo fuera hace 6000 años» -Edgar Allan Poe-
Muere Álvaro Obregón, con ello Elías Calles, ancla al clero y a los yanquis a México. Uno, para «curar» las enfermedades del alma con vía libre para formar grupos de espías vía confesionarios y vinculadas con bandas de no muy buen linaje moral. Lucran con la vida e imagen (sic) de Jesucristo, otorgándoles casa o templos para s implacable negocio de su secta: vender perdones celestiales. ¡Pobres idolatras, ante imágenes de barro y sal -para cuando de llorar se trata- Para lo que sirve el conocimiento de canallas contra temerosos y de baja estima.
Los otros, los gueros, los yanquis que llenos de lujuria y ávidos se abalanzaron sobre nuestro manto negro -petróleo- , minas y terrenos agrícolas bondadosamente; contando para ello con el aderezado respaldo, apoyo y sumisión de vende patria. Esto debido al miedo y las traiciones del engranaje gubernamental desde entonces de quienes aprovechan cualquier ocasión para lucrar económica y políticamente con las debilidades ajenas, y, de un territorio, que por obviedad, no es «suyo».
No hay un México promisorio, ni coherente para el grueso de la población mexicana; no hay estabilidad política. Esto se ve reflejado en la migración excesiva al norte del continente americano. Este síntoma como el desempleo y la violencia son indicativos muy por encima de las infames y tramposas estadísticas del INEGI y el Banco de México. El país, además de estado fallido es un cruento campo de batalla entre imperios del narco y fedallines politiqueros de la puja y comercialización del territorio y productos del subsuelo nacional.
Los últimos cinco ex presidentes de la república de extracción priístas, convirtieron al Congreso de la Unión en una fauna inmunda y execrable, para aprobar todo plan o tratado que beneficie a los yanquis.
La escoria y serpientes venenosas del capitalismo en la cueva del coyotaje del congreso norteamericano. El priísmo ha llevado al país a los extremos de la putrefacción social y educativa.
Los dos últimos sistemas gubernamentales panistas, toda una jauría de mastines, alacranes, culebras y tepocatas, han dejado a la naciónsus habitantes en la más arbitraria impunidad y una intensificada violencia donde mueren inocentes; pero, principalmente: niños.
Y como la peste, la rabia y otras fiebres, los tricololeros (priístas) pretenden y buscan regresar al poder gubernamental; ya no ensalzando la Revolución, menos la Independencia; sino parlando acerca de la Constitución -a quien han practicado cirugías estéticas muy a su modus operandi y vivendi- solo para la monserga de sus peroratas políticas-religiosas. ¡Que su Dios los perdone!
Estos fariseos invocan profanando el término Patria más respetable y sublime de todo patriota, en sus lacayunas caminatas en pos del voto, del dinero y luego del poder. Mienten porque con el dinero de los impuestos de los ciudadanos financian sus campañas de proselitismo. Desviando más dinero a las cuentas bancarias de sus mujeres, hijos y demás familiares- en bien de un sufragio y asumiendo posteriormente una postura contraria a los planteamientos ofrecidos a la plebe. Porque es por demás conocida esa actitud de gobernar tiránicamente en contra del más elemental sentido común.
Todo aquel que armoniza su «discurso» con las palabras de Jesucristo, le falta el respeto al votante, al elector. Pese a que existe una masa humana que no cuestiona, que se somete, cumple y acata que le extirpen el voto, mancillando su dignidad y pobreza, por hambre.
Hoy como leones tras la presa, la cruenta lucha política ya no son las organizaciones; hoy son solo prestanombres y lacayos que sirven reverencialmente al poderoso, desde Calles a la fecha persiste el mismo estigma desleal y traicionero. Porque tal parece que ¿la patria está dormida o somnolienta?

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