martes, 19 de octubre de 2010

Columnas

Falconario

Jorge Falcón.

El hecho de que se hayan instalados detectores de metales y perros adiestrados para detectar sustancias nocivas y algunos otros alcaloides y yerbas alegóricas, para revisar a todos los que de una u otra manera participaron en la Conferencia de Procuradores Generales de Justicia, celebrado en Acapulco, y a los periodistas, también. Fue una forma para detectar quienes son o no consumidores de polvos extraños de viajes mágicos; pero, no misteriosos o aficionados a la «quema» de sacrosanta yerba, para tener contacto con el más allá de los más acá.
Pero todo resultó infructuoso para los polis federales que quisieron lucirse para detener a uno que otro redactor que tiene esas «manías». O bien, ¿no fueron los que pensaron que allí quedarían en entredicho, ante el olfato meticuloso y «bien entrenado» de esos canes detectives?
Los quiere Falcón.

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