martes, 21 de septiembre de 2010

PRIMERA PLANA


Repulsa contra edil
Bello por 2 muertes

Jorge Luís Falcón Arévalo.ATOYAC, GRO.—Tratando de justificar su errática política gubernamental y la desestimación ciudadana, Armando Bello Gómez, quien cobra como alcalde, «es el culpable directo de la muerte de los dos competidores», así lo destacó el cafetalero empresario Salvador Cadena, quien expresa que después de su «imprudente acción de permitir la competencia ante una naturaleza adversa, que cobra dos victimas, hoy quiere redimirse, excusando que son azares del destino las perdidas. Su indolencia, ha sido su sello de gobierno
Ante más de cinco mil personas que ayer despidieron los cuerpos de los empresarios atoyaquenses, de familias conocidas en la región, la presencia del alcalde en el camposanto causó indignación repulsión de quienes acompañaron a Santiago y a Aurelio, a su última morada, por considerarlo responsable e imprudente de la trágica muerte de los dos hermanos.
Ante una atropellada conferencia de prensa, Bello Gómez, trató de justificar la ligereza e imprudencia que tuvo un saldo trágico y de haber efectuado el evento donde la naturaleza fue la causante del percance; que son hechos que no se pueden evitar y que tuvo como resultado el ahogamiento de dos hombres de familias ampliamente conocidas en la región. Ante esto, Salvador Cadena, furibundo señala con índice de fuego que «el único culpable del hecho que enluta a las familias Solís y Barrientos, es debido al descuido y ligereza de una irreflexión de Armando Bello Gómez, no hay otro culpable que él, el haber permitido esa competencia.»
Por otro lado, el sentir de la sociedad es de severos comentarios ante el proceder del alcalde no tan solo en ese hecho, sino que no ha podido saber administrar n puesto que le quedó demasiado grande. Así mismo, sierreños manifiestan que «la actitud de Bello, no es la de un presidente municipal, porque siempre que va uno a verlo para resolver asuntos de la sociedad, pone su carota de enojado o bien, no te mira a los ojos te medio escucha y se va; eso se llama falta de respeto, aquí y en china». En las miradas de los ciudadanos respetables y no los lisonjeros, está a la vista el gran culpable de la muerte de Santiago y Aurelio. El silencio matiza esa acusación.

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